miércoles, 31 de marzo de 2010

Don´t cry for me, Didi Seven


Entre la cantidad abismal de cosas que escapan a mi comprensión, algunas lo hacen por la profundidad de su materia; otras porque la finitud del tiempo y la corrupción de la materia las sitúan en la frontera de lo que nunca alcanzaré a conocer. Un tercer tipo son aquellas que se presentan delante mío y sufren la afrenta de mi desprecio o la gelidez de mi indiferencia. Estas últimas pergeñan su venganza minuciosamente, y me atacan en momentos de indefensión. Para que se vea más claramente, me referiré a aquella cuestión que parece llevar el estandarte de la cosas ignoradas: el conocimiento tecnológico.

No es que lo rechace, de ninguna manera, sólo que disfruto de sus productos en un estado análogo a la papilla. O sea, procesados, más fáciles de digerir y con la colaboración de un adulto. Nunca aprovecharé todas las utilidades de un celular ni pasaré de las páginas más elementales de un manual de instrucciones. Gente cercana me ha reprochado con acritud esta dejadez 2.1. La cuestión se pone urticante cuando uno de esos conocimientos me vendría bien: cuando quiero mandar un mensajito a más de una persona sin escribirlo cada vez, quiero bajar una canción que me gusta o quiero que los cartelitos de actualización de Windows dejen de perseguirme. Y es ahí, con el rabo entre las patas, que recurro a los hermanos mayores en la tecnología para pedirles que subsanen aquellas cuestiones que se me aparecen como misteriosas.

Una de esas cosas, por ejemplo, tiene que ver con este blog. Desde hace un tiempo, en una de las entradas (siempre en la misma) aparece un comentario de un Anónimo promocionando algo, o vendiendo o quién sabe haciendo qué. Fui y borre como 10 comentarios, pero seguían volviendo. Entonces eché mano a mis conocimientos. No, no de computación, de mi mismo. Me dije que no faltaba mucho para que me dejase de importar. Y así fue. Pero hoy me encuentro con que uno de estos mensajes apareció en otra entrada, como si se tratase de una metástasis spamica. No sé qué hacer. No sé qué respuesta original darle al comentario. Estoy perdido.

Es por eso que, si en mi indolencia virtual este blog llegase a convertirse en un portal publicitario y yo pereciese entre ofertas de descarga gratis, algo deberá quedar para proteger mi memoria. Por eso puse unas fichas en un lugar seguro, donde gente competente se reune para burlarse de quienes sufrimos por estas cosas. En el día de la fecha he dejado un texto en Men in Blog para que pueda recordarme con una sonrisa mientras disfruta del Ab-abdominazer que adquirió gracias a un portal de compras que supo en algún tiempo remoto ser un blog de humor.


En serio, que lo disfrute con salú.

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ACTUALIZACIÓN

Aunque parezca paradójico, este mismo blog ha sido una muestra constante de mi impericia tecnológica. En el camino, varios son los que me han apuntalado haciéndome notar que podía desactivar la verificación de la palabra, indicándome cómo se ponían la negrita y la itálica en los comentarios y otras tantas cosas. Pero si hay alguien a quién debo mucho en este aspecto es a Mariano, quién no sólo logró cambiar la planilla para que mi blog no tuviese el ancho de la factura de compra del Coto, sino que me ha pemitido cambiar el engendro pixelado en mala hora nacido de un powerpoint que hacía las veces de banner* por esta maravillosa versión surgida de su talento que pueden apreciar arriba. Sólo me queda cambiar el empapelado del fondo y estoy hecho.

Por esa generosidad mayúscula y su criterio estético, vaya mi reconocimiento a Mariano.


* La verdad sea dicha, le guardo cariño por la cuestión artesanal. Es como el cenicero de plastilina o el collar de fideos. O sea, inservible, pero con valor sentimental.

viernes, 26 de marzo de 2010

Curso práctico de terrorismo


Cueva en las montañas de algún lugar de Afganistán. 18:41 hs.

