martes, 11 de agosto de 2009

Sobre niños y borrachos


Siguiendo con nuestro ciclo de charlas sobre charlas cíclicas que nunca debieron tener lugar, nos toca hablar ahora de un tercer tipo de conversaciones: aquellas que no encierran un problema per se, sino tan solo per accidens. Es decir, cuando uno no la veía venir y se le armó un quilombo de novela.

Tales tertulias terminan mal a fuerza de reunir azarosamente una serie de líneas causales que podrían haber transitado paralelamente sin molestarse unas a otras pero, merced de una paupérrima suerte, vienen a colisionar en nuestra cara dejándonos en el rostro las marcas de las esquirlas de tal fatalidad cósmica. Es decir, cuando uno no lo veía venir y se le armó un quilombo de novela.

Me humanizaré ejemplificando desde mi propia vida tales lides, no para que me vilipendien, sino para que aprendan. No estoy seguro de lo que se puede aprender de lo que voy a contar, pero busquen algo. No, no lo tomo en el final.

Las situaciones que he prologado largamente y que en el fondo son una pavada tienen su principio remoto en un lugar común que me gustaría someter a consideración: "los niños y los borrachos nunca mienten".

Patrañas.

Paso a justificar mi postura sobre este tema que estoy sometiendo a su consideración. Pensemos ¿qué es lo que haría a niños y borrachos incapaces de mentir? Ensayaremos tres argumentos:

1. La ausencia de maldad.

2. La ausencia de filtros.

3. Un hada mágica que, al percibir la inminente presencia de una oración que voluntariamente no se ajusta a la realidad, con un pase de varita impide la sonoridad de tales vientos de la voz.

Refutación simple y contundente de los argumentos precedentes:

1. ¿Quienes son exactamente estos seres luminosos carentes de maldad? ¿los niños a quienes Freud llamaba perversos polimorfos y que -literalmente- se cagan en el resto o los ebrios irredimibles que vomitan casas ajenas y abollan automoviles de terceros tratando de estacionar en la llanura pampeana? Si usted cree esto entonces está borracho. O es un niño.

2. Al parecer decir lo primero que a uno se le cruce por la cabeza sin ningún tipo de consideraciones es garantía de honestidad. ¿Está usted peleado con su novia? Emborrachense. De esa manera se dirán todo lo que nunca se dicen ¡y al día siguiente no lo recordarán!

No se entusiasme. Estoy siendo irónico. Desde luego que la borrachera no es garantía de nada. El estado de ebriedad se asemeja al de semi-vigilia en el que uno se encuentra cuando lo despiertan en medio de la noche. Y, seamos sinceros, no han surgido grandes reflexiones de momentos así.

Tampoco la falta de filtro de los gurrumines nada dice sobre la veracidad del contenido de sus proposiciones. ¿Quién puede confiar en alguien que cree en la existencia de un roedor que cambia dientes por plata? Todos saben que los ratones son avaros (lo que les ha implicado la estigmatización social cuando se le dice "ratón" al hombre poco desprendido) Incluso si quisiesen decir la verdad, el punto central es que no entienden nada.

3. Aunque más plausible, si el hada fue tan ineficiente como para permitir que su tutelado se pusiera una curda, poco podrá hacer con unas simples frases inexactas.

Como fuere, la cosa es que ese maldito lugar común me jugó dos grandes trastadas en la vida; la primera fue durante unas vacaciones en Chile con mi familia, en la que siendo un puber de 15 o 16 años me había ganado los favores de 3 simpáticas mozuelas de mi edad. Pero no pude quedarme ahí, mis pavoneos tuvieron que incluir comentarios vejatorios hacia mi hermano, que tenía en ese entonces unos 7 u 8 añitos.

Chile. Vacaciones con mi familia. 16:54 hs.

Pablo: - ...pero bueno, comparto cuarto con esta laucha.

Hermano de 7 u 8 añitos: - ¡No me digas laucha!

Pablo: - Es verdad, con ese pedazo de cabeza no podrías ser una laucha.

Hermano (encolerizado): - ¡Y vos...y vos...Y VOS TENÉS REVISTAS PORNOGRÁFICAS EN TU CAJÓN!

