miércoles, 25 de noviembre de 2009

Estas cosas en Hollywood no pasan


Alguna vez hablamos sobre los lugares comunes en las películas hollywoodenses. En aquella ocasión nos convencimos...en realidad yo los convencí a ustedes...bah, en realidad, yo prefiero creer que los convencí a ustedes; en fin, la cosa es que quedamos en que esos lugares comunes en realidad son nuestro maná cinematográfico. Criticamos juntos las expresiones del tipo "qué divague", "mirá si va a pasar eso" o "bueh ¡lo que faltaba!" que esgrimen esas almas que nunca han podido trascender el teorema de Tales o la regla de tres simple. Hoy pretendo ir más allá: sostengo que pedir realismo es desnaturalizar aquello que vamos a buscar. Y lo demostraré de una manera tan sencilla como pedagógica: repasaremos algunas escenas comunes y les añadiremos el factor "realista". Bánquesela, después de todo estamos acá por su falta de convicción. Y si no le gusta vaya a trazar líneas paralelas.


Versiones realistas de películas hollywoodenses:


1) Cualquier película que involucre basquet o futbol americano:

(Charla técnica motivadora)

Entrenador: -quedan sólo 3 segundos. Creo en ustedes, muchachos. Ahora salgan y pateen algunos traseros.
Equipo: - ¡oh, sí!

Secuencia en cámara lenta, se intercalan escenas del movimiento de la pelota, el reloj y la cara de la novia, el padre, el amigo y el enemigo del protagonista. En el último segundo, el protagonista hace un lanzamiento desesperado. Todos siguen la trayectoria del balón -porque no es una pelota, es un balón- mientras se dirige al/a las aro/manos del receptor.






La pelota se va a la mierda.


Entrenador: - ¡Protagonista, la concha de tu madre!

Protagonista: - Me puse nervioso.

La novia, el padre, el amigo y el enemigo del protagonista: - ¡La camiseta de los linces de Oakhills, se tiene que transpirar...!

El protagonista se retira del deporte por presiones insoportables.

2) Antes del amanecer (Before Sunrise):

Él: - Hola.

Ella: - Hola.

Él: - Eeeehhhh...

Ella: - ...

Él: - Tiempo loco ¿no?

Ella: - Ahá.

Él: - ¿Vamos a ver una película?

Ella: - Dale.

Él: - (¡ufff!)

3) Cualquier película de 007:

Después de matar a un secuaz originario de Europa del este, 007 sale a la calle para robarse un auto en el que escapar disimuladamente.

En la calle sólo hay un Taunus color mostaza. Mirando para otro lado, Bond lo abre con una ganzúa electrónica con radio AM/FM. Entra y le da arranque. El auto no responde. Se empieza a poner nervioso. De repente, un vecino que estaba en la puerta de su casa tomando mate le grita:

Vecino que estaba en la puerta de su casa tomando mate: - ¡Bombéelo, Mister! Si no no le va a andar nunca.

De visible mal humor, Bond empieza a bombear el pedal con insistencia.

Vecino: - ¡Así no, que lo va a ahogar! Típico señorito que no sabe ni atarse los cordones.

James Bond: ¡mida sus palabras! Está hablando con un espía secreto al servicio de su Majestad.

Vecino: el único servicio que conozco es la estación de servicio de acá a la vuelta. Andá antes de que te lastimes, gilún.

4) Sintonía de amor (Sleepless in Seattle)

El chiquito está esperando en la terraza del Empire State. Su padre que lo ha estado buscando por toda la ciudad de New York finalmente lo ve. Corren uno en dirección al otro.

Sam: - ¡Jonah!

Jonah: - ¡Papá!

Sam: - ¡Pendejo de mierda! (chicotazo en la nuca) La guita que tuve que gastar para llegar hasta acá. Vos no vas a salir hasta que el sol se haya enfriado. Esperá que lleguemos a casa y vas a conocer a Annie.

Jonah: - ¿En serio?

Sam: - Sí. Annie se llama mi cinto. ¡Camine!