Omama: - Buenas tardes, alumnos. Bienvenidos nuevamente a este curso introductorio a la teoría y práctica del terrorismo. Como ya he dicho en otras ocasiones, aquí aprenderán todo lo necesario para inflingir sufrimiento en las entrañas de las filas de los infieles que merecen el exterminio por sus prácticas infieles que les salen desde las podridas entrañas...de los infieles...que merecen el exterminio. Y además lo pasarán bomba. Ja, ja, ja, ja...¡cada vez!...ja, ja...y sigue siendo gracioso...ja, ja, ja...ayyyy (secándose una lágrima) En fin, preséntense, almas nobles.

Tarik: - Mi nombre es Tarik, como el guerrero de los mil reinos.

Samid: - Mi nombre es Samid, como el tigre de oriente.

Ahab: - Mi nombre es Ahab, como el Capitán de Moby Dick.

Omama: -Como saben, mi nombre es Omama, y debo mi nombre -el que llevo como una cicatriz- a un trovador occidental que entonaba una melodía que mi madre amaba: "Omama, ella me ha besado. Omama, estoy enamorado de ella...". El contacto con aquellas estrofas hizo que jurase odio eterno a Occidente. Sepan que no descansaré hasta que Pablito Ruiz...digo, hasta que los infieles perezcan junto con sus podridas entrañas...y eso.

Lo primero que me gustaría saber, es qué han hecho ustedes últimamente para vejar y desbaratar el sistema americano de vida.

Tarik: - Yo escribí "Tarik estuvo aquí" en la "O" de las letras de "Hollywood".

Omama: - No está mal. ¿En cual "O"?

Tarik: - En la segunda. La primera estaba repleta de nombres mexicanos.

Omama: - Muy bien, muy bien. ¿Y tú?

Samid: - Yo logré infiltrarme en los servidores de las grandes empresas de correos electrónicos.

Omama: - ¡Magnífico! Asumo que provocaste un caos sin igual.

Samid: - Practicamente. Mandé un spam a todos las casillas...ji, ji, ji.... ofreciendo Viagra a u$6,99 cuando...ji, ji, ji... ¡en realidad es mentira! Ji, ji, ji.

Omama: - Trabajaremos en ello. A ver tú, Ahab.

Ahab: -Yo, al mando de sólo 3 fieles, logré conquistar Oregon.

Omama: - ¡Aquí tenemos un verdadero servidor de Alá! Excelente.

Ahab: - Gracias. Y eso que mi objetivo era destruir al ejército de la derecha.

Omama: - ¿Cómo?

Samid: ¡Eres un tramposo, Ahab! Hiciste un pacto con el bueno para nada de Ghalib, y eso es de gentes de morales libertinas.

Ahab: - ¡Sólo estás celoso porque perdiste todas tus mugrosas fichas verdes!

Omama: - ¿Es decir que...?

Samid: - Pero bien que Groenlandia no me lo pudiste ganar nunca. Y eso que tenías 8 fichas y yo 3.

Omama: - ¡Bueno, basta! Se nota que necesitan volver a aprender lo básico. Tengo aquí las cartas de amenaza que les pedí. Tarik, cuando se te pide que envíes un virus, claramente no se está hablando del Wadu-Wadu. No sólo has desaprobado tu tarea, sino que hace 3 días que estoy tarareando esa maldita canción. Por otro lado, Ahab, las amenazas anónimas no llevan remitente. Menos con la dirección laboral. Si por tí fuera los norteamericanos nos encontrarían como a una aguja en una mercería. Deben prestar más atención.

Muy bien, vamos a repasar algunas cuestiones. Tarik, cuando entramos en Estados Unidos ¿qué ponemos cuando nos preguntan si tenemos intenciones de realizar actos terroristas?

