miércoles, 29 de diciembre de 2010

Abalanzándose sobre el año


Antes que diga nada, ya sé, ya sé. 'Avalanzarse' va con 'v'. Pero lo que quiero hacer aquí es hacer un balance del año. Por eso nos vamos a abalanzar sobre él. Ya sé, no me diga nada, uno no debería hacer chistes que lo dejen mal parado a menos que los explique, lo que por otro lado le quita todo el chiste. No me diga nada, ya sé que estoy abundando demasiado en una explicación. En resumen, como norma general, no diga nada.

Recordar el año con un poco de perspectiva no por repetitivo deja de ser un ejercicio necesario. Creo que era Bauman quién decía que nuestro tiempo se asemeja a patinar sobre hielo muy delgado: hay que moverse muy rápidamente porque si uno se detiene se rompe el suelo sobre el que está parado. Pero no hay manera de engrosar ese hielo a menos que uno se detenga. No, es una metáfora, ¡no se deteng...! ¿ALGUIEN PUEDE AYUDAR AL SEÑOR QUE SE CAYÓ AL AGUA? Decía, si no hacemos pequeños balances los hechos nos pasan por al lado sin dejar huella, sin que podamos digerirlos, sin que nos ayuden a ser más sabios.

Por eso intentaremos hacer un furtivo recorrido por aspectos positivos y negativos de este año:


Aspecto positivo: por sus implicancias históricas, fue un año donde afloraron nuestros hondos sentimientos de pertenencia a la Patria.

Aspecto negativo: todo se fue al garete cuando Alemania nos clavó 4 goles.
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Aspecto positivo: el mundo entero se emocionó al ver emerger 33 hombres desde el fondo de una mina.

Aspecto negativo: el mundo entero ve emerger una envidia terrible cuando ve a estos muchachos ir gratis a partidos de la Premier League o la Liga Española, a las playas griegas, a Disney, a...

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Aspecto positivo: la película argentina "El secreto de sus ojos" ganó un premio Oscar, mostrando que en el país hay gente que puede hacer cosas buenas con contenido.

Aspecto negativo: se editó la revista Hola! Argentina mostrando... bueno, a Juanita Viale en la tapa.

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Aspecto positivo: Marcelo Tinelli se dio cuenta de que su programa degradaba intelectualmente a los argentinos y prometió renovar los contenidos para el año que viene de tal manera que no haya 30 programas reproduciendo peleas infantiles.

Aspecto negativo: lo que dije en el aspecto positivo es una expresión de deseo mía.

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Aspecto positivo: gracias a la fidelidad de un público que fue capaz de soportar una campaña de propaganda que envidiaría Stalin, con el blog colectivo Men in Blog llegamos a la final del concurso de la página española Bitácoras.com

Aspecto negativo: el jurado que elegía los ganadores no era parte de ese público fiel.

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Aspecto positivo: volvieron los Kes bun.

Aspecto negativo: volvieron los perejiles de Gran Hermano.

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Aspecto positivo: Independiente ganó la Copa Sudamericana.

Aspecto negativo: Independiente ganó la Copa Sudamericana (para la gente que no es de Independiente, claro está)

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Aspecto positivo: gracias a una filtracióna través de Wikileaks, nos enteramos de los chimentos sobre los grandes líderes políticos mundiales.

Aspecto negativo: nos enteramos que los chimentos sobre los grandes líderes políticos mundiales son iguales a los chimentos sobre el verdulero y su cuñada.

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Aspecto positivo: los lectores pueden agregar parte de su balance anual.

Aspecto negativo: todavía no salí de vacaciones así que probablemente les conteste.


Que lo disfruten con champagne.

lunes, 20 de diciembre de 2010

No me pidan que cabecée (parte II)


Que nos ayudan a elaborar cosas; que la vida es uno; que son imposibles de distinguir de la vigilia; que son hermanos de la muerte; que están regidos por el principio del placer y no por el de realidad; que serán ellos mismos pero que aquí se hacen realidad; que se alcanzan si uno los desea con suficiente fuerza...

Muchas cosas se dicen sobre los sueños. Pero lo que ni Freud, ni Descartes, ni los griegos, ni Berugo Carámbula ni los cantautores romanticones nos dicen es cómo lidiar con ellos cuando nos acechan en momentos no destinados para la actividad onírica. Cuando irrumpen, arrogantes, en medio de nuestra jornada; sin preguntar si el momento es apropiado; sin importarles que nos estén mirando o incluso dirigiendo la palabra. Y nosotros peleamos, a brazo partido, por conservar los párpados plegados sobre nuestros globos oculares, luchamos por no poner los ojos en blanco; por no sucumbir ante un ciclo REM que no hemos invocado; por no babearnos. Condenados a la derrota, vencidos antes de presentar batalla, vamos deformando nuestra mejilla contra la palma que intenta sostenerla.

Señores, este artículo es una reparación histórica. Hace ya mucho tiempo volqué en este blog mis elucubraciones al respecto. Y prometí una segunda entrega que tardó más en llegar que Volver al Futuro II. Bueno, no tanto, pero bastante. Y en este caso no tiene un nivel similar a la anterior. En ese sentido, esto sería más como Volver al Futuro III, Sí, la del Viejo Oeste (o del Viejo Este, como lo llaman los japoneses)

La cosa es que me gustaría bajar de la teoría a la práctica. Por eso, y simplemente para colorear lo ya sostenido, mostraré cómo (me) afecta el sueño en la rutina diaria cuando he dormido menos de 8 horas (que, desde hace 3 años y medio, eso implica los últimos 3 años y medio).

Caso 1: llegando al Nirvana en el laburo (o "¿te sentís bien, flaco?")

Mi rutina laboral se divide entre momentos de dictado de clases y otros de oficina. Estos últimos se desarrollan en una suerte de cubículo de paredes bajas conectado a otra serie de cubículos de paredes bajas. O sea, nos vemos todos.

Me encontraba yo en un momento de estudio y después...bueno, recuerdo que miraba fijamente un libro cuando el libro dejo de tener sentido. Las oraciones se sucedían sin que significasen nada, reproduciéndose en mi cabeza de la misma manera que lo hace el sonido de la heladera, que uno no percibe hasta que se corta. Poco después, las letras mismas dejaron de serlo para transformarse en extraños signos más propios de la piedra Rosetta que de una fotocopia de $6,50. Eso es lo último que recuerdo. Hasta que, después de vagar quién sabe por donde, mi alma volvió a mi cuerpo sacudiéndolo como quién se despierta luego de haber soñado que se caía. O quizás así haya sido. Lo cierto es que en todo momento yo estuve en la misma posición. Sentado y con la cabeza mirando hacia abajo.

Rato después hablaba con una profesora sobre otra cosa y me preguntó: "¿te sentís bien? No, porque te ví medio...cansado" (se ve que decir "dormido" le debe haber parecido muy fuerte). "No, estoy bien, sólo meditaba unas ideas".

Ideas que meditaba en esos momentos:

- ¿Como es posible que esté jugando a los tazos, si estoy en 1720?

- Si nado hasta Ushuaia, no paso por ningún supermercado.

- ¿Qué diablos hace aquí Graciela Borges, de nuevo?


Caso 2: los apuntes (o "¿qué quería poner cuando puse lo que puse o cuando no puse lo que debería haber puesto para que se entienda qué quería poner?")

Parte de la culpa de mi estado de constante ensoñamiento la tienen los dos años de cursada de una maestría. Terminada la cursada, repaso los apuntes en busca de pistas para trabajos que debo presentar. Las pistas son inequívocas: viví en un estado de constante ensoñamiento.

Si las líneas sismográficas que reemplazan a mi letra en determinados momentos no fuese suficiente indicio, los infinitos baches argumentales de mis apuntes son justificados eventualmente por autonotas del tipo "aquí me quedé dormido", "y aquí", "y aquí también", "definitivamente no fue una buena noche" o "¿por qué no me despertaron cuando terminó la clase?".


Lo que es importante que retenga es que he sobrevivido a esta protonarcolepsia y que eso nunca se ha interpuesto en la finalización de una actividad. Más bien todo lo contrario: me ha obligado a finalizarlas.


Ahora les dejo algo para que puedan disfrutar con sa...



jueves, 9 de diciembre de 2010

Física, metafísica y educación física


Para un observador neutral se trató simplemente de un hecho físico. O varios. Estaba en reposo cuando -súbitamente- empezó a moverse a gran velocidad. Todavía confundida, al girar sobre sí logró descubrir la causa agente que le permitía ahora moverse a más de 80 kilómetros por hora. Mientras la inercia hacía su trabajo, calculó que su trayectoria debía estar en un ángulo de 25°. "Pensar que con 20° o con 30° el destino sería totalmente otro". Y sonrió pensando que el equívoco de la palabra "destino" no hacía mella en su afirmación. Pero no alcanzó a pensar mucho más porque se topó con un obstáculo, obstáculo suave al principio pero a la postre inquebrantable. Entonces -como guiada por la conciencia de quién ha alcanzado su fin- se dejó caer, entregándose a la aceleración de 9,8 metros sobre segundos cuadrados hacia el centro de la tierra; hacia el movimiento que la devolvería al reposo absoluto.