5) Titanic:

Leonardo Di Caprio tiene agarrada a Kate Winslet de la cintura mientras esta extiende sus brazos en la proa del Titanic. De repente, sus miradas se encuentran, las respiraciones se agitan, los rostros se acercan...

Rose: - Jack...

Jack: - Rose...

Rose: - ¡Oh, Jack!

Jack: - ¿Me bancás un segundo?

Rose: - ¿Eh?

Jack: - No sé, quizás sea el frío que hace acá, pero tengo que ir al baño. Esperame que vuelvo en cinco. Bueno, en siete.

Y después se preguntan por qué le largó la mano.

6) Matrix:

Neo duerme delante del monitor de la computadora. En la pantalla se suceden imágenes de diarios. Súbitamente, se pone todo negro. El cursor titila. Aparecen unas palabras:

Wake up, Neo.

Neo se incorpora. Nuevas palabras.

Viagra for only u$d 17,55.

Confundido, oprime ctrl+alt+supr.

Todos los días son el día del amigo. Pasalo a 10 de tus contactos y mostrales que te importan.

Continúa presionando la secuencia. Nada.

Fotos de Britney Spears desnuda. Presionar aquí.

Neo golpea el teclado. La computadora sigue sin responder. De repente, un mensaje de error dice que todos los archivos se han perdido. Neo arroja su computadora al piso.

Neo: - Hola ¿servicio técnico "Matrix"? De nuevo se me rompió el rígido. La próxima vez entro a las trompadas.

Creo que fui claro. Si no lo fui lo importante es que yo lo piense así. Con que no me desmienta estamos fenómeno. Espero que esto lo haya hecho recapacitar y no le pida peras al olmo, ni realismo a hollywood ni yogures al chino de la esquina. Rompen la cadena de frío.

Que lo disfrute con salú.


miércoles, 18 de noviembre de 2009

Empatía 0 a 0


empatía.
1. f. Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.


Decía George Simmel que la ciudad nos hace vivir en la periferia de nosotros mismos. Que el frenético vaivén urbano nos obliga a racionalizar todo y se pierden así las relaciones profundas, que necesitan de cierto remanso, de cierta rutina y de....disculpe ¿lo estoy aburriendo? ¿qué usted vino a buscar aquí humor liviano para sobrellevar su rutina laboral? Bueno, ¿qué le dijo una impresora a otra? "¿Está hoja es tuya o es una impresión mía?". Bien ¿puedo seguir? Decía, para este buen hombre la metrópolis nos obliga a parapetarnos en las capas más exteriores de nuestra psiquis, de manera que podamos procesar el cambio constante al que nos vemos sometidos.

Hasta aquí una experiencia que podríamos ejemplificar largamente. El tema es que con el tiempo esto puede ir atrofiando nuestra capacidad de empatizar con las alegrías y desventura ajenas o -en algunos casos extremos- incluso con las propias.

Caso 1: Universidad Nacional del Tomate. 10:22 hs.

- Chicos, debo comunicarles que el curso va a ser interrumpido porque el profesor...murió.

- ¿Cómo?

- ¿Cuando?

- ¿Dónde?

- ¿Eso quiere decir que nos podemos ir?

Caso 2: Banco de plaza. 19:35 hs.

- La verdad es que en éste último tiempo he estado pensando mucho en nosotros. Siento que en este momento necesito una contensión que vos no me podés dar. No porque seas malo, sino que por tu forma de ser. No sé qué te parece...

- Sí, sí. Soy de determinada manera.

- Pero ¿entendés lo que te digo? Me parece que es un buen momento para que nos separemos, para que cada uno vea otra gente.

- Justo de acá me voy a juntar con los muchachos.

- No me está siguiendo. Me siento incomprendida, como si estuviera sola.

- Te entiendo, pero yo no les puedo caer a los muchachos con vos, me van a decir que soy un pollerudo.

- Dejá, lo que quiero decir es que no nos veamos más. Te dejo por indolente y por boludo.

- ¿Eso quiere decir que me puedo ir?