Tarik: - ¿Sí?


Omama: - Mal.

Tarik: ¿Sí, gracias?

Omama: - ¡No! ¡qué no, caracho!

Samid: - ¿Pero no vamos a eso?

Omama: - Por supuesto.

Samid: - ¿Y eso no sería mentir?

Omama: - Mentir fue decirte que eras más inteligente que un delfín. Otros errores que no vamos a repetir: esconder nuestras armas en un cargamento de juguetes. 3 días buscando cuales eran los rifles de verdad. Agradezcan que aquellos guardias pensaron que les jugaba una broma cuando les tiré con la pistola de agua. Y no me importa si es más fácil porque es primo de Ahab, no secuestraremos de nuevo a nuestro embajador. Gastarle todo el tanque de nafta a un auto haciéndolo dar vueltas no es un buen atentado. Y el beneficio económico para nosotros es terriblemente indirecto. Dejen de lanzar objetos contra cualquier casa blanca. La que queremos atacar es una específica.

Repasen esta lista y los espero mañana aquí para terminar de pulir nuestro plan. Y ahora dejenme sólo para pensar mejor.

"El sábado a la noche te paso a buscar..."


lunes, 15 de marzo de 2010

Historias mínimas II


Después de la primera entrega de las historias mínimas, me aboqué a la segunda parte. Algunos me han preguntado por qué. Básicamente porque la primera parte ya estaba hecha y dedicarme a la tercera sin tener la segunda me parecía desordenado. Incluso casi un engaño. Porque yo soy muy respetuoso de la progresión numérica. Lo quiero ver si después de Rivadavia 5558 viniese el 325. Sería complicado ¿no le parece? Por lo menos complicado si uno quisiera ir al 5560. Si no, probablemente pasaría a ser un dato de color o algo para quejarse en las cartas de lectores: "¿A donde va a ir a parar el país si no se respeta la progresión numérica?". Pero no será el caso aquí. Porque yo soy respetuoso de la progresión numérica y porque la gente no suele escribir cartas de lectores para quejarse sobre mi blog. Que se yo, asumo que porque hago las cosas bien. Algunos ensayan otras respuestas, pero prefiero pensar que es porque hago las cosas bien. Ahora podemos ir a lo nuestro: la progresión numérica. ¿O era sobre los números reales? ¿sobre la Avenida Rivadavia? ¿a qué altura? Bueno, mientras va para allá, aproveche de leer algunas historias mínimas. Las número dos.


En el siglo XV, cuando se empezaron a imprimir libros, hubo un gran debate respecto de los libros que valía la pena imprimir. ¿Qué autores deberían difundirse primero? Una de las discusiones más acaloradas se dio en torno a los fabulistas griegos. El príncipe de Blablablach, en una de sus frases más polémicas, dijo: "No hay nada mejor para los oídos de nuestra juventud que un Esopo", lo que provocó un gran revuelo entre los seguidores de Nicóstrato y los otorrinolaringólogos.

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- Querida, tengo que hacerte una confesión ¡me gusta tu hermana gemela!

- Gracias.


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A los practicantes avanzados de Yoga, en la India se los llama Yoguis. Existe entre ellos, uno que alcanzó una gran fama y cuyos libros se han vendido por montones a lo largo del mundo: Osho.


Cuando le preguntaron sobre su secreto para vender tantos libros, con tono parsimonioso contestó: "la clave fue la firma. Todos querían leer los libros del 'Osho Yogui'".

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Nuevas investigaciones en la Alpeddington University:

- Al parecer, esa sensación de atracción sexual seguida de mariposas en la panza que algunos identifican con el amor sólo se trataría de la ingesta de comida afrodisíaca en mal estado.

- Luego de un relevo sobre casi 6.000 individuos, se habría confirmado aquello de que "Racing es una pasión". Lo que los científicos todavía no logran descifrar es de cuál de ellas se trata. Amor, desesperanza y repugnancia surgen como las hipótesis más plausibles.