Hasta aquí, un hecho físico. O varios.




Pero existe aquí también un hecho que bien podríamos clasificar como metafísico.









¡SOMOS CAMPEONES OTRA VEZ, CARAJO!




Que lo disfruten...como yo.

martes, 7 de diciembre de 2010

Ludópata


En general, en los relatos en primera persona que uno hace, nunca queda mal parado. Con las ventajas que da la narración omnisapiente, uno puede justificar su accionar merced de la referencia a una necesidad profundísima, un recuerdo nefasto o un odio suficientemente visceral; siempre hay un interés ulterior que explica, cuando no la invitación a compartir la detallada mecánica del razonamiento que me llevó a hacer X, pensar Y o a sacarle a W todos sus Z.

Pero no será este el caso. Ya en ocasiones anteriores he tratado el tema de la mirada sobre uno mismo, y también he ventilado algunas acciones de las que no estoy particularmente orgulloso. Incluso he llegado a publicar fotos mías sumamente comprometedoras que nunca debieron ver la luz. Pero siempre hubo un freno de mano, un intento de justificación, una búsqueda de comprensión. Hoy no busco nada de eso. Hoy presentaré un aspecto que sólo da lugar al juicio negativo. Bueno, ahí va...

Hola, soy Pablo, y en lo que respecta a los juegos, soy extremadamente competitivo.


(Insertar aquí el "Hooolaaaaa Paablooo")


Es así. Siempre me han gustado los juegos. Y me parece una parte constitutiva de ellos que se esté jugando por algo. Plata, fósforos, porotos o el mero reconocimiento del triunfo. Algo.

Plaza. Circa 1983.

Niño inocente: -¿querés que juguemos a los camiones?

Pablo: - Dale, juguemos a ver quién llega primero hasta aquél árb...¡YA! (sale corriendo hacia el árbol)


Actitudes similares recorren mi historia. Este amor por la competencia me parece común al sexo masculino. ¿No me cree? Agarre 4 amigos de toda la vida, cuya inquebrantable amistad sea un ejemplo para el resto de los mortales. Ahora siéntelos en una mesa y póngalos a jugar al TEG. A la hora y media tendrá acusaciones mutuas de homosexualidad por hacer pactos para atacar a uno, pseudo-declaraciones de amor a las hermanas del resto y bailes de la victoria para acrecentar la humillación del que no pudo conquistar Vancouver, que tenía sólo 3 fichas, a pesar de atacar con 15 fichas azules. No digo que no haya mujeres infectadas con este virus, sólo digo que estadísticamente no son tantas. O por lo menos no son todas.

Es más, este mismo instinto lúdico es el que hace que una persona sea fanático de algún equipo en cualquier deporte. Es tomar parte a los solos fines de hacer propio un logro ajeno y enrostrárselo a alguien que debe ahora hacer propia una derrota ajena. Y creo que es más esto que el fervor patriótico lo que me lleva a alentar a la selección argentina de canicas.

Pero lo que hace especial mi caso es la baja tolerancia a la frustración que acompaña al instinto y que se plasma, entre otras cosas, en la severidad frente a las pretensiones de violar las reglas establecidas. Paradigmático fue el caso de aquél Trivial Persuit del 2006 en el que una prima mía le soplaba la respuesta a otra ¡estando en diferentes equipos! ¡¿De qué creen que se trata esto?! !¿creen que venimos a divertirnos, acaso?! ¿Ah, sí? ¿y los puntos no importan? Caramba. Hay de todo en la viña del Señor.

Lo cierto es que no soporto los anarquistas lúdicos. Aquellos que sienten que "es más divertido" si cambiamos completamente las reglas a mitad del río, o si las flexibilizamos para atender una situación que nos da pena o nos conviene más. Como Hugo en aquél fin de semana de póquer del 2002.

Con otros 4 amigos, a lo largo de todo un fin de semana jugamos póquer por porotos. Para el domingo, yo ya era el rey de los porotos. Era Poroto Cubero. Mi ventaja era ya irremontable para el resto de los perded...de mis amigos. Hasta que Hugo enunció aquellas fatídicas palabras que todavía no le perdono: "Última vuelta. Jugamos todo". ¿Eh? ¿donde está la lógica? ¿donde la racionalidad?


Yo les diré donde está la lógica; dónde la racionalidad. En aquél árb...¡YA!



jueves, 2 de diciembre de 2010

Breves e inconexas IV


Las filiaciones evidentemente son importantes. No podemos escapar a ser hijos de quienes somos y eso nos determinaría en la vida. Así, si se hace algo de mala fe, la culpa no parece ser de uno sino que tendría que ver con actividades prostibularias de nuestra madre. En Córdoba, si uno gasta más de lo que tiene, la explicación no es que uno no sabe controlar sus gastos, sino que en realidad es más plausible que haya un impulso genético que viene de ser descendiente de un importante empresario local: "¿Qué sos? ¿hijo de Minetti?". Incluso turbas enteras de fanáticos de un equipo de fútbol, si comprueban inductivamente que suelen vencer a un contrario, lo atribuyen al respeto hacia los padres que se prodiga en algunas culturas: "¡Hijos nuestros! ¡hijos nuestros!". Pues bien, yo he logrado descifrar esa paternidad que me determina: soy un hijo del rigor.

Noviembre fue un mes movido. Lejos de una disminución de la carga laboral que estuviese más acorde con el clima veraniego, correcciones, preparación de trabajos y finales se agolparon como moscas a la miel. ¿Qué digo moscas? cómo osos a la miel. O sea, lo mismo pero mucho más grande y pesado. Y el primero que sufrió por ese trajín fue este blog. Bah, el primero fui yo, pero ahí nomás pegadito está el blog. Ahora, resulta que en Men in Blog tengo deadlines. Y esto redundó en que en la última semana escribiese no uno sino dos artículos. ¿Cómo se explica? Tres palabras: hijo (1) del (2) rigor (3).

Pero lo cierto es que no me gusta descuidar este espacio. Y sinceramente ya no me banco más la cara de Arturo Puig apenas abro la página, por lo que decidí escribir...bueno, esto.

1) No me gusta hablar sobre lo que se ha hablado demasiado, por la saturación que genera, pero la referencia me parece casi inevitable. Todo este asunto de Wikileaks y sus consecuencias, en realidad me parece en realidad terriblemente fácil de entender a través de un ejemplo.

Cena familiar en lo de Mangiaterra. 20:44 hs.

Sobrino nerd: - no saben, encontré abierto el mail del tío Raúl y me imprimí los mails que le mandó a la tía Patty. En uno dice que la tía Edna es una gorda insoportable, en otro que los hijos de Carlos y Pepa son unos "pendejos insoportables", que hablar con el tío Heriberto es más aburrido que chupar un clavo y que la tía Gaby es... mamá ¿qué significa ser más puta que las gallinas?

Lo único que tienen que hacer para entenderlo es cambiar "tío Raúl" por "tío Sam". O sea, se trata de algo que todos saben pero es incómodo que se sepa que se sabe.

Y el sobrino nerd se va a comer un soplamocos del tío Raúl que ni les cuento.

2) Si estuviésemos hablando de cine y nos preguntásemos ¿cuál es la película que más te ha gustado? Quizás alguno hablaría de Citizen Kane, por la revolución que significó; otro de Casablanca, por la inmortal historia de amor; un tercero acotaría que no se puede dejar afuera Lo que el viento se llevó; alguno diría que le cuesta definirse entre una de las de Woody Allen y otro elogiará la obra de Fellini. Pero cuando me miren a mí, les diré que se trata de una trilogía que considero inseparable. "¿Bleu, Blanc y Rouge de Krzysztof Kieslowski?" se apuraría en preguntar uno de mis interlocutores. "No" le respondería yo lacónicamente, porque me molesta que me interrumpan. "La pistola desnuda".


Gracias por tanto, Leslie Nielsen.

3) Ya es tarde. El año pasado también lo pensó, y se le volvió a ir. "¿Y si compro los regalos de Navidad fuera de temporada para que después no me salgan más caros y no tenga que lidiar con otros 44.000.000 de compradores?". Pero no. El año tiene sus necesidades y va a terminar en 'la noche de los shoppings' peleándose con una señora por una prenda de ropa o con una chica de 13 años por un ejemplar de Harry Potter.

Es paradójico que el momento del año en el que uno se desea paz venga precedido justamente por los momentos más artificialmente estresantes de él. El deseo de paz parece ser una ceremonia de clausura del raid por los regalos. Volvamos a las fuentes, no sólo por el sentido trascendente que originalmente tiene esta fiesta, sino por las innegables ventajas prácticas que presenta.

A mis seres cercanos, espero que les guste el dibujo que les hice para este año. Es una Benegas original.