Eso es lo último que recuerdo. Después todo se nubló. Cuando recuperé el conocimiento estaba encima de mi hermano, con el puño cerrado y su bracito colorado. Como mi cara. Todavía no sé si de vergüenza o de ira.

¡Por supuesto que era mentira! ¿Cómo puede creerle a un chico que a los 7 años sabe lo que es una revista pornográfica? ¡Que no! ¡que no tenía nada! Mire, en esa época no era como ahora, implicaba una logística y un capital inicial del que no disponía. Mi hermano actualmente sostiene que si lo dijo siendo niño debía ser verdad. Es evidente que si sostiene tales falacias ahora es porque se ha entrenado desde sus días de perverso polimorfo.

El segundo caso es más reciente. Tengo una hija de dos años que se encuentra incursionando en el mundo del discurso propio. Tiene bocetos de ideas y arma oraciones con bastante sentido. Pues bien, mientras mi mujer le daba de comer hace poco se originó el siguiente diálogo:

Comedor de la Familia Benegas. 20:14 hs.

Hija: - Papá pegó.

Madre: - ¿a quién?

Hija: - a mamá.

Madre: - ¡¿a mamá le pegó?!

Hija: - Sí.

Madre: - ¿por qué?

Hija: - tiró todo.

Madre: - ¿qué cosa tiró?

Hija: - Facturas.

¡No se vayan! ¡es mentira! A esta altura pienso si no es una campaña de desprestigio. Cuando me lo contó me imaginé si hubiese salido en una conversación social. Hubiese tenido que ponerme en pedo para contradecirla. ¿Me imaginan pegándole a mi mujer por tirar facturas en la calle? Ah, ya veo como vienen la mano: "por supuesto, si era un degeneradito a los 16, ahora debe ser un sexópata violento. ¡Pobre la mujer! ¡pobre el hermano, que sufrió esa violencia tanto tiempo!".

¿Ve? Forma sus opiniones sobre mí guiándose en la opinión de niños y de niños que han llegado a ser borrachos (porque si nos ponemos a hablar de mi hermano...) Y ellos mienten. Sí, sí, mienten. Así que en lugar de transitar lugares comunes que lo podrían llevar a lugares incómodos y de difícil retorno como los que he ejemplificado, mejor sospeche de estos falsos paladines de la verdad. Es más seguro.

Además, no me diga que tirar las facturas no sería un motivo válido para golpear a alguien.

14 comentarios:

Viejex dijo...

Primero que todo, un par de observaciones: me parece que la palabra de lunfardo que quiso poner es "gurrumines" y no "burrumines". En la misma oración habla de "la veracidad de contenido de sus preposisiones". Fijese que una preposición no puede tener contenido (excepto quizás las preposiciones "en" o "entre"). Supongo que quiso decir proposiciones

Bien, ahora al artículo.

No lo vilipendiaré por dos motivos: una porque coincido plenamente con su cuestionamiento a esa aciaga frase sobre los borrachos y los niños (tanto como su variante con los locos y los niños), carente de toda razón y justicia. La segunda es que no me gusta el verbo vilipendiar.

Hasta los perros mienten! sino no tendría sentido el dicho que aconseja desconfiar de la renguera del perro y del llanto de la mujer.

P/D: Tengo otra foto de una perversa polimorfa ebria que creo que le va a gustar. Le voy a mandar la foto por mail en un rato.

huguiyo dijo...

Yo conozco personalmente al autor del blog y les garantizo que es borracho, golpeador, mentiroso y polimorfo... (yo parteo, tu parties, el partió)

Pablo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pablo dijo...

Viejex, pensé que había alcanzado a ordenar todo antes de que llegaran las visitas. Gracias por el trabajo editorial. Ahora, vilipendiar no será partir, pero de cualquier manera es un gran verbo.

Notable foto. Eso sí, me queda claro que usted es mejor fotógrafo que padre.

huguiyo, ¿como que golpeador? ¡Te voy a romper la cab...! Nooo, mentira. Es decir, es verdad, porque yo no mient... ¡uf! La caña del desayuno no me deja pensar con claridad.