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Casa de la familia Herrera. 20:14 hs.

- Querido, hoy a la tarde estuve en una feria y me compré unas artesanías wichis di-vi-nas.

- ¿A ver? Pero, Marcela, ¡estos cubiertos son de madera!

- Sí ¿y?

- Devolvelos. Que no se diga que en casa de Herrera hay cuchillos de palo.

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Pequeños sinsentidos cotidianos:

- Poner su canción favorita como ringtone. La posibilidad es que lamente tener que atender una llamada porque corta su canción favorita o que, de tanto escuchar su comienzo, su canción favorita deje de ser su canción favorita.

- Poner "sinsentidos" en plural cuando sólo se te ocurre uno.


martes, 9 de marzo de 2010

Los Hectors


De vez en cuando las musas descienden sobre uno y lo iluminan con la intuición genial, el ingenio divino y la palabra única. Días venturosos en que las ideas parecen concatenarse solas dando lugar a un texto que no parece venir de uno y del cual uno es mero instrumento, en el cual pieza tras pieza van tomando lugar para dar lugar a un texto imprevisto, glorioso, satisfactorio.

Otras veces no queda otra que arremangarse, hacerse cargo de la única hilacha de idea que tiene a mano y ver a donde conduce la madeja esperando que en el otro extremo no se encuentre el ridículo.

Es una lástima que no pueda ver cómo tengo las mangas. Se daría una idea de mi situación actual. Pues bien, a la hilach...al tema de hoy.


Cómo no podía ser de otra manera, y a tono con el sentir popular (si es que el sentir popular tiene colores pasteles) nos congrega hoy la entrega de la Academia. Sí, señores dueños, aquí está la llave de la Academia de Cine "Hilario Montoto". Ya es toda suya. Aprovecho para contarles que el agua caliente no anda, y advertirles que tengan cuidado con el séptimo escalón de la escalera, porque me parece que se rompió.

Y como despedida de esta flamante institución a la que no dudamos que acudirán cientos de personas... cuando sea tirada abajo y emplazado el nuevo estacionamiento, naturalmente. Decía, a modo de despedida, haremos entrega de los ya tradicionales premios 'Hector' a aquellas cintas que, si no le han ganado el corazón a nadie, por lo menos le han sacado un empate al riñón o han perdido por poca diferencia con el colon. Sin más, los ganadores de los Hectors de este año:


Mejor película de ciencia fricción: "Águantar".

Enmarcado en paisajes que destacan por su enigmático salvajismo (Dock Sud, Laferrere, Santos Lugares), la historia gira en torno a un grupo de hombres rústicos que deciden copar la barra brava de Almirante Brown. Para eso deben sacar a los Na'vos; hombres no menos rústicos que además son dueños de los pases de las dos promesas del clú. Digo, del club: Washington "tejuroquetepago" Gomez y Sergio "teprometoquenisiquieraestabaahí" Scarotti. Del aclamado director James Cágaron, una cinta que más que una cinta debería ser una faja protectora.


Mejor película de acción: "Vivir al límite".

Un hombre argentino de clase media es testigo de una poderosa implosión: la de su sueldo el día 9 del mes. Con más de 20 días por delante y la tarjeta hasta el tope, la adrenalina pura se apodera del espectador mientras este oficinista corre una frenética carrera contra el tiempo para llegar a fin de mes. Destacan las actuaciones de Helen Mirren como la cajera del Coto y de Sean Connery como Cacho el tachero.


Mejor película dramática: "Precioso".

Un travesti de Constitución decide dejar la prostitución para dedicarse al rugby profesional. Esta película sumamente humana muestra las dificultades que el/la/lo protagonista experimenta en este cambio: desde las miradas crueles de sus compañeros hasta el maldito taco aguja que se clava en la cancha frustrando un try cantado, pasando por los terribles regateos sobre la tarifa a los que el Rolo se ve sometido en el scrum. Inicialmente llamada "Invicto", debieron cambiar de nombre después de la innecesariamente explícita tercera escena.