4) Existe la idea de que si a uno le gusta una canción, nada mejor que ponerla como ringtone. Error. En primer lugar, porque si a uno le gusta lo que quiere es escucharla, y no interrumpirla para atender a alguien. Segundo, porque probablemente sea la manera de pasar a odiarla. Y, tercero, porque las introducciones suelen hacer que ni siquiera llegue a empezar. Por ejemplo, a mi me gusta el tema "Hells Bells" de AC/DC. Ahora, les aseguro que no terminan de sonar las campanas del principio que el que llama ya cortó.

¿Quiere mejorar la efectividad de sus comunicaciones? Ponga de ringtone el "Mbop" de los Hanson.


Bien, es lo que hay por ahora, pero por lo menos hemos vuelto. Y lo hice porque me debo a mi público.

Ah, no. He vuelto porque le debo a mi público. Tome, aquí está lo de este semestre. ¡¿Qué?! ¿tanto por los comentarios? No fueron gran cosa, cerremos en un 10% menos. Y aquí no se paga aguinaldo.


Lo que faltaba, que me dejen sin plata para los regalos. Bueno, para el papel para hacer los dibujos.


miércoles, 17 de noviembre de 2010

Sobreviviente


Es un lugar común, ampliamente difundido, que hay que enfrentar los miedos. Psicólogos, educadores, consejeros y guionistas de películas de Disney nos lo repiten incesantemente. Solo accederá a una vida mejor cuando haya pasado por el mal trance hasta el punto de dejarlo atrás. Pero uno se siente cómodo de este lado del tunel y se hace el distraído. Incluso cuando se trata de un hecho puntual, lo va relegando mentalmente, como si no dedicarle el pensamiento le quitase toda entidad, todo peso real.

No puedo negarlo: yo lo sabía. Lo supe con bastante anticipación, pero no quise enfrentarlo. El tiempo siguió avanzando (sospecho que -por maldad pura- de hecho lo hacía más rápidamente) hasta que el momento temido se presentó a mi puerta, impiadoso: mi mujer se iba todo el fin de semana y yo me quedaba solo con las dos chicas.

No me malinterprete, amo profundamente a mis hijas. Y es precisamente por eso que temía ese momento. Yo paso tiempo con ellas y colaboro en los menesteres logístico-afectivos, pero justamente eso es lo que me hace valorar que seamos dos. Para que pueda intuir de qué estoy hablando, le pido que recuerde la escena de Rocky II en la que Rocky persigue a la gallina. ¿La tiene? La imagen, no la gallina. Ahora imagine que hay no una sino dos gallinas. Imagine además que esas dos gallinas se bajaron un pack de 6 latas de Red Bull. Por otro lado, no sé si usted lo sabe, pero hay eremitas que duermen 4 horas por día. Ahora imagine al actor Colin Farrell volver de una noche de excesos y descontrol y...no, ese es Colin Flirth. Colin Farrell, el de Swat ¿no? El de DareDevil. El malo. No, no el morocho enorme, el irlandés loco. Sí, sí, mala película. Bueno, imagínese que cuando vuelve de la jarana se entera que solo podrá dormir 4 horas. Imaginemos, por último, que Colin Farrell es narcoléptico. Pues bien, así pintaba el fin de semana: como un actor hollywoodense mal dormido vestido de monje eremita persiguiendo 2 gallinas alteradas por una bebida energizante. Dígame si no hubiese tenido miedo.

Largar el sábado a las 7 de la mañana no fue prometedor, pero si Rocky llegó a hacer 4 películas más, yo llegaría al domingo. Durante un día completo fui a la vez la ley y el consuelo al infractor; fui chef y mozo; animador y guía televisiva; asistente de vestuario y recolector de residuos; médico y mago amateur. Como sólo una de las pequeñas (la que amaneció a las 7 am) duerme siesta, la noche encontró una versión bastante desmejorada de Pablo Benegas. Los pormenores poco importan aquí. Ellas habían sobrevivido comiendo 4 comidas y yo también.


Lo bueno es que desde el principio existía un horizonte. Como eramos varios amigos que nos encontrábamos en una situación análoga, uno había realizado un análisis lúcido y realista: "El sábado vamos a aguantar, pero el domingo puede llegar a ser terrible". El plan era claro: nos íbamos a juntar todos a comer un asado en una casa con jardín y pileta donde los niños pudiesen correr (lamentablemente la pileta estaba llena así que tuvimos que dejarlos correr por el jardín nomás). Combinando cierta autogestión con una mayor oferta, las últimas horas serían una papa. La hora pactada para el reencuentro con nuestra mujeres era clara: 17:30 hs. así que, hasta entonces, seguíamos por las nuestras.

Señores, lo que vi en ese encuentro todavía no ha abandonado mi alma: ánimos vencidos, convicciones horadadas, fuerzas vitales extintas; vi muecas que fusionaban asombro y pavor con un secreto reconocimiento y escuché a varones insultar contra la linealidad del tiempo; ojos inexpresivos de shock traumático se entrelazaban con ojos vidriosos de llanto contenido. Una generación pletórica de energía proclamaba su victoria contra un grupo de ex-jóvenes.

Pero como lo saben quienes juegan el futbol, cuando no da el físico hay que recurrir al oficio. "Oficio" puede querer decir dos cosas: que uno sabe donde pararse para regular y así optimizar la capacidad física o, también, entrar a dar murras a diestra y siniestra amparado en la mayor afinidad generacional con el árbitro.

Empezamos por lo primero. Advertidos de la compulsión a la repetición de los infantes, se trataba de encontrar una actividad congregante. Uno ensayó un juego de caza de aves con un palo y una canasta. Duró hasta que el bloque infantil se dividió entre los que proponían una espera estratégica para que los pájaros se acercasen a la trampa y los que preferían un ataque frontal a los gritos. El intento de congregarlos bajo "la Era del Hielo 3" sólo consiguió aumentar el fastidio de los padres que no habían visto "la Era del Hielo 3" y que no conseguían hacerlo merced del desbande generalizado. "¡Murra!" gritaba la tribuna. "¡Y pegue, y pegue, y pegue Pablo pegue!". Pero no conseguíamos alcanzarlos.

A las 17:29 hs, exhaustos y superados numéricamente, nos apersonamos en el lugar para encontramos con las profesionales de la materia: las madres. Alivio y alegría.

No me importa lo que digan: que no es para tanto, que los roles son meras contrucciones culturales perfectamente intercambiables, que soy un inútil y estoy rodeado de inútiles, pero mi conclusión es que madre hay una sola.


Sólo espero que no encuentre la llave de la puerta de salida que escondí.


jueves, 4 de noviembre de 2010

Fumar puede ser perjudicial para el ego


Nunca fumé. No quiero decir que nunca haya pitado un cigarrillo, sino que -si alguna vez terminé uno- nunca adquirí el hábito. Desde el principio no me gustó. Gustativamente, por así decirlo, no me gustó. No me gustó el olor que dejaba en la ropa; tampoco el que impregna en los lugares donde está (que suele ser muuuy similar); no me gustó el resabio que deja en la boca ni el color amarillento mortecino con que tiñe los dedos. ¿Cómo decirlo? No me gustó un carajo.


"Es un gusto adquirido" me dijeron alguna vez, dándome a entender que, si me esforzaba un poquito, algo que desde el principio sabía que me hacía mal podía llegar a gustarme. Y yo, en mi condición de niño asmático con intenciones de futbolear libremente, sabía que me hacía mal. Decliné el generoso ofrecimiento.


Podrá parecerle extraño, pero este artículo en realidad quiere realizar un elogio del fumar. No porque desee hacerlo, sino porque mi condición de no fumador me ha patentizado, varias veces, las grandes ventajas que trae en distintos terrenos.


En primer lugar, quizás tributando al ochentoso Don Johnson de Marlboro, el cigarrillo apareja un halo de profundidad; conlleva una cierta mística. Recuerdo estar a orillas de un lago en el cerro Frei contemplando la luna más grande que haya visto en mi vida. 8 personas contemplábamos extasiados el imponente paisaje. 7 de ellos con un cigarrillo en la mano... y yo. "¡Qué buen momento para fumarse un pucho!" comentaban entre sí los miembros de la secta. Su momento parecía, por razones que desconozco, más místico que el mío. Lo mismo se replicaba al terminar de comer, al salir a tomar algo, al compartir un café...



Quizás sea fruto de la influencia de la publicidad o de las películas, como dice el personaje de Aaron Eckhart en "Thank you for smoking", pero por lo pronto parece ser que la ceremonia de clausura de un acto sexual satisfactorio implica un cigarrillo. ¿Qué dice de nuestro desempeño leer una revista, prender la televisión o hacer palabras cruzadas? Además, las diferencias se marcan mucho más en el terreno social.