Señores, estos casos nos hacen pensar que no debemos dejar que la vida citadina nos arrebate nuestra humanidad o los retazos de ella que aún podemos salvar. Y la salida no es leer un libro de Ari Paluch. Bah, probablemente eso sea una salida para Ari Paluch, pero no para usted. Usted debe confrontarse con su yo interior y tratar de gestar algún tipo de sentimiento. Alguno. Cualquiera. Una sonrisa franca cuando otro está contento; algún disgusto sincero frente a una injusticia notoria; un mínimo de congoja frente a la situación de Justino Ormeño, a quién su mujer dejó por su mejor amigo, su perro Boby. Que se yo. Algo. No, un poquito de asco no cuenta. Probablemente eso sea su acidez estomacal.

Como no lo veo bien perfilado, le propongo algunos ejercicios para recuperar la profundidad psíquica:

a) Tomar mate en la vereda con un vecino: no me importa que usted viva en el microcentro porteño. Va a ver lo bien qué le hace. Eso sí, un poquito más atrás que ahí se lo va a llevar puesto el 128. Y no le haga caso a los transeuntes encolerizados. Todos sabemos que su madre no se dedicaba a esas cosas. Ellos insultan porque viven en la superficie, recuérdelo.

b) Echarse en el pasto a contemplar el cielo: es traer el campo a la ciudad. Si mira en línea recta, derechito hacia arriba podrá obviar la plétora de edificios y ver las mentadas nubes de las que tanto hablan. Recuéstese, le va a hacer bien. ¡Cuidado con el soret...! Nada, nada, que así está perfecto.

c) Preocuparse por el otro: todos responden que "bien" a la pregunta por cómo están. Si un amigo que pasaba le hubiese preguntado informalmente a Tupac Amarú cómo andaba mientras era tirado por los caballos, éste le hubiese respondido que bien. Indague un poco más. No obstante, evite hacerlo en términos que muestren la falta de tacto hasta el nivel del muñon comunicativo que usted ostenta ("justifique su respuesta") o trate de condicionar la respuesta ("¿seguro que bien? ¿no te jode que tus hijos no te respeten y que tu mujer se haya ido con tu perro Boby")

d) Genere cercanía con personajes del barrio: una almacenero, un frutero, un zapatero, el del kiosko de diarios, usted verá. Lo cierto es que necesita reducir la escala. Si en el supermercado usted conoce el nombre de la que lo atiende quiere decir que se la está tratando de levantar (o que sabe leer los cartelitos, pero para nuestros fines vamos a descartar esta posibilidad) pero aquí uno puede disfrutar de una relación estable que no pide demasiado tiempo ni desgaste. Ideal para un androide como usted.

Hecha la advertencia, hechas las recomendaciones y hecho el artículo, me doy por hecho.

Que lo disfruten con salú.


viernes, 13 de noviembre de 2009

Lo 100to


Los hombres estamos acostumbrados a los ciclos. Es una manera de tener control sobre lo que no tenemos control. No podemos decidir si llueve o hace calor, pero podemos decir: "la época en la que hace mucho calor es el verano". Una perogrullada, me dirá, pero nos tranquiliza saber que le podemos poner alguna etiqueta al clima. Y si este no cumple con el protocolo establecido y se despacha con 3 grados un 20 de diciembre, el que está mal es él ("qué tiempo loco ¿no?")

También en otros ámbitos recurrimos a los ciclos. Nos ordena, nos da seguridad. "Mi ciclo en este equipo se ha cumplido" alega el entrenador después de perder, no 15 ni 17, sino 16 partidos consecutivos; "hoy cumplimos 7 años de novios" dice amorosamente el tórtolo para dar cuenta de un momento en el que al parecer puede 'salvar' antes de seguir, como en los jueguitos de Nintendo de antaño; "cumplo 30 años" asevera el tipo, mientras hace desafortunados cálculos entre hitos significativos y establece simetrías imperdonables. En fin, esto último recién nos (pre)ocupará recién dentro de unos días. Pero la idea general se entiende.

Pues bien, amparado en ese amor por las cifras redondas, comunícoles que el que leen en este momento es el post número 100 de este blog.

(pausa para aplausos)

Gracias, gracias, la verdad es que...

(más aplausos)

Bueno, bueno. ¿Qué puedo decir?

(ovación de pie)

Y, mucho no voy a poder decir si usted sigue ap...