Mejor corto animado: El tano Perigotti.

La verdad es que el enano es un fenómeno. Va a una fiesta y te la levanta en seguida. De chiste fácil y bebida ídem, la gente todavía se acuerda de la vez que cantó la Macarena aspirando helio. Un fenómeno el tanito.


Mejor Montaje:

¡Pero, che! ¡que hay chicos acá! Esta gente de Hollywood no tiene coto. Si quieren ver un montaje que se vayan a buscar al labrador del Dani. Te digo, la poodle de la otra cuadra no puede ni caminar desde hace dos mes... ¿que tiene que ver con el cine esto?


Mejor actor de reparto: Il Wev On.

Perteneciente al servicio de delivery del restaurant El dragón del amanecer milenario en la cascada milenaria del imperio no menos milenario, por su interpretación en "No tengo cambio. No hablo español", sobre la batalla por los centavos de vuelto en las calles de Buenos Aires. Una cultura milenaria enfrentada contra una ley que dice que se redondea a favor del cliente. Brutal. Descarnada. Una película que no tiene nada de sencilla ni de sencillo.


Muchas gracias por habernos acompañado. La salida está por allá. Guarda con el séptimo escalón. Terminamos acá para no abusar de su tiempo.


Y porque además este tema me tiene los Globos de Oro.


miércoles, 3 de marzo de 2010

Los hombres son de Marte y las mujeres son de una sonda que orbita Marte cuando Marte está haciendo otra cosa


"La gran pregunta que nunca ha sido contestada
y a la cual todavía no he podido responder,
a pesar de mis treinta años de investigación
del alma femenina, es: ¿qué quiere una mujer?"

(Sigmund Freud)


"Maldición, Sigmund ¡baja la maldita tapa del inodoro!"

(Martha Bernays)


Ustedes me obligaron. Yo soy un tipo de naturaleza afable, pero tampoco le doy las gracias al que me da un chicotazo en la nuca. No, no. He sentido las repercusiones del último post. Acá las sentí. En el pecho. Mi mujer dice que debe ser un aire, que pruebe eructar; pero yo sé que se trata del dolor de un orgullo lastimado, de una integridad machacada, de un espíritu vejado. Además, nunca me salió eso de eructar voluntariamente.


Resulta que ahora nadie juega al futbol. Que los que lo hacen lo hacen en condiciones tan excepcionales que son irreductibles a una clasificación arbitraria. Que el análisis hecho es inservible. Pues bien, esto no va a quedar así. Mostraré a los que me achacan desconocimiento de mis congéneres que desconozco mucho más de lo que ellos presuponen. Desoiré a los timoratos que me aconsejan volver a temas más asequibles y asépticos. Subiré la apuesta. Proclamaré mis opiniones temerarias. Vociferaré que tengo razón. Haré todo lo que tenga que hacer para reivindicar mi buen nombre en este espacio virtual. Todo. Todo menos eructar voluntariamente, porque eso nunca me ha salido.


Profundizando entonces en la cuestiones relativas al entendimiento de los hombres por parte de la mujeres, no me queda más que marcar algunas importantes diferencias entre ambos. Así como lo escucha. Lisa y llanamente. Ya sabemos que no me atemorizan los posibles motes de 'pollerudo', 'misógino', 'ignorante', 'gay' o 'cuatro ojos' (porque uso anteojos) que me puedan dedicar la diferentes facciones, porque a mi lo que me interesa es iluminar el tema y ayudar a las damicelas en peligro (que no son tantas y parecen arreglárselas bastante bien, pero que ayudaré a pesar suyo) tratando de evitar la lógica dicotómica del club de los varones y el club de las mujeres de tercer grado. O del baño de varones y el baño de muj...ah, no. Eso está bien.


