viernes, 16 de abril de 2010

Lo que hay que escuchar


Más de una vez he escuchado la expresión de que "hay que escuchar al propio cuerpo". Al parecer, nuestra concepción de nosotros mismos suele ser medio cartesiana. Somos lo que pensamos; somos lo que decimos; somos lo que nos queremos. Esta carcasa que nos sostiene parece solamente tener la tarea de darnos la satisfacción de estar en buenas condiciones. Se le pide que nos dé una belleza que no siempre está a su alcance brindar. Pero el mismo intento ya tiene su precio para nosotros y para el cuerpo: andar por la vida con una tabla de excel que cuente las calorías de los alimentos que consumimos, someterlo a interminables sesiones de gimnasio sin darle la oportunidad de competir por algo, etc. Todos meten mano...no, no, esto va a dar para la chacota. Reformulo: todos se ocupan de él para adaptarlo a los propios requerimientos, pero nadie lo acepta como es; nadie lo escucha. Pues bien, yo decidí escucharlo. Quiero compartir con el gran público algunas de las conversaciones que hemos mantenido.

Escena 1: haciendo las compras mensuales en un supermercado. En la caja, me comunican que lo frío y lo congelado (algo así como el 50% de la compra) no lo mandan, que me lo tengo que llevar yo.

Cuerpo de Pablo: - Tomate un taxi.

Pablo: - ¡De ninguna manera! Estamos a 4 cuadras. Vamos caminando.

CP:- ¿Ah, sí?

No sé si alguna vez han visto la competencia "World strongest men", pero mi imagen se asemejaba mucho a eso: los brazos tiesos a los costados del cuerpo, las rodillas un poco flexionadas, los pasos cortos y rápidos, los dedos necrosados y las venas del cuello a la vista de todo el mundo.

Pablo: - Dale. Lleguemos hasta la esquina y descansamos un poco.

CP: - ¿Hasta la esquina? Me parece que no. 5 pasos te doy.

Pablo: - ¿5 pasos? Pero así no vamos a llegar nunca. Y además es una vergüenza.

CP: - Que no pasarías si te hubieses tomado un taxi.

Conclusión: 15 minutos y 25 paradas después, llegué a casa. Ah, y desde ahora voy a tener una granja en mi casa.

Escena 2: en medio de una clase de Maestría. Después de una noche de enfermedad infantil y un día de trabajo arduo, escucho a una eminencia hablar sobre las escuelas de historia social.

Pablo: - ¡Qué interesante!

CP: - Pero ¿no estás un poquito cansado?

Pablo: - Puede ser, pero el tipo está enfrente mío así que...¡no!, no ¿eh? No te atrevas a...

CP: - Sabés que lo querés.

Pablo: - Zzzzzzzzz.... ¿eh? ¿qué me perdí?

CP: - Nada importante.

Pablo: - Pará un poco, es una falta de respeto que me duer...zzzzzzzzzzzzzzzz. ¡Basta! Me vas a hacer quedar mal.

CP: - ¿Sabés que me acabo de dar cuenta?

Pablo: - Mejor.

CP: - ...de que no me preocupa?

Pablo: - ¡No!

CP: - Yyyyyyyy....duerme.

Pablo: - Zzzzzzzz.

Conclusión: pegué más cabezazos que el público en un recital de AC/DC.

Escena 3: después del trabajo. Llego a mi casa con ganas de tomarme un buen café con leche.

CP: - ¿Café con leche dijiste? No, prefiero té con leche.

Pablo: - Bueno, yo no. Y acá el que manda soaaaaaaaauch! ¡qué acidez!

CP: - Té con leche. Con cuatro de azúcar. Gracias.

Conclusión: Té con leche con cuatro de azúcar.

Escena 4: en una fiesta, hablando con una chica.

Pablo: - Sí, sí, y es por eso que...

CP: - Che, quiero ir al baño.

Pablo: - (¡Ahora no!)

CP: - Dale. Quiero ir al baño.

Pablo: -(Que no. Después)

CP: - BAAAAÑOOOO

Pablo: - como te decía, estoy estudiando...

CP: - bañobañobañobañobañobañobañobañobañobañobañobañobañobañobañobaño

Pablo: - ¿Me esperás 2 min...8 minutos? Gracias.

Conclusión: ¿Es necesario? Dejemoslo sobreentendido.

Escena 5: en un campo, se pacta un partido de fútbol en una cancha a las 2 de la tarde. A la hora señalada me apersono en el recinto.

CP: - Che, ¿vos vas a entrar a jugar así nomás, sin precalentar?

Pablo: - Precalentar es aburrido.