(aplausos acompañados de algunos gritos de "bravo", "ídolo" o "aguante Almirante Brown")

¡BUENO BASTA! ¡QUIERO HABLAR, CARAMBA!

(Mirándose entre sí con incomodidad, el público toma asiento nuevamente)

Decía, si esto ha llegado hasta aquí es porque ha habido gente con la amabilidad suficiente para seguir entrando a este espacio guiados por la simpatía, la pena o la inercia.

Cuando empecé con el blog aclaré que la regularidad iba a estar atada a mi estado de ánimo para cubrirme de posibles momentos de falta de inspiración, angustiado por el horror vacui que sigue a cada post, pensando en si tendré algo para decir en el post siguiente. Pues bien, ahora veo que resulta que nunca tuve demasiado para decir y sin embargo aquí estamos, en el post número 100. Que no es un post más divertido que el anterior, que no tiene un tema demasiado interesante pero que sin embargo no deja de ser el post número 100. Y el 100 es una cifra redonda. Un ciclo podríamos decir.

Que lo disfruten con salú.

martes, 10 de noviembre de 2009

Adelantándose tarde


Estamos en noviembre. Sí, ya sé que lo sabía, pero lo repito: estamos en noviembre.

¿Qué quiere decir esto? Que ya hemos pasado octubre y todavía no llegamos a diciembre. Bien, veo que ha estado estudiando el calendario. No hablo del mero transcurrir del tiempo que se escurre como arena entre los dedos. ¿Vio como se escurre la arena entre los dedos? Bueno, así. Pero dije que no hablaba de eso, sino del tiempos signado por eventos significativos. Usted, en su torpeza, se apresurará a comentarme sobre Navidad y año nuevo. Y la verdad es que si lo pasa en la casa de sus viejos, en la de sus suegros, uno y uno o en lo de los Perez García poco me importa. Hoy no voy a dedicarme a las fiestas. En primer lugar porque no me gusta el mote uniformante de "las fiestas" y porque mal que mal uno ya sabe a qué se enfrenta. Lo invito a mirar más allá y encarar el tema verdaderamente problemático de estas fechas: las vacaciones.

Deseadas durante todo el año, su proximidad genera una ansiedad llamativa. Parece como si uno estuviese meses esperando la visita de una personalidad y en el momento que llega dijese: "uh, ya llegaron las vacaciones y yo en estas fachas". Porque aunque lo quiera disfrazar con un ejemplo, usted y yo sabemos que en el fondo hablo de las vacaciones.

Un primer tema es la elección de la locación. Una imagen mental que uno suele hacerse de las vacaciones involucra una playa soleada, de arena blanca y en cuya soledad se puede divisar una palmera cayendo educadamente sobre el mar turquesa como si lo estuviera reverenciando. Yo le echo la culpa de esto a los avisos de las empresas aéreas. Lamentablemente, la foto corresponde las más de las veces a Bora Bora y no a Las Toninas o Villa Gessell. Los dueños de esta imagen mental forman parte de los hombres que podemos denominar "playeros", y que no conciben un verano sin mar ni arena. No, no en el sentido del tiempo que se escurre sino literalmente arena. Lo que uno podría objetarles a estas personas es que si lo que quieren es irse a otro lugar para alejarse de todo, no vayan al lugar donde va todo el mundo para alejarse de todo. Tengo un solo recuerdo de Mar del Plata e involucra muchísima gente. Fui esquivando personas hasta que sentí que en un momento mis pies estaban mojados: había llegado al mar. Y eso que era marzo.

Pero hay otro genotipo vacacional que repudia la playa y sueña en cambio con un campo verde o una sierra. No, no una sierra eléctrica. Con un paisaje serrano. No, no sé que significará soñar con sierras eléctricas. Ponele que castración o potencia sexual o tendencias psicópatas. La cosa es que...o simplemente que tenés que terminar la biblioteca rápido. Puede ser. Le averiguo. Decía, los que van mucho al campo sufren durante el año del encierro de la urbe. "Son todos unos animales" confiesan a quién quiera escucharlos. Y es por eso que buscan un reducto donde los únicos seres vivos, bueno, sean todos animales. La sierra por su parte implica además alguna pretensión de ejercicio físico, más no sea ir a una parrilla que quede cuesta arriba.