Si en una fiesta y/o reunión social usted queda sólo, la diferencia entre ser un fumador y no serlo pasa a ser dramática. Alguien que fuma parece -mientras inspira con los ojos entrecerrados- estar pensando en algo importante; abstraído por un instante del bullicio para trascender hacia planteos metafísicos. Por otro lado, si simplemente está ahí sólo, parecerá que usted se coló. Quién vive esa situación no sabe qué diablos hacer con las manos: si las pone en los bolsillos parecerá que está esperando a que lo busque su madre; si cruza los brazos parecerá que está esperando porque vino a buscar a su hija... Y, desde ya, no se le ocurra entrecerrar los ojos, porque más que abstraído en elucubraciones metafísicas parecerá que está tratando de leer la cuarta línea en el oftalmólogo.


La diferencia, esa inconmovible línea divisoria, parece situarse entre estar realizando una actividad y no hacerlo. Piénselo bien: cuando alguien deja la oficina para charlar en otro lado bajo la égida del cilindro tubular vicioso, la explicación de su ausencia es suficiente: "salió a fumar". No son igualmente aceptados "salió a hacer palabras cruzadas", "salió a echarse en el pasto", "salió a dormir 15 minutos" ni "salió a leer blogs". Entiendo que uno no "sale" a leer blogs sino que las más de las veces "se queda" para eso, pero el punto es que el corte no está igualmente justificado. Los fumadores son mártires perseguidos mientras los demás son ladrones del tiempo organizacional. Y después se sienten discriminados.


Recuerdo cuando entré a trabajar en una oficina. Dentro de un piso de 50 a 60 personas, uno se las arregla para ir conociendo a la gente. Un saludo tímido; un reconocimiento mutuo de rostro; un código interno por más pedorro que sea ("nos volvemos a encontrar en el ascensor"; "¿así que también comés en la panchería de la esquina?"; "nos volvemos a encontrar almorzando panchos en el ascensor") hacen que de a poco uno logre aproximarse a una conversación sobre fútbol, desde donde puede proyectarse hacia otros tópicos. Luego se accede al radiopasillo, los after office y ese tipo de cosas. Digo, de cosas. Ahora bien, un amigo, que había entrado unos dos meses después que yo, a las pocas semanas ya dominaba la inside information de la empresa, y se abrazaba con todos por los pasillos. "¿Cómo hiciste? ¿cómo sabés esas cosas?". "Es que con esos pibes nos juntamos a fumar en la kitchenette".


¡La kitchenette! ¡hijo de mil putas! ¿cómo poder acceder a ese recinto? Uno no puede servirse agua durante 15 minutos. Hay que justificar la permanencia en la kitchenette, por lo menos hasta lograr una confianza mínima. Y eso era el cigarrillo: un pasaporte; una tarjeta de invitación a una conversación informal; una credencial; una membresía para el club de la kitchenette.


Pero quizás lo que más me molesta; aquello que no termino de comprender por más que le doy vueltas y vueltas sea lo siguiente: ¿dónde está mi plata?
Un fumador promedio fuma, pongámosle, unos 7 u 8 cigarrillos por día. O sea que un atado le dura -redondeando- unos 3 días. En un mes tipo estaríamos hablando de unos 10 atados. A $5 cada uno son $50 mensuales en cigarrillos. hablamos de $600 anuales solamente en el vicio. Y he sido generosos en mis estimaciones (que en este caso quiere decir que he sido tacaño) O sea que una persona de mi edad ha gastado, si comenzó haciéndose el pistola a los 15, alrededor de $9000. Pues bien, ¿donde están mis $9000? ¿por qué los fumadores de ingresos similares tienen una economía similar? ¿quién se ha llevado mis $9000?


Mi conclusión es que los socialmente indefensos; los vitalmente postrados; los parias no son los fumadores sino que lo somos los no fumadores. Todo nos cuesta más; todo parece menos espontáneo; todo es un poco menos cool.



Creo que ya me he extendido lo suficiente. Le doy gracias por haberse fumado este artículo. Lo único que me interesa remarcar es que fumar puede ser perjudicial para el ego... de los no fumadores.


Que lo disfruten con un faso.



martes, 2 de noviembre de 2010

Historias mínimas VI


Como se habrá dado cuenta, últimamente mi participación virtual ha descendido. Porque se dio cuenta ¿no? Diga la verdad, algo olfateaba. ¿No se sintió raro en los días más recientes? ¿y en los anteriores? ¿tampoco? Que se yo, la sensación de que se había olvidado algo o de que algo no estaba en su lugar. A veces se puede somatizar, quizás un poquito de acidez... ¿no estornudó en la últimas dos semanas? ¿Ve? ¡Ahí está! Es porque inconcientemente se dio cuenta del descenso de mi actividad bloggeril. Y tal cosa se debió a la vorágine que nos fragmenta y despedaza hasta que sólo quedan retazos separados de vida que uno va uniendo como puede.

Pues desde el fondo de esa nostalgia por la unidad perdida, desde esa caterva de momentos inconexos, emerge orgullosamente lo único que puede surgir: una nueva entrega de las historias mínimas.


Señales inequívocas de que el mundo se está yendo a la mierda:

- Jason Priestly actúa de duro.

- Leonel Messi es modelo de Dolce & Gabanna.

- Noel Gallagher quiere cantar con Carlos Tevez.

- Según la Revista Esquire, Cristina Fernandez es una de las 195 mujeres más bellas y sexies.

- Que me guste una canción de Lady Gaga.
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Realmente pensé que no viviría para verlo. Y, sin embargo, pasó. Y sentí que en ese sencillo hecho no reposaba sólo una satisfacción individual sino también la de todos aquellos que pasan por lo mismo; aquellos cuyas vidas basculan entre la inteligencia de un plan y la humillación de nunca verlo concretado; entre el anhelo y el escarnio; entre la pureza de los deseos y el dolor de la realidad esquiva. Quizás haya quienes mirarán el hecho y pasarán de lado sin advertirlo, pero yo puedo dimensionar sus cósmicas consecuencias.

El otro día vi un capítulo en el que al final Tom le ganaba a Jerry.

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Grandes errores de la historia de la humanidad:

- Chequear con la otra mano que la luz que da calor efectivamente quema.

- Invadir Rusia en invierno.

- Ir demasiado rápido en una zona donde hay icebergs.

- Aliñar la ensalada con aceto balsámico teniendo puesto un buzo color crema.

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- Che, hoy me enteré que Robert en realidad no nació en Estados Unidos como pensábamos sino en Tokio, cuando su viejo estaba de embajador.


- ¡No te puedo creer que Bob es ponja!
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Cosas que nos han enseñado los cuentos de hadas:

- Que una persona puede entrar en una propiedad privada, robar en reiteradas ocasiones, provocar la muerte del dueño de casa y ser el bueno de la historia (Jack y la habichuelas mágicas)

- Que está bien abalanzarse sobre una mujer que está inconciente (Blancanieves)

- Que el amor de nuestra vida es cualquiera que calce 36 (La Cenicienta)

- Que, si la facha no ayuda, puede encerrarse a alguien hasta lograr conquistarlo (La Bella y la Bestia)

- Que no importa si uno hace las cosas a medias, lo importante es estar contactado con alguien que las haga bien y sacar provecho de ello (Los 3 chanchitos)

- Que mejor que hacerle mal a una persona es engañarlo antes de hacerle ese mismo mal (Caperucita Roja)


Que las disfruten con salú.

jueves, 28 de octubre de 2010

¡Da la face... book!



Al parecer está siendo furor la película "Red Social", que trata el proceso de fundación de Facebook haciendo una biopic que no deja muy bien parado a su fundador, Mark Zuckerberg. Excelentemente referenciada por la crítica, no sabemos si tales criticas se deben atribuir a la excelente dirección de Davis Fincher, a la sólida actuación de Jesse Eisenberg o al galopante desagrado que provoca que un pibito de 25 años tenga más plata que todos los que leen las críticas juntos. Cualquiera sea la razón, lo interesante es que la película pretende plantearse como un retrato generacional. Es por eso que, en esa clave, desde este espacio queremos contribuir a la conformación de ese mosaico con nuestro pedacito de porcelana.


Casa de la Familia Mendez. 20:02 hs.

- Ernestito, nosotros sabemos que los jóvenes de hoy en día se manejan mucho con eso de las computadoras y la internet. Sobre todo con lo del feisbu...

- Facebook. A Ernesto le gusta esto.

- Lo que nos parece es que se te ha hecho una adicción. Nos parece que tenés que salir, conocer gente...

- Ernesto tiene 642 amigos.

- Puede ser que en la máquina pero, seamos sinceros, tener sólo esos amigos es medio nerd.

- Ernesto te ha invitado a irte a la mierda ¿será posible?

SÍ NO ES POSIBLE

- No lo tortures así, Sergio.

- Ernestito y Mamá ahora son amigos.

- Lo hago por su bien, Claudia. Así no va a lograr nunca ponerse de novio...

- Ernesto está en una relación con Juanita.

- ¿La hija del verdurero? Dale.