CP: - Pero mirá que esto es futbol 11, no esa payasada de futbol 5 que jugás con los bufarras de tus amigos.

Pablo: - Dale que empieza.

2 horas después...

Pablo: - Ufff. Qué partido. Ahora una buena ducha.

CP: - Elongá un poco.

Pablo: - Ni a patadas. Eso es de viejos y metrosexuales.

CP: - ¿Ah, sí?

Conclusión: durante 3 días me dolió levantar cualquier músculo que deba ser levantado con asiduidad.


Así es como adopté la postura platónica de que el cuerpo es la cárcel del alma. Lo cierto es que después de estos episodios hemos caído en una relación donde parece que cada uno trata estratégicamente de hacerle daño al otro. Él cree que va ganando por la cantidad de facturas que me pasa, pero yo sé que con la dieta que llevo eventualmente lo terminaré venciendo. Además, trato de hablar con él lo menos posible.


20 comentarios:

Yoni Bigud dijo...

Yo con mi cuerpo tengo un pacto de caballeros. No lo jodo y él no me jode. De hecho casi no nos utilizamos mutuamente, lo cual no siempre es aconsejable.

Un saludo.

Viejex dijo...

Lo felicito. No debe haber sido fácil, luego de escribir "escuchar al cuerpo", evitar la caída en el chiste escatológicamente chabacano.

Mona Loca dijo...

Eso le pasa por no escuchar a su cuerpo.
=P

Mire...al final, le va a ganar siempre él. Entiéndalo.

Lo del gimnasio y esas paparruchas no le digo, pero un mínimo de bola...
como para que él no lo mate a usted, entiende?


( Lo de los congelados del super...
Para qué me sirve un envío a domicilio que -tal como usted cuenta- no envía casi el 50% de la compra'??????)

Ochurus dijo...

Y...30 años son 30 años.
Y agradezca que su cuerpo no tiene que tolerar inflarse como un globo en un lapso de 9 meses para después volver a la normalidad (normaliqué??? juaaaaaaaaaaaaaaas)varias veces durante su vida!


y, como suelo repetir (y lo seguiré haciendo): si no te quejas...pues no te quejes...


...a su cuerpo le digo eh?

un saludo

Damaduende dijo...

Hay que escuchar al cuerpo, adhiero a lo de Mona. El cuerpo siempre gana. Si uno se hace el loquito, se apaga y paremos de contar. Es así, no queda otra.
La primer conversación admito que la tengo seguido. Los super en Neuquen no hacen envíos, o sea que cuando no voy con la camioneta a un hiper y voy a pata al que esta cerca de casa es, o ir con el mi eco carrito - que es igual al que tenía mi abuela, hay que ver como todo vuelve - o lucho con mil bolsas y mil paradas, hasta llegar a casa con la espantosa sensación de que mis brazos son mucho mas largo que antes... Y mi cuerpo me detesta por eso.
En el resto, nos llevamos bien. Yo no le pido que haga milagros y él me deja subir la escalera sin resoplar...

Anavril dijo...

Caballero, lo que su cuerpo y usté necesitan es encontrarse en un área neutral, en donde ninguno pueda tomar represalias ni se sienta intimidado y charlar de vuestras diferencias para poder asi continuar juntos por una extensa temporada.

Le recomiendo...si si si no me mire así:

Terapia de grupo.

Déjeme que busque por aqui que tengo el nro de un muyyyy buen profesional.. Dr.. Dr.. Garg...algo, no me acuerdo. Bueno, hagamos una cosa, yo busco y luego le paso el dato en otro commento. Si?

Pablo dijo...

Yoni, usted se miente. ¿Y lo que su cuerpo le contó a su mujer sobre el nivel de colesterol? Si comer sin sal no es joderle la vida a uno, no sé que lo sea.

Viejex, no lo había pensado. Pero ahora que lo dice me parece un chiste inevitable.

Mona Loca, lo visto, lo alimento, lo saco a pasear ¿qué más quiere? Incluso estamos de acuerdo con él en que tenemos que dormir más. Lástima que mis hijas no.

(No me revuelva la herida que todavía está en carne viva. Como las yemas de mis dedos)

Ouchurus, no se crea. A los varones también les pasa. Sólo que el proceso está ligado a la ingesta de picadas y cerveza y a su posterior privación para recuperar a salud.

Guada, seguiré su consejo ya que usted ha conseguido más que yo. El otro día tenía una clase en un 5° piso, me hice el canchero y fui por las escaleras. No pude empezar a hablar hasta 45 minutos después.

Anavril, mire, me parece que lo de MiB va a llegar a mejor puerto que esto, lo que es mucho decir.
Pero me gustó lo del lugar neutral: un spa o algo así ¿no?