Pero esta elección está sazonada por dos condimentos no elegidos: los días y el presupuesto. Y los nombro juntos porque guardan una extraña relación: quienes tienen más días (docentes, por ejemplo) tienen menos presupuesto y quienes tienen más presupuesto (empresarios grosos) tienen menos días. ¡Oia! ¡resulta que son inversamente proporcionales! Hay, sin embargo, algunos casos excepcionales que logran combinar ambas variables: gente que no tiene ni días ni presupuesto (básicamente esclavos) y gente que tiene días y presupuesto (abogados de Tribunales, hijos de empresarios grosos, Bill Gates)

Si usted es de la gente que tiene pocos días y algo de presupuesto, tomese las vacaciones en marzo. Tomarse las vacaciones en enero es como pedir un día libre y elegir el viernes. Nadie trabaja ese día de cualquier manera. Si quiere sobrevivir al año, aproveche la baja de gente en la ciudad propia de la época estival y vayase cuando todos estén volviendo o hayan vuelto (hay un placer extra en irse cuando los otros ya han vuelto. O eso me han contado las malas personas) Si en cambio tiene muchos días y poca plata, los sanguchitos para la playa hágalos en pan francés. Es más fácil quitarles la arena. Lo único que le pido es que, si bien los precios de la playa son prohibitivos, no lleve un tupper con tallarines para degustar en familia. Por el resto se lo pido.

Usted sabrá donde ubicarse en las combinaciones posibles; eso sí, no me desordene el cuadro diciendo que tiene bastantes días y que justo se ganó la lotería o que no tiene demasiada plata pero además siente que el tiempo vacacional se le escurre como arena entre los dedos.

Ahora junte todas la piezas y vea cuál es el destino de sus próximas vacaciones. Por mi parte, estaré recostado durante largas jornadas tomando sol en la paradisíaca Plaza Congreso.

jueves, 5 de noviembre de 2009

¿Por qué quebró Canal 4?


La desaparición del Canal 4 hubiese sido impensable 10 años antes. Pero en el momento que se dio, la estación solamente era conocida por sus esporádicos escándalos. Escándalos que surgían cuando a alguien se le trababa el control remoto cuando estaba pasando y alcanzaba a escuchar alguna de las barbaridades a las que nos tenían acostumbrados. Después, comentario de boca en boca, búsqueda y You Tube y 5 minutos de fama. Literales. You Tube no quería mancillar su imagen teniendo material de Canal 4 en su página.

Todo comenzó cuando Matildo Arrigorría tomó la conducción del canal. Heredero de una gran familia aristocrática, el tipo era dueño de todo. Incluso de una descomunal incompetencia. El principio del fin fue la inclusión del programa "Pandamonium" en el prime time. Cocineros japoneses debían cazar osos pandas usando solamente sartenes. Después de varias quejas de la audiencia, permitieron que los cocineros pudiesen usar también planchas de cocina y un tenedor. Se levantó después de la carta protestando por la crueldad, que mandó el Partido Nacionalsocialista local.

Pero más allá de algunos programas desafortunados y de una que otra decisión catastrófica, todos saben que el eje de la culpa recae sobre el noticiero. Una primera falla fue contratar un meteorólogo mitómano. La gente soportó salir con calzoncillos largos, 3 bufandas y 2 camperas para encontrarse con 35 húmedos grados; soportó estar al borde de perder extremidades por congelamiento mientras una lluvia torrencial mojaba su bermudas y musculosa; pero lo que no pudieron soportar fue escucharlo decir que "debido a una corriente cálida del sudoeste, Godzilla asolará la ciudad". "Godzilla no es un fenómeno climático" decían indignados los televidentes.