- Ernesto ha instalado la aplicación "amigos con derecho a roce".

- Por lo que sé, a Juanita la instalaron todos. ¡A la aplicación digo!

- Papá ha sacado el máximo puntaje en "¿Qué tan hijo de puta eres?"

- No soy yo, es lo que dicen...

- No te enojes, Ernestito, te lo decimos porque te queremos...

- Ernesto ha dejado un mensaje en tu muro: "Dejenme de hinchar las pelotas. ¡Ya soy grande!".

- No te pongas así. ¿No te acordás cuando íbamos juntos a la plaza, a patear al aire libre en la canchita?

- Ernesto te ha etiquetado en el álbum "Parque Centenario '92".

- ¿No estaba bueno? ¿no lo disfrutabas?

- En este momento Ernesto está desconectado del chat.

- Bueno, bueno... Entonces me parece que Papá va a cortar las aplicaciones "Casa y comida", "Ropa" y "conexión a internet" así que contame que puntaje hacés en el juego "Viviendo en la calle".

- Bueno, viejo, vos buscá la pelota. Yo me voy a poner los cortos y vuelvo.
- ¿No te digo, Claudia? Con un poco de ganas uno enseguida entiende de estas nuevas tecnologías.



No, la película no la ví, pero creo que al final se descubre que el viejo de Mark Zuckerberg era Darth Vader.


Pablo ha escrito en su blog: "Que lo disfruten con salú".


Seguinos enermizamente.



viernes, 15 de octubre de 2010

Procrastinación


Me miran. Lo puedo sentir. Si bien un observador neutral sostendría que sólo yacen apaciblemente sin hacer movimiento alguno, yo sé que me están mirando. Y se sonríen, y se burlan de mí. Saben que cuentan con la ventaja que da la necesidad. Saben que tarde o temprano la victoria será suya.

Una pila de finales (5 preguntas, todas de desarrollo) me espera en el escritorio. Hojas y hojas que hablan exactamente de lo mismo. Bueno, eran dos temas, pero aún así. A pocos centímetros, otra pila de trabajos prácticos parece saludarme con sorna. "Y después yo" parecen decirme socarronamente, concientes de que no me interesa lo que tengan para decir. Y eso sin contar que ya corregí un curso entero (cerca de 60 alumnos, 5 preguntas, todas de desarrollo) lo que ha mermado si no aniquilado la motivación que pude haber tenido. Empezar a corregir y ver que mientras la pila de corregidos se mantiene constantemente al ras, la pila de los por corregir parecen aparearse y reproducirse mientras tanto hace que uno reconsidere el valor de la cultura.

Ya no me acuerdo si fue el año pasado o a principios de este mismo año, pero en cualquier caso fue la palabra del año. Un descubrimiento. La palabra procrastinación venía a llenar un vacío léxico en mi vida. Cuando uno le puede poner nombre a las cosas entonces se tranquiliza. Y ese es el nombre perfecto para describir lo que hago mientras escribo este artículo. En este punto ya son 3 los exámenes que no corregí por hacer...que se yo...esto. Así que vamos a procrastinar como se debe, y les contaré como llegué aquí (a este momento, a este estado) aportándoles algunos datos que no les aportarán nada y preguntándoles cosas que quizás nunca se preguntaron (y no por profundas)

Todo comienza esta mañana en la oscuridad de mis aposentos, donde con mi mujer nos enredamos en una competencia de quién lograba postergar más el despertador. Entre snooze y snooze parecía que había un flipper en el cuarto.


No, no este.


Este.


Finalmente gané y -como la competencia me dejó extenuado- festejé quedándome 5 minutos más en la cama.

¿Cuál es su estrategia con el despertador?

a) ponerlo lo más tarde posible y salir a las corridas. ¿Quién necesita desayunar, bañarse o sacarse el pijama para ponerse el traje?

b) ponerlo más temprano para poder hacer fiaca antes de salir de la cama. Como la computadora, entre que se prende y que está lista para funcionar pasa un tiempo. En mi caso se trata de una computadora con Windows 95.

c) ponerlo a la hora que se tiene que levantar. Aunque estrambótico, quizás haya gente que lo haga. Hay de todo en la viña del Señor.

Ya lanzado al mundo exterior, me dirigí hacia el subterráneo. Si bien descarto viajar sentado, sé que depende del día de la semana y la hora, podría viajar en modalidad "caramba, somos sorprendentemente pocos", en modalidad "somos bastantes pero cada cual tiene su metro cuadrado" o en modalidad "estamos violando las leyes de la física y -si alguien hace un mal movimiento- podríamos estar violando a secas". Hoy me tocó la segunda opción (ya deben ser como 5 los exámenes que podría haber corregido) y, como cuando está fresco, la temperatura del subte era agradable. Quizás eso me permitió reflexionar en que , no sólo en el subte sino que en cualquier transporte público, uno suele coincidir con otras personas que realizan "actividades de viaje" de las que uno, a veces con intención y otras sin ella, puede participar.



Cuando viaja en transporte público ¿a qué cosas presta atención?

a) trata de leer las noticias del diario que lee el pelado que está al lado suyo. Algunos con ver algún título se conforman. Otros casi que se fastidian si les pasan la página antes de tiempo.

b) trata de escuchar qué música oye el muchacho del MP3. Dejo de lado al infeliz que directamente comparte sus gustos musicales con el resto de los pasajeros.

c) se contorsiona para tratar de ver el título del libro que lee la chica que está a metro y medio. ¿Qué quieren que les diga? Me provoca curiosidad. Incluso puede generarme simpatía o antipatía dependiendo de lo que esté leyendo. Lectores de Stamateas y Dan Brown, abstenerse.


Si bien indudablemente le prestaría atención,

dudo que me sumase (más de estos aquí)

Todas las opciones son desaconsejables si usted viaja en auto. Sobre toda la de hacer aros. La cuestión es que finalmente llego al trabajo. Me siento en mi escritorio, prendo la computadora y veo que me esperan los citados papeles. Nos situamos aquí en un momento que divide tipos de personas.

Cuando llega al trabajo, usted:

a) Establece las prioridades del día y va sacándolas una a una eficientemente. si yo le dijese que una de sus prioridades es corregir finales de ética (5 preguntas, todas de desarrollo) ¿qué me diría?

b) Se acuesta sobre su escritorio y le dice a su jefe que lo despierte para ir a almorzar. ¿El escritorio no es algo duro? ¿no tienen alfombra en su oficina? ¿qué tal es Narnia?

c) Si bien en un rato empieza con todo, como una computadora con Windows 95, necesita acomodarse en el día y por eso hace una breve recorrida por blogs como Kairós. Que lo disfrute con salú.


8 exámenes y medio. Deséeme suerte.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Lo que nos hizo Sigmund



Señores, el tema que estoy por tocar tiene aristas cuya profundidad va más allá de nuestra imaginación. Sobre todo porque me resulta tremendamente difícil imaginarme una arista con profundidad. La cosa es que abordaré una cuestión doblemente sensible. Sensible por las acaloradas discusiones que genera y sensible por sus consecuencias practicas.

Me referiré a la influencias de la Psicología en la vida cotidiana.

Ya está, lo dije. ¿Cómo que "¿eso era?"? Sepa que camino sobre una cuerda floja enjabonada extendida a 100 metros de altura sobre amenazantes púas rociadas con limón. No tanto por lo que pueda decir la comunidad psi en general (bastaría con pedirles una definición de la psicología para que se empezasen a matar entre ellos) sino porque mi mujer es psicóloga y una patinada aquí podría costarme un par de días durmiendo en el sillón. Debajo del sillón, para ser más exactos.

Por eso renuncio desde ahora a hablar sobre psicología, para simplemente describir qué es lo que la psicología ha alterado en la vida de los legos en la materia. Lo primero que hay que decir es que dado que no tenemos noticia de denuncias de mala praxis psicológica, todo aquél que haya escuchado alguna vez a un estudiante de psicología decir el nombre de una unidad del programa de una materia que estudiaba se siente en condiciones de ensayar teorías e interpretaciones sobre las cuestiones más variopintas. Algún desorbitado tratará de situarme a mí mismo en esta categoría, pero como lo mío no es latente sino manifiesto, está todo bien.

Decía, esto puede dar lugar a los más vergonzosos intentos de interpretación. No importa cuanto intenten los psicólogos convencernos de que algo no puede ser interpretado en el aire, nosotros queremos un par de tips de la misma manera que le pedimos a nuestro amigo que acaba de gastar $2000 pesos en un curso de magia que nos enseñe un par de trucos para impresionar a una muchacha. Y no cejamos hasta que logramos una afirmación taxativa. Por ejemplo:

"Soñar con máquinas hace referencia a la potencia sexual".

- ...y entonces, cuando las papas fritas mutantes -que en realidad eran los primos de un compañero de primaria- venían a hablarme, yo agarraba un aut...digo, un Airbus 7337 y me iba a otro lado. Y entonc... momento, pero el avión iba lleno de minas lindas ¿eh? Porque ya veo que como había pibes en el sueño y una máquina vos pensás que soy gay. No, en realidad eran primas. Sí, eso, primas pechugonas.

