A nadie escapa la importancia de saber transmitir las ideas con precisión y claridad. La ambigüedad de la frase del ingeniero Takashimi "se me escapó un gas", tomada con tanta jocosidad al principio, redundó en la muerte de no menos de 350 personas que no comprendieron que el gas se había escapado del reactor 5. Menos dramático fue el caso de la empresa "John Johnson & Son". Se dividió a la gente del departamento de Recursos Humanos en dos grupos; uno debía elaborar propuestas para evitar la reduplicación de tareas y el otro para mejorar la comunicación interna. Grande fue la sorpresa de Johnson padre cuando descubrió que ambos grupos habían preparado propuestas para evitar la reduplicación de tareas.
Se trata de casos de mala praxis lingüística ejercida por incompetentes que deberían volver a las cavernas. Especialmente el ingeniero Takamishi; por lo menos hasta que se calmen las aguas. Los familiares de las víctimas suelen ser rencorosos.
Por eso, para usted, que cuando dice la palabra "admonición" en una conversación hace una pausa dramática de 10 segundos para que el resto admire su vocabulario; para usted, que habla siempre de "sus lecturas", sin aclarar que son dos ("Mi planta de Naranja Lima" cuando estaba en séptimo grado y un libro de Dan Brown que le regalaron hace dos cumpleaños); para usted, que en un poema a su primera novia hizo rimar "primor" con "amor" y siente que deberían hacerle un lugarcito en la Academia Argentina de Letras; para usted son estos consejos sobre cómo mejorar sus discursos y/o cómo dejar de decir gansadas a mansalva.
Y hacemos esto porque hemos detectado algunas expresiones que utiliza que van desde lo francamente desconcertante a lo metafísicamente imposible. Vayamos a algunos ejemplos.
"Después de todo, lo que digo es totalmente lógico".
Le pido que se tome un minuto y me trate de contestar qué podría haber "después de todo". Y la respuesta es nada porque, si hay algo, entonces o está en el todo o el todo no es tooooodo, sino sólo "una suma bastante importante de cosas". en definitiva, o es la nada o es parte del todo, pero si es parte del todo no puede estar "después" de aquello de lo que forma parte. ¿Se entiende? Es como todo, usted no parece entender nada.
Y lo peor es que además le parezca lógico.
"Desde luego".
Su manejo de la temporalidad lineal deja mucho que desear. ¿Cómo va a situar el principio en el futuro? ¿por qué no la hace completa y dice "desde luego y hasta la semana pasada"? Le diría que es un animal pero los animales se manejan con humildad y tino en el presente.
"Antes que nada, quisiera aclarar que..."
Solamente para chequear ¿tiene usted datos certeros de una futura y cercana aniquilación? ¿no? Entonces lo que dice no tiene sentido. Y desde ya que no aclara. Si quiere puede mezclar y decir "después de nada...". Quizás deba dedicar gran parte de sus conversaciones a discutir con los que sostienen la eternidad del mundo, pero, después de una suma bastante importante de cosas, se trata de algo más interesante que lo que usted estaba por decir en primer lugar.
"Mire, lo que yo quise decir fue..."
¿Se da cuenta? ¿se da cuenta de que lo suyo no es lo verbal sino lo visual? Primero da una orden a su interlocutor ("mire") y luego, mientras el pobre cristiano está distraido buscando el objeto que usted querría mostrarle, usted le tira por la cabeza lo que hubiese querido decir si tan solo hubiese palabras para describir lo que usted realmente quería decir. ¡Ah! ¿las hay? Pero que cosa, che. ¿Por qué entonces no las dijo la primera vuelta y nos ahorraba la molestia a todos?
"No es para tanto".
Ahora usted está siendo deliberadamente ambiguo. Lo hace a propósito ¿no? ¿A qué viene esto de cuantificar el alcance de sus dichos? ¿cuanto es "tanto" y, en cualquier caso, para cuanto da lo que usted dice? ¿Para menos enunciados? ¿para menos verbos conjugados? ¿menos objetos directos? Trataré de ser lo más sintético posible: Tú Tarzan, yo NO Jane.
"¿Por qué no se va a la re%&$# de su madre?".
¡Muy bien! Esto es un avance. Usa la pregunta retórica y una metáfora en la misma oración. ¿A qué barrabrava me dijo que pertenecía? ¿ninguna? No, por nada.
Incluso veo por su puño en alto que ha aprendido a comunicarse de formas no verbales. ¡Bien por usted! Y yo que pensaba que ¡ay! Sí, sí, ya entend...¡baje ese bate! ¡no, no sobre mi rodilla! ¡ay! Espere, trate de contemplar el valor didáctico de lo que ¡ay! No, no de lo que "hay", imbécil. No hay nada, nada que no sea parte del todo quiero decir. Lo que pasó fue que interpuse una interjección de dolor porque usted me ¡ay! ¡exactamente! Lo del bate. ¡Ay! sí, sí, lo captó perfectamente. Es más, antes de desmayarme quiero decirle que ha hecho grandes prog