Es comprensible y hasta lógico que el presentador deportivo sea un fanático del fútbol. Pero no parece igualmente lógico que sea un fanático de un equipo determinado. Su análisis de la fecha distaba de ser parejo. "Resulta que ganaron los p***s de Deportivo Cañazo. Ya van a ver cuando los agarremos en la fecha 12". Después se prolongaba en una serie de analogías sexuales que no parecían aptas para un noticiero del mediodía. Su equipo copaba la mayoría del segmento, que era mechado con algunas alusiones al "pechofrío de Pagliotti" o al "cagón de Torrealba". Muchas veces rompía espontáneamente en cánticos soeces cuya conclusión general era que su equipo iba a campeonar. El acabose se dió el día 23 de septiembre. "Hoy mi equipo perdió así que no tengo ganas de hablar de fútbol. Cambiemos de tema". Acto seguido, empezó a relatar bastante pormenorizadamente la fisonomía de cierta vecina suya que, por lo que rescatamos de su descripción, parecía bastante agraciada.

La columna de espectáculos no eras mala, pero el hecho de que su presentador fuese tartamudo le restaba un poco de brillo. La reseña sobre "El Señor de los Anillos" duró más que la película original.

Pero el epicentro de lo que derivó en la implosión del canal estaba en el presentador: Claudio Tulio Menigosi. Por más que uno pueda estar indignado y tomar posición imo pectore, no puede decir "hay que matarlos a todos" al aire. Especialmente cuando se está hablando de una iniciativa de los Boy Scouts para construir casas en una comunidad pobre.

"Lo que les molesta es que haga un periodismo independiente" se defendía Menigosi.

"Independiente de la realidad" le retrucaban sus detractores.

Lo cierto es que la independencia no era la característica fundacional del Canal. Cuando Arrigorría se encaprichó con ser presidente de la Nación, Menigosi fue su instrumento de propaganda. Le adjudicaba proezas como haber ordenado el sentido del caudal de los ríos o haber resuelto el cubo de Rubik. "Como ha confirmado nuestro meteorólogo, los movimientos sísmicos de esta mañana han sido producidos por los opositores de Arrigorría". El triunfo en lanzamiento de jabalina de un deportista nacional se debía a Don Matildo, que "bien que accidentalmente podría haberle quebrado el brazo y nunca lo hizo".

Llegado el momento de la votación se descubrió que Arrigorría había hecho fraude (pensándolo bien, haber puesto publicidades suyas en las urnas falsas no fue una buena idea). Éste cayó en desgracia y con él el Canal 4, que no consiguió nadie interesado en comprarlo. Sus profesionales se dispersaron y el olvido lo cubrió con su manto. Por suerte.

Eso fue todo, pueden retirarse. Eso sí, les recomiendo llevar un paraguas. El nuevo meteorólogo del canal 8 dice que van a caer elefantes abrazados. Literalmente.

martes, 3 de noviembre de 2009

Gente intimidante


Quién no esté leyendo esto desde una cueva inhóspita en las montañas de Níger a través de una poderosísima conexión wi fi, podrá dar cuenta de la cantidad de intercambios que rodean nuestra condición de animal social. De entre los múltiples encuentros que adornan nuestros días, podemos distinguir varios tipos: los de índole familiar, los meramente sociales, los estrictamente económicos y las combinaciones que puedan presentar los anteriores*: tenemos intercambios fugaces, palabras preestablecidas para diálogos que sólo acontecen una única vez; encuentros profundos y meras yuxtaposiciones sociales; conversaciones constructivas y palabras que se lleva el viento; charlas con presencia emocional y otras con ausencia mental. La variedad de interlocutores hace que nos involucremos de distinta manera en estos intercambios sociales.

Pero pasa de cuando en vez que nos topamos con personas que nos congelan. Hombres y mujeres cuya presencia anula, si no todas, por lo menos algunas de nuestras cualidades sociales. Gente ante la cual nos quedamos como liebres frente a la luz de los faroles del auto. Socialmente inmóviles. Se trata nada más y nada menos que de gente que nos intimida. Lo que trataremos de hacer es simplemente enunciar un listado de gente arquetípicamente intimidante para que pueda estar precabido y reaccionar lo más elegantemente posible si llega a toparse con ellos.

a) La gente muy inteligente: hay personas cuyas comprensión de la vida o de algún aspecto particular de ella nos maravilla, admira y hace pensar que lo que estamos por decir es una gansada que merecerá su mirada desaprobatoria (aunque no diga nada, porque alguien como él no te va a decir nada) Buscamos entonces entre nuestro acervo algo que pueda estar a la altura. Pues bien, dejeme decirle que eso suele ser contraproducente y -víctima de la profecía autocumplida- la frase suele devenir en una gansada.