El primer concepto psicológico que asimilamos es el del complejo de Edipo. Y la primera reacción es la del rechazo simple y llano. "¡¿Con mi vieja?! Estos están todos podridos. ¡Podridos!". Al poco tiempo, aceptamos que para poder fungir de psicólogos debemos aceptar este principio. Pero, con esa aceptación, a la vez que se rompe en nosotros la pureza del recuerdo infantil, se erotiza la relación filial. Los niños ya nos son angelicales criaturas cuyas potencialidades serán desarrolladas merced de una cariñosa educación, sino potenciales parricidas a la espera de una oportunidad*. La sospecha cunde. Ya nada es lo mismo.

Antes de Freud:

- Mamá, te quiero mucho.

- Yo también.

Después de Freud:

- Mamá, me resultás simpática de una manera asexuada, más cercana al ágape que al eros.

- ¡¿Dónde está tu padre?! ¿qué hiciste con él? ¡habla, bastardo, habla!


Antes de Freud:


- ¿A quién querés más? ¿a tu papá o a tu mamá?


Después de Freud:


- Inconscientemente, ¿a quién preferís matar? ¿a tu papá o a tu mamá?


Esta sospecha se disemina por nuestra vida. Creemos que, al haber sido introducidos en los misterios del Arcano, podemos detectar las interpretaciones que se tejen en torno a nosotros. Como si se tratase de un juego de espías, nadie quiere dar pie a una interpretación. El silencio se cierne sobre hombres y mujeres de ceño fruncido y pipa imaginaria. Sólo los valientes se atreven a afirmar algo...



- Sos un pelotudo.

- ¿No estarás proyectando en mí aquellos aspectos de tu personalidad que no toler...?

- No, no, sos un pelotudo.

- ¿O estás sublimando una animosidad pretérita que...?

- ...en lugar de en el lavavajillas, metiste los platos en el lavaropas. Sos un pelotudo.


Intenta resistir, pero sabe que es carne de cañón. O de diván, lo que en este caso sería homologable. Es conciente de que tarde o temprano surgirá el complejo tema de los complejos. Y él se sabe tan pero tan acomplejado que tiene, a la vez, complejo de superioridad y de inferioridad. Por eso, entre tímido y altisonante, espeta: "¡Pero callate, taradito! ¡Yo soy mucho más infeliz y miserable que vos!".


Y vuelve a callar. Por la confusión de su interlocutor y porque teme cometer un acto fallido. Esas malditas palabrejas que escapan de la represión y se cuelan en el discurso conciente. Por eso calla.


Pero, vamos, que un acto follado le puede tetas a cualquiera.







* Al parecer, la visión negativa de los infantes (a los que llama "perversos polimorfos") que se detecta en la obra freudeana, está directamente ligada a una mala lectura del Mio Cid. Freud pensaba que los "infantes de Carrión" eran en realidad dos niños pequeños.


miércoles, 29 de septiembre de 2010

Cómo ser un imbécil y no morir en el intento



¿Es usted una persona con un coeficiente intelectual promedio? ¿logra armar oraciones con sentido? ¿está aburrido de entender lo que le quieren decir? ¿le gustaría experimentar lo que se siente ser un completo imbécil? Pues bien, tenemos una propuesta que parece estar hecha a su medida.

Oligofrenic tours le ofrece la posibilidad de convertirse -a un costo muy razonable- en un ser dubitativo, confundido y con expresión de pocas luces. Usted podrá elegir dónde vivir en carne propia lo que significa ser un idiota de la primera hora.

Opción 1: el trámite bancario.

La consigna inicial no podría ser más simple: pagar unos dólares que figuran en el resumen de su tarjeta de crédito. Pero aquí viene lo emocionante: deberá hacerlo desde una tarjeta de débito ¡del mismo banco!

- ¿Qué tal? Sí, quería pagar unos dólares de mi tarjeta.

- ¿Efectivo?

- No, desde una tarjeta.

- Por caja no, vaya a servicio al cliente.


- ¿Qué tal? Sí, quería pagar unos dólares de mi tarjeta.

- Puede hacerlo desde las terminales de autoconsulta.


- ¿Qué tal? Sí, quería pagar unos dólares de mi tarjeta.

- ...

- ¡Ah, es una maquina! ¡qué bolú! A ver...pongo acá...¿qué es esto?


- Sí, disculpe, yo vine recién. Me pide una clave.

- ¿No tiene clave telefónica? Tiene que ir a un cajero, seleccionar "generación de claves" y poner un número que no empiece con 19 ni con 20, cuyos números no se repitan ni sumen entre sí un múltiplo de 2, 3 o 5...

-Fantástico.

- ...con esa clave llama a este teléfono, recita un soneto que no sea del siglo de oro español mientras baila una polka y selecciona la opción 16. Va a ver que el auricular empieza a hacer una serie de sonidos chirriantes como de señal de fax. Cuando escuche un ruido en fa, entonces apriete el número 4 todas las veces que pueda. Si llega a la cantidad que la máquina considera suficientes, le dará la clave que necesita.


- ¿Qué tal? Yo estuve...

- Sí, ¿qué pasa?

- Mire, tengo un problema. Cuando quiero seleccionar la opción 16 me toma sólo el 1 y me lleva a la opción para que el banco me extraiga plata de la cuenta arbitrariamente.

- ¿Está seguro de que está bailando una polca y no un minué?

- Sí, sí...

- ¿Y aprieta la opción mientras baila y recita?

- No, yo lo estaba haciendo después. Es que con el movimiento...

- Debe ser eso.


Si a esa altura usted no duda de sus capacidades es porque es un imbécil. ¡Ah, caramba! Satisfacción garantizada.

Opción 2: el mecánico

Pocos ámbitos son tan misteriosos para un lego (y tan costosos) como el mecánico. Las oportunidades de quedar como un soquete y de que incluso se rían de uno a sus espaldas son inmejorables.


- Sí, ¿qué tal? Vengo porque el auto está haciendo un ruido raro en la rueda de atrás.

- A ver... (abre el capó)

- Pero el ruido es... (señala tímidamente la rueda de atrás pero finalmente opta por sumirse en un cauteloso e ignorante silencio)

- Claro, se ve que... ¡CRACK! (arranca una pieza del motor) Mirá, pibe, ¿ves esto? Este es el problema.

- Pero ¡si usted lo acaba de arrancar!

- No, campeón, no. El sonido de rotura y las pequeñas piezas y tornillos que ahora se le van cayendo son perfectamente normales, pero ¿ves esto? esteee...estaaa...ehhh...manchita de aceite. Bueno, eso no debería estar. Voy a tener que pedirte el repuesto. Un defibrilador asintónico XP-3...sin manchita de aceite. Calculale $3800.

-¡$3800!

- Y eso que casi no te estoy cobrando la mano de obra.

- Bueno (resignado), lo paso a buscar la semana que viene, entonces.


(Mientras se va, escucha risas a sus espaldas)


Opción 3: los especialistas

En cualquier ámbito de las Ciencias Sociales siempre contaremos con un grupúsculo que, con lenguaje sibilino, querrá mantenerse entre los iniciados marcando la distancia existente con el común de los mortales. Por eso le aconsejamos que si usted es psicólogo, se junte con historiadores; si es historiador, vaya con los sociólogos; si es sociólogo, con los filósofos y si es filósofo, mándenos su currículum. Si usted es administrador de empresas, médico o ingeniero electromecánico, vaya con cualquiera de los antes mencionados. Todos ellos, para marcar esta diferencia, han desarrollado un lenguaje que les permite mantener a los legos en una situación de embobamiento incomprensivo. Pues bien, si tiene tarjeta de crédito ¡usted puede ser un lego bobo que no comprende!


- Claramente aquí se ve como se pone en juego una lógica que, objetivando aquellos recortes disciplinares, opera en la coyuntura matricialmente, de manera que podemos problematizar las subjetividades sin necesariamente sistematizarlas.


- ¿Eh? ¿es una pregunta? Café con leche. No, mejor los hunos. O el óptimo de Pareto. Lo que aplique mejor.


Nunca se sintirá más disminuido intelectualmente. Dudará de sus capacidades intelectuales hasta el punto de ver con recelo a los simios, delfines y cerdos. ¡Aproveche ahora!


Promoción válida hasta que se todos se den cuenta de que no están diciendo una bosta.


Como ve, las oportunidades son muchas y están al alcance de la mano. Decídase, deje su lado su reparos, su pudor, su ego y su economía familiar y súmese a las propuestas de Oligofrenic tours.