Una primera diferencia esencial entre varones y mujeres es la diferencia en el balance entre el instinto lúdico y el principio de realidad que prima en unos y otros. El relato de los hechos, por ejemplo, apasiona a las mujeres independientemente de los hechos que sean relatados. Pero no tanto como desentrañar las intenciones y pensamientos que acompañan a los protagonistas de los hechos. Los hombres, en cambio, son más selectivos con respecto a los acontecimientos que merecen atención. Puestos a decidir entre el resumen del campeonato italiano y las intenciones de X cuando invitó a Z sabiendo que iba a estar W, quién recientemente había cortado con 3,1416, no ven donde perderse. ¿Sabe por qué? Por la primacía del instinto lúdico. El mismo que los lleva a encarar la vida misma en formato competencia. "A que llego a la esquina antes que el gordito de sombrero"; "a que gano más que Mengano"; "a ver quién tira la piedra más lejos"; "¡que lo parió! ¡perdí contra el Milan en semifinales de la UEFA! No me hables por un rato por favor"; "a es-tos putos les tenemos que ganar, a estos putos les tenemos que ganar". La vida es una gran competencia en la que uno trata de seleccionar aquellos eventos o contrincantes que le permitan ocasionales victorias.


Ese es, por ejemplo, el espíritu que los lleva a practicar deportes. Mientras las mujeres pasan directamente del obligatorio test de Cooper en la clase de gimnasia de 3er año del secundario a no hacer deportes hasta que la gravedad (ya sea la ley de gravedad o la gravedad de su estado físico) las lleve de nuevo al gimnasio, los hombres siempre necesitan competir. Y no me venga con que su pareja no juega al futbol, porque el instinto se puede sublimar de otras maneras: quizás haga otro deporte, quizás juegue a la PlayStation, quizás se transforme en un ser horrible cuando juega al TEG.

Una segunda diferencia importante tiene que ver con la capacidad para hacer operaciones paralelas. Las mujeres se glorían de su multifocalidad (capacidad de hacer simultaneamente varias cosas) y achacan al hombre ser monofocal, es decir, poder hacer solamente una cosa por vez. El problema es que no son coherentes con esta concepción, y quieren forzar la multifocalidad en la misma persona a la que se la han negado. Mi mujer, por ejemplo, se queja constantemente de que no la escucho, que no le presto suficiente atención a lo que me dice. Mi contraargumento es que me habla cuando estoy leyendo el diario o viendo televisión. "¿Y no podés hacer las dos cosas?". No, porque lo que pasa es que -justamente- soy monofocal.

Eso sí, la monofocalidad le daría al varón una mejor perspectiva sobre cada tema puntual; le agudizaría la mirada. Un claro ejemplo de esto sería la destreza en el uso del control remoto para hacer zapping. Mientras un hombre necesita aproximadamente 0,0003 segundos para darse cuenta de que un canal no vale la pena, una mujer necesita al menos 20 segundos de programa antes de pasar al otro. Al macho alfa le basta ver la cara de Maryl Streep en sepia para saber que se trata de una película dramática de los 70's que en ese momento no está de humor para ver. A la señora de alfa le parece que hay que ver de qué se trata la película antes de decidir si vale la pena quedarse o no. Uno reclamará que pase más rápido, la otra responderá que así no se puede ver nada. Para zanjar la cuestión, decir que la palabra zapping viene de la onomatopeya "zap", sonido que haría el aparato televisivo frente a un rápido cambio de canales. Lo que hacen las mujeres, más que zapping, se trataría de cliiiiiiiiiiiicking.

Ya está, lo dije. Probablemente la platea femenina se arroje a mi yugular virtual. Probablemente descubra la cantidad de excepciones existentes. Probablemente duerma en el sillón.

Probablemente no deba escribir después de tomar vino en el almuerzo.


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