¿Me lo cubrirá la obra social?

La Ruiva dijo...

Ah, pero usted tiene una muy buena relación con su cuerpo, por lo que veo, el cumple el rol femenino.

Anavril dijo...

Yo creo que DESUBA puede llegar a cubrirle 5 días en un SPA en Córdoba antes que lo que les consiguió Amado Lider....menos mal que tiene casi dos trabajos!! (obvio que el SPA es para dos...o que, no leyo que la Sra Ouchurus tambien esta en conflicto?)

Anavril dijo...

Perdon...DOSUBA!!!

Viejex dijo...

Mona Loca, lo visto, lo alimento, lo saco a pasear ¿qué más quiere?

Pensé que iba aagregar "lo mimo"...hoy estoy particularmente proclive al chiste fácil.

No, está bien, ya se por donde es la salida

Viejex dijo...

Ah! y faltó decirle a Ouchurus que "la ingesta de picadas y cerveza" en ocasiones también nos provoca náuseas y demás malestares análogos a aquellos de los que ellas se quejan.

Viejex dijo...

Y... 13

Viejex dijo...

Ay, no... y 14!
maldito Yoni!

Damaduende dijo...

No, ve lo que le digo, cinco pisos ya entra en el terreno de lo milagroso. Yo le hablo de llegar a mi casa en el primer piso, con los chicos a cuestas y el perro atropellándome las piernas. Si yo le pido a mi cuerpo que me banque hasta un quinto piso sin repetir y sin soplar, me abandona en el tercero y se va a tomar un licuado de banana al bar de la esquina, venime a buscar cuando termines.
Me gustó la idea del SPA... No se si subiría el nivel de los milagros, pero estoy segura de que me dejaría de hacer notar que mis hombros podrían servir como estantes de lo tensos que están.

Canoso dijo...

Excelentemente escrito.
Yo lo escucho a mi cuerpo pero el problema que él no me escucha a mí.
Estoy haciendo una dieta hiposódica y el jueputa ni se entera.
Sigo con la presión dislocada...

Rebeca dijo...

Dejé de escuchar a mi cuerpo hace mucho. De hecho él hace lo que quiere y yo también. Aunque cada tanto nos molestamos y tenemos que entrar a una lucha encarnizada para saber quien toma la iniciativa. Generalmente gana él.



Au revoir!

Jazmin dijo...

"...pegué más cabezazos que el público en un recital de AC/DC..."
JAJAJAJAJAJAJAA...!!!!

Mi hija se levantó de la cama para venir a ver qué me había provocado semejante ataque de risa. No lo entendió, claro.

Mi cuerpo ni siquiera habla conmigo, directamente lo hace con los profesionales especialistas. El último caprichito que tuvo? Unos anteojos de 380 mangos. Divino, mi cuerpo, un amor. Y la repiiiiiiiiiiiiiiip...

Pablo dijo...

La ex Rubia, tengo miedo de arriesgar mi interpretación de lo que me está diciendo, así que de la nada le contaré que este fin de semana ví "El sapo y la princesa".

(psst, ¿usted lo dice porque me caga a pedos y termina haciendo lo que quiere?)

Anavril, lo más cercano que se puede conseguir ahí es que le digan que eso no está cubierto, que le arrojen la receta en la cara y el empleado le empiece a cantar burlonamente: "SPAra vos, SPAra vos, afiliado p*** la p*** que te p****! (¿ah, cómo, "parió" sí se puede decir?)

Viejex, veo que hoy está sutil como el Negro Álvarez.

Por lo demás, ellas tienen la satisfacción de que los malestares resultan en el crecimiento del niño, mientras nosotros tenemos que aguantar que resulte en el atrofiamiento del hígado. No hay justicia.

Guada, no se tire abajo. Un piso con niños a cuestas y perro entre las piernas reviste no poca dificultad. Digame que además sube pensando qué les va a dar de comer y para mí ya está para el Cirque du Soleil.

Carugo, clávese un buen salame a modo de advertencia. Va a ver cómo cuando se levante del desmayo lo va a encontrar mansito.

Rebeca, creo que ha llegado la hora de que le muestre quién manda. Párese frente al espejo, y diga con voz firme: "Vos, cuerpo. Mandás vos".

Jazmín, haga como yo, que enumero todos los profesionales a los que debería ir, con eso lo dejo tranquilo y después no voy a ninguno. Cuando esporádicamente me consulta por el avance, le argumento "problemas de agenda".

Mariano dijo...

¿Usted se habla con su cuerpo?

Mire qué curioso, será cuestión de probar...

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