Oligofrenic Tours. Después de pagarnos, se sentirá un imbécil.


martes, 21 de septiembre de 2010

Consideraciones gastronómicas


De las actividades más básicas del ser humano, la única que apareja una cierta complejidad es la de alimentarse. Antiguamente, esa complejidad tenía que ver con que el almuerzo pesaba quince veces más que uno, corría bastante rápido y no tenía intenciones de ser comido. O con que la mayoría de las veces todos esperaran a que el primo bobo empezara a comer para chequear que el postre no fuese venenoso.

¡Oh, como envidio aquellas pequeñas menudecias! Actualmente la alimentación se ha complejizado hasta un punto donde pelear contra un mamut sería una bocanada de aire fresco.

Breve historia de la alimentación

Si repasamos la historia de la ingesta de comestibles, encontraremos una progresión más o menos así:

- "Señores, tenemos que comer. Hay cosas que están mejores que otras pero que son más difíciles de obtener y de digerir. Como la carne. Necesitamos garrotes".

- "Caballeros, Magut, aquí presente, acaba de descubrir que el famoso fuego hace que los alimentos sean más fáciles de comer. Avísenle al primo bobo que son los alimentos los que se ponen al fuego, no uno".

- "Señores, conseguir alimento es fácil, el tema es la elaboración. Hay cosas que están mejores que otras pero que son más difíciles de obtener. Como el caviar. Necesitamos dinero".

- "Caballeros, el Dr. Magut, aquí presente, acaba de descubrir que la ciencia permite que podamos hacer alimentos artificiales. Avisenle al primo bobo que cuando digo "artificiales" estaba pensando en caramelos masticables, no en masticar el tacho de plástico del baño".

Llegado este punto, empezamos a notar que lo que habíamos hecho no nos hace bien; que la Coca-Cola arruina los dientes, que McDonald's tapona las arterias y que el pollo lleno de hormonas amplia el busto. Tratamos de dejar la Coca-Cola; tratamos de dejar McDonald's; tratamos de convencer a nuestras mujeres de que consuman pollo; pero ya es tarde. Estamos atrapados.

Sin embargo, siguiendo el movimiento pendular que caracteriza la historia, surge un nuevo imperativo: ahora hay que "comer sano". Dos extraños caminos se nos abren:

a) Recurrimos a la alteración de la alteración: con el constante avance biotecnológico, nuevos productos resultan. Ahora, cada vez que uno de estos productos se promociona, hace parecer que hasta ese momento estabamos comiendo el tacho de plástico del baño: "Ahora con Lactobaciluis GG"; "con menos colesterol"; "0% grasa", "con Grambys verdes y azules", "esta vez le hicimos caso al control de calidad", etc... Paradójicamente, mientras por un lado se sigue esta línea hastra la saturación, por otra se promociona:

b) La vuelta a lo natural: básicamente se trata de tener la dieta de un granjero del siglo XVIII pero pagando una fortuna. Quienes hayan visto a oficinistas de empresas de primera línea pagar mucha plata por una ensalada bastante pedorra habrán contemplado cómo se cierra el circulo.


Sobre gustos están escritas las líneas de acá abajo

Alguna vez ya lo he dicho, pero con respecto a los gustos existen ciertas convenciones que considero, por lo bajo, totalitarias. ¿Quién estableció que el vittel toné es más rico que una milanga con fritas? Ciertamente alguien que nunca probó la milanga con fritas. A mayor prestigio la comida tiende a volverse más etérea. Así progresivmente hasta que lo más caro parece ser mirar un plato vacío.

Aprovechando el espacio, y para que no queden dudas, lo digo claramente:

repito el pescado.

repito el pescado.

repito el pescado.


La matemática calórica

Si comer sano es comer lo que la tecnología ha refinado, en el fondo estamos diciendo que la naturaleza ha estado tratando de matarnos durante generaciones. Si un hombre de a pie quisiese simplemente clavarse un buen pedazo de vacío (¡malditas reses apetitosas!), al parecer estaría atentando contra su vida.

Por eso -en una remake del maniqueísmo- muchos consideran que la materia es mala y, en nombre de la figura, se someten a un ascético y matemático control de las calorías ingeridas. "¿Un pedazo de galletita? ¡Pero si es como 3/4 de manzana!". Calculadora en mano, reparten augurios tormentosos a quienes coman algo disfrutable y pueden convertir todo de tal manera que uno tendría que cuidarse hasta de olfatear un apio entre comidas.
A veces me parece que uno podría asaltar un restaurant naturista solamente amenazándolos con un Mantecol en la mano.

Mi problema con todo esto no es que la gente "se cuide", sino que la cultura light terminará por discriminar a los que disfrutamos del azucar, la sal y las diferentes cosas que quedan fantásticas con azucar o sal. Por ejemplo, cada vez que pido una Coca me preguntan "¿Light?". "No, normal" contesto. Ante el avance de los consumidores de Coca Light (la que supo ser "Coca Diet"), en un futuro cercano esa será la normal. ¿Y cómo pediré mi Coca? ¿Coca "para un desarrollo abdominal diferenciado"?


Y no estoy diciendo esto porque yo tenga problemas de figura. La mía es una figura circular perfecta.

Que lo disfruten con dulce de leche.


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Actualización: hablando de cosas indigestas e indigeribles, hoy publiqué en Men in Blog. Cumplo en avisar por si alguno leyendo esto cree que no se podría escribir peor.

lunes, 13 de septiembre de 2010

El infierno son los crotos


La idea del infierno que tenemos consta de una simple escenografía: cavernosa, con llamas y sin lugares para sentarse. Pero obviamos lo fundamental, que es la ausencia del objeto amado y la presencia de aquello que más repugna a nuestra esencia. Es por eso que me animo a pronosticar como sería el infierno para algunos personajes conocidos y no tanto.


- Para una feminista, el Hades sería una biblioteca donde sólo hay ejemplares de Chick lit.


Porque, amigo Borges, el infierno también puede tomar forma de biblioteca.


- Para un hincha de River, sería ver Boca-Oriente Petrolero por la Copa Libertadores del 91 en continuado.


Para un hincha del Barcelona, que en todos sus equipos el número 5 sea siempre Blas Armando Giunta. En cambio, para un hincha de Racing no existe tal cosa como el infierno, porque ya están acostumbrados al sufrimiento constante en un tiempo extendido.


- Para Tinelli, conducir eternamente un programa cuyo jurado está compuesto por la Familia Ingalls.


Si se pregunta como llegaron los Ingalls al infierno, es por un tema de evasión impositiva. Además, Charles tenía una familia paralela (lo que pasa es que el programa "la pequeña casa en el barrio chicano" con la familia Rodriguez Salvatierra no tuvo tanto rating) Y además Tinelli tendría que lidiar con participantes japoneses. Los japoneses no tienen malicia, si están en el Averno es porque tomaron mal un tour.


- Para Belén Francese es estar encerrada escuchando la poesía de Charles Boudelaire hasta que le explote la cabeza (la que vuelve a crecer y explotar eternamente)


Por otro lado, descartamos que para Charles Boudelaire es estar encerrado escuchando la poesía de Belén Francese hasta que le explote la cabeza (la que vuelve a crecer y explotar eternamente)


- Para Jerry Seinfeld, el infierno es el set de El humor de Café Fashion.


Ver al Negro Álvarez festejarle un chiste al Licenciado Lambetain es mucho para un humorista. O para cualquier ser humano.


- Para Mirtha Legrand sería tener que hacer sus almuerzos eternamente (y con eso perder el factor sorpresa de cada año sobre si vuelve) con su hermana Silvia al lado (con un cartel que diga "somos mellizas") y desde el parador "La Chancha Gaucha" de la estación de Retiro.


Y no poder decir "carajomierda" en ningún momento, claro está.


Si estas categorías no fuesen suficientes, siempre está la de aquél a quien le dicen que está en el infierno por error y que sólo necesita comunicarse con atención al cliente al 0-800... para que entonces un contestador automático le espete una serie de alternativas de las cuales no le sirve ninguna y ninguna lo lleva a hablar con una persona. Por eso uno está eternamente buceando las distintas opciones sin ninguna salida.


O pensar opciones de personajes y castigos para este post, eternamente (sí, la eternidad es un factor importante aquí)


Que lo disfruten, eternamente.


miércoles, 8 de septiembre de 2010

Historias mínimas V


Y, sí. Si Rocky lo hizo; si las Locademia de Policía lo hicieron, si Batman lo hizo, si Menem lo hizo, entonces no veo por qué yo no. Por eso, para los que lo pidieron, para los que no, para los que pidieron que no y para los que no tienen una opinión formada al respecto, va una nueva entrega de las historias mínimas. Sepan que el tiempo y las ideas son directamente proporcionales. Ya podrán descifrar cómo ando de tiempo.


- Acabo de terminar de leer un libro de Becquer.
- ¿Y?
- Todo verso.

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Fundación de bipolares de la República Argentina. Comunicado n°1:

"Queremos, por medio de estas sencillas líneas, felicitar a Kairós por su superlativo desempeño en la blogósfera y desearle una larga continuidad en el formato virtual".