Intimidado 1: - Eeeeh.... qué tema la situación política mundial ¿no?

Persona muy inteligente: - ¿por qué lo decís en particular?

Intimidado 1: - Porqueeee... ¿viste que Chavez iba a cantar con Calle 13?

b) La gente muy linda: aunque generalmente se busque dicotomizar a bellos e inteligentes, la verdad es que la situación es análoga a la anterior. Sólo que aquí además está involucrada la libido, lo que no promete mejores resultados. En el fondo se trata de la necesidad de maravillar a esa belleza en el poco tiempo que pueda darnos de su atención, así que muchas veces se intenta jugarla de profundo. Desaconsejable por donde se lo mire.

Intimidado 2: - ¿Qué tal?

Persona muy linda: - Hola.

Intimidado 2: - ¿Existirán otros colores?

Persona muy linda: - ¿Qué?

Intimidado 2: - Sos muy lind...yo soy profesor de filosofía. Soy profundo.

Persona muy linda: - ¿De qué estás hablando?

Intimidado 2: - ¿Sabías que Chavez iba a cantar con Calle 13? ¡Aaaaghh!

c) La gente famosa: sobre esto hemos escrito largamente aquí. Solamente agregar que en algunos casos puede además coincidir con la categoría anterior, en cuyo caso la persona intimidada entra en coma.

d) El psicólogo: la visión que mucha gente tiene de los psicólogos se asemeja a la de una suerte de mentalistas. Un psicólogo podría leer tu mente, pero sobre todo leer aquellas cosas perversas que no deberían ser publicadas. O quizás sea más exacta la imagen del detective, que puede usar las palabras como pistas para descubrir nuestra culpabilidad, aún sin que tengamos claro de qué somos culpables. Por eso el pedido de que "no analicen todo" es un pedido de resguardo psíquico, casi de auxilio. Esto se puede ver en las constantes justificaciones que ornamentan el diálogo con un psicólogo.

Intimidado 3: - Bueno, yo hice este dibujo que me pidió, pero sepa que bien pude haber hecho otro.

Psicólogo: - Está bien, igual me sirve que hayas hecho este.

Intimidado 3: - ¿Por qué? ¿qué tiene? Lo hice porque me pareció que era lo que usted quería. Y no es que me justifique porque esconda algo. Ahora va a pensar que escondo algo porque lo traje a colación. Le aseguro que no. El énfasis no ayuda ¿no? No, yo le aviso porque hay cada uno que interpreta que ¡mamma mía! ¡Uy! Ahora va a decir que dije eso porque tengo un edipo no resuelto con mi vieja. No, con ella está todo bien. Bien, pero no entendido de una forma sexual ¿me entiende? Y no es que tenga una fijación con el sexo. Deme, deme el dibujo que voy a hacer otro. Se puede ¿no? Es normal ¿no? ¿qué tendría que haber contestado?

Psicólogo: - No hay una repuesta única.

Intimidado 3: - ¿Respondí mal? ¿qué responden todos? ¡¡¡DEME EL DIBUJO!!! Perdón. No le quería gritar. Le juro que soy normal ¡Aaaghhh!


Espero que esto le haya servido para trazar líneas de acción para emergencias como estas. Que se yo, puede mirar al horizonte como escrutando algo y correr en esa dirección, fingir un desmayo, aprender a decir 'no hablo castellano' en alemán (no recomendable si está ante una persona verdaderamente inteligente, puede salirle mal y que lo hable y tener que recurrir al desmayo) o en el lenguaje de señas.

Cualquier cosa, siempre está la opción de la cueva inhóspita en las montañas de Níger con poderosísima conexión wi fi.



* familiar-económico: encuentro con un tío millonario; económico- social: con los compañeros de trabajo; familiar-social: con el primo buena onda; etc...

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