Viejex dijo...

Quien le haya dicho que yo fui el fotógrafo debe haber estado borracho.

Pero contrariamente a lo que tanto usted como yo pensamos sobre los borrachos, esta vez estaría diciendo la verdad.

Y al primero que me cuestione si soy el padre le rompo la botella de JB en el marote. Y que agradeshca que sha eshta vac..hic!..ia!

Yoni Bigud dijo...

Yo creo que los niños y los borrachos casi nunca dicen la verdad, pero eso no viene al caso porque la solución no pasa por desenmascararlos (lo cual usté mismo ha comprobado que es imposible).

La gente que tiene diferentes estados de conciencia (transitorios o permanentes) debe ser desacreditada a priori, por ley o por cualquier herramienta de efectividad probada.

No se les escucha, o directamente se interpreta la frase a gusto del individuo cuerdo (sí, cuerdo) mencionado en la misma. Y punto.

Y al que pretenda valerse de un argumento de estos seres, azotes en la plaza mayor.

He dicho.

Viva la democracia y la no discriminación por motivos de sexo, raza o religión.

Un saludo.

El Tordo dijo...

Revelador.
Los niños no solo mienten, muchas veces tienen un propósito claro, y sorprendentemente maléfico.
Tal vez no festejar el día del niño con su pequeña fue mala idea.
Este preparado...

Felicidad

Ochurus dijo...

che, qué copado lo del hada mágica! Estaría bueno que apareciera cuando uno va a decir algo de lo que segundos después se va a arrepentir...no?






P.D.: le juro, le juro que lo de las facturas no se volverá a repetir, nunca más!! le juro!!!!

Pablo dijo...

Viejex, no podría cuestionar su paternidad. Tiene el hígado igualito al suyo.

Yoni, ¡aplaudo sus conceptos! (Psst, ¿me haría la gauchada de comentárselos a las 3 mozuelas aquellas que todavía me miran mal?)

El Tordo, algunos dicen que no pueden dormir por los ruidos que hacen los bebés. A mí me inquietan mucho más sus silencios. Estoy alerta.

Ouchurus, más le vale que no se repita porque...uh, ¿donde está esa hada cuando se la necesita?

PKD dijo...

Es obvio que los abstemios, los adultos y los cuerdos mienten.
De todo lo demás no estoy muy segura;
sobretodo me preocupó el tema de las facturas, porque si eran membrillo es comprensible, pero tanto lío por una simples medialunas es demencial.
besos

Matias dijo...

Ahora me cierra todo.
Un violento, capaz de revolearle cascotes a un docente.

Repudio.

Hay que actuar, antes de que Benegas toque a nuestra puerta.

Viejex dijo...

Momentito, Matías. Yo he revoleado un objeto contundente (bah, no tanto, una modesta goma de borrar bastante gastada, ergo todos sus cantos estaban romos) al flacasaurio que nos enseñaba inglés y no me considero violento!

Ler aseguro que fue un accidente!

Yo solo quería escarmentar al salame que tenia delante mío y falle el tiro...por cierto, el salame se llamaba Matías! No creo que sea usted. El salame aquel apenas sabia hablar, seria un prodigio que sepa hoy escribir la palabra repudio, mucho mas que conozca su significado... pero que curioso, no? Confirmeme que no se trata de usted, o me veré en la obligación de contradecirme.


Pero si es usted hágase cargo.

No sea cagón.

Pablo dijo...

Berenice, ¡peor! eran rellenas de dulce de leche (si me hubiese traido de membrillo la hubiese golpeado por la equivocación)

Matías, espero que el repudio sea para la docente. ¡Mirá que castigarme 3 veces el mismo día!
Si lo que lo molesta es lo de la puerta, arregle el timbre de una vez.

Viejex, lo mío también fue un accidente. En realidad quería pegarle en la cabeza y le llegó en la pierna. Sé que esto no ayuda a erradicar la fama de violento que crece por minutos, pero la explicación del incidente será cosa de otro capítulo.

jaimito dijo...

temi por que esto involucrara anarquismo e i pods

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