Atentamente,

Jorge Cattanzaro

Presidente

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- Juancito, nosotros somos amigos hace mucho ¿no?
- Hace un montón.
- Y vos sabés que para mí, más que un amigo, sos un hermano.
- Pero sí, Norberto, vos también.
- Bueno, eso lo explica todo.
- ¿Qué cosa?
- Me parece que tengo el Edipo con tu vieja.

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Fundación de bipolares de la República Argentina. Comunicado n°2:

Por medio de la presente, queremos expresar nuestro profundo desagrado por Kairós, blog que -básicamente- consideramos una cagada y un sinsentido. Bastante a tono con la blogósfera entera, que no es más que un rejunte de fracasados. Y la vida es un bajón.

Chau,

Jorge

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- Tenés abandonadas las matemáticas.
- Es verdad ¿sabés hace cuanto que no toco un seno?

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En general, cuando a una persona se le pide que "actúe naturalmente", actúa mal. Es por eso que la Oxímoron company de Londres empezó a ofrecer cursos especializados de actuación natural, donde se enseña desde cómo rascarse una nalga hasta cómo evitar reirse compulsivamente por cualquier gansada.

Los cursos son supervisados por un profesor de teatro y un Contador Público Nacional.

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Fundación de bipolares de la República Argentina. Comunicado n°3:
Con este comunicado queríamos reparar algunas afirmaciones de un comunicado anterior que han podido ser malinterpretadas. Incluso podemos afirmar que los miembros de la Fundación, en este momento, se encuentran leyendo Kairós. Y haciendo origami. Y escribiendo una Constitución alternativa para un posible nuevo país. Y cocinando bourgnignon. Y cortando papelitos para venderle a las hinchadas del futbol argentino.

Nuestro afecto para Kairós.

Jorge Cattanzaro

Presidente de la Fundación de bipolares de la República Argentina
Vocal del club de bochas de Villa Dominico

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Fundación de bipolares de la República Argentina. Comunicado n°4:

¡Larga vida a Kairós!

Jorge Cattanzaro

Presidente de la Fundación de bipolares de la República Argentina
Vocal del club de bochas de Villa Dominico
Representante legal de un colegio Amish

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Fundación de bipolares de la República Argentina. Comunicado n°5:

Acá encontré una cita que te puede servir: “La hipocresía es el homenaje que le hace el vicio a la virtud”. No sé, me pareció que estaba buena.

Abrazo,

Jorge Cattanzaro
Presidente de la Fundación de bipolares de la República Argentina
Vocal del club de bochas de Villa Dominico
Representante legal de un colegio Amish
Sommelier
Buzo amateur con permiso para descender hasta 20 metros

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Fundación de bipolares de la República Argentina. Comunicado n°6:

Acá va otra. “El poeta no pide más que tocar el cielo con su frente. Pero el lógico se empeña en meterse el cielo en la cabeza, hasta que la cabeza le estalla”. Buenísima. Esta es de Chesterton, la encontré leyendo sus obras completas. ¿Sabés qué? A este tipo hay que hacerle un monumento.

Ya vuelvo,

Jorge Cattanzaro

Presidente de la Fundación de bipolares de la República Argentina
Vocal del club de bochas de Villa Dominico
Representante legal de un colegio Amish
Sommelier
Buzo amateur con permiso para descender hasta 20 metros
Presidente de la Sociedad Chestertoniana Argentina
Miembro de la comisión de Espacio Público y Monumentos de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

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"...Y aunque supuestamente esté destinado para niños, lo cierto es que a los grandes les resulta sumamente inquietante".

Nunca supe si hablaba de los payasos o del espectáculo infantil de Panam.

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Cosas que nunca consigo recordar:
- mi grupo sanguíneo
- mi talla de pantalón y de camisa
- cuantos días traen los meses
- la idea genial que iba a poner en vez de esto

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Fundación de bipolares de la República Argentina. Comunicado n°7:

Dejá de robar. Me voy a dormir.

Yo


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"Bienaventurados los que no tienen nada que decir, y que resisten la tentación de decirlo".
(James Russell Lowell)

martes, 31 de agosto de 2010

Mafalda


En más de una ocasión hemos reflexionado sobre el papel que la tecnología ocupa en nuestras vidas. Algunos han creído encontrar en mis palabras vestigios del resentimiento propio de quién se ha visto superado por el avance tecnológico en reiteradas ocasiones, o de quién todavía no entiende como llegó a tener un virus en su propio antivirus. Pero no, no es el caso.

Aún cuando pareciese que mis palabras destilan el rencor de alguien que terminó haciendo algo semejante a la danza de la lluvia porque los sensores que activan las canillas del baño de su oficina parecían haber salido a almorzar o de quién sucumbió ante el programa para digitalizar las filmaciones, se equivocarían los que así pensaran. Sólo hay amor.


Hablando un poco más en serio (no tanto tampoco; no es para que oriente su vida en torno a lo que aquí sostengo), lo cierto es que reconozco que no podría vivir sin la tecnología. Es decir, me alegro por esos recios vikingos que se hacían un autotratamiento de conducto con una piedra; celebro la astucia y destreza de aquellos indígenas que interactúan con seres vivos de todo tipo como quién elige fideos en el supermercado, pero, por mi parte, no logro comprender como sobrevivieron, no digo ya los antiguos, sino quienes vivían en 1930 a un bochornoso verano porteño sin contar con un aire acondicionado; ni como podían los integrantes de la familia Ingalls correr alegremente por la pradera sin estar munidos de una o dos botellas de Off (mr).


Sin embargo, entiendo que la tecnología cobra sentido en cuanto nos simplifica y mejora la vida. Por eso, es justo preguntarse si todo avance tecnológico llena este formulario. Y para someter este enunciado a prueba llamo al estrado a mi principal testigo: Mafalda.


Mafalda es mi vecina de al lado. Una señora menuda de unos 70 años que vive sola. Hijos y nietos la visitan periódicamente, pero básicamente vive sola. Su hijo Roque (quizás tenga otros, pero por ahora es de quién podemos dar cuenta) evidentemente quiere que viva bien y ha entendido que para ello necesita, desde luego, de alguna tecnología. ¡Oh, inefable Roque, en-mala-hora-venido-al-mundo, qué mundo simple el que habitas!


Casa de la familia Benegas. 15:22 hs.


(Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiing)


(ese sería el sonido del timbre)


- ¿Quién es?

- Soy Mafalda, la vecina de al lado.

- ¿Qué tal, Mafalda? ¿como le va?

- Disculpá que te interrumpa, querido, pero toqué algo en el control remoto y no se escucha nada.

- Claro, lo que pas...

- Es que mi hijo me regaló una tele y yo no sé como funcionan estos aparatos.

- No se preocupe. Apretó "mute". Si lo aprieta de nuevo...¿ve? Ahí está.

- Gracias, querido, gracias. ¿Las nenas bien? Avisame cualquier día y te las cuido.

- Gracias, Mafalda, gracias.


(slam)


(ese era el cierre de la puerta)




Casa de la familia Benegas. 20:14 hs.

(Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiing)

(ese es...si, nuevamente)

- ¿Quién es?

- Soy Mafalda, la vecina de al lado.

- ¿Qué tal, Mafalda? ¿como le va?

- Disculpá que te interrumpa, querido, pero me aparece un cartelito en el celular y no sé como quitarlo.

- Es una llamada perdida, Mafalda. Ahí se lo quité.

- Sí, es que me llamó...

- Sí, Roque. Me imagino.

- Roque fue el que me regaló el celular, pero yo...

- Por supuesto, usted no sabe usarlo...

- ¿Las nenas bien? Avisame y...

- Sí, usted las cuida (slam) claro, claro (slam)


(¿eh? ¿cerré la puerta dos veces?)


- ¡AVISAME CUALQUIER DÍA Y TE CUIDO A LAS NENAS!


Como verán, los avances tecnológicos no cumplen con simplificarle la vida a Mafalda, y ciertamente no cumplen con simplificársela a los vecinos de Mafalda. Cabe preguntarse si en este punto la novedad constante no nos hace perder de vista lo que buscábamos en esas cosas en primer lugar. Básicamente un artefacto que domináramos a voluntad y nos diese lo que le pedimos. Ahora bien, ¿es eso lo que encontramos? ¿quién puede reposar apaciblemente si está a un botón sensible de que se corte la música que está escuchando y el mismo aparato dispare un mensaje a todos los contactos que tienen la letra "r"? ¿quién puede sentirse tranquilo sabiendo que sólo usa el 5% de las funciones del propio celular? ¿de qué ánimo se puede estar cuando uno solo puede permitirse comprar algo que nos dicen que ya es obsoleto? ¿qué corno trae un aparato de MP6?


Quizás sean las palabras de alguien que en estas cosas oscila entre el desinterés y la frustración o simplemente la sospecha de que Mafalda quiere cuidar a las chicas esperando que ellas sepan más del manejo del celular, pero la próxima vez que vea a Roque entrar con una caja a ese departamento, se arma.




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