lunes, 6 de abril de 2009

Repudio del elogio



Decía Freud que la normalidad no existe. No sabría decir donde, pero entre todas las cosas que dijo estoy seguro de poder encontrar algo que -debidamente (des)contextualizado por mí- le haga decir eso. Y no deja de ser verdad que cuando uno pone la lupa sobre alguien no tarda demasiado en descubrir pequeñas costumbres de sociópata en potencia: iras desproporcionadas frente a cosas que están "fuera de lugar", comentarios sospechosamente hirientes cuando se toca algún tema en particular, repeticiones inexplicables o fobias inefables frente a cifras, animales y otras yerbas conforman el perfil del neurótico promedio. No digo que sea una mala persona. Es, simplemente, raro. Pero como raros somos todos, entonces dentro de ciertos límites lo consideramos "normal". Excepto Freud, que dice que la normalidad no existe. Que se yo, arreglelo con él.

Todo este circunloquio era sólo para exponer una de mis normalidades desbalanceadas: siempre me ha costado recibir elogios. Ahora, esto tiene dos sentidos:

1) La dificultad para retribuir las felicitaciones ajenas. No encuentro palabras que estén a la altura. Si alguien se ha esforzado en resaltar las virtudes de alguna producción personal, uno no debería contestar con las mismas palabras que usa cuando lo dejan subir al colectivo. Trataré de ser más gráfico:

- Maestro, ¡su pintura es sublime! Los trazos parecen venir del pulso de un ángel inspirado por las musas en un arrebato extático, transportando al contemplante a un mundo terrible y maravilloso del que es imposible escapar. La emoción que me provoca ver su lienzo no se compara con nada que haya vivido. Todavía me cuesta reponerme de una verdadera aventura espiritual.

-...chas gracias.

Si no se quedó pensando adolescentemente en "lienzo" como pantalón en lugar de como tela, habrá captado esa desproporción entre el elogiante y el elogiado, que con esas palabras de agradecimiento se encuentra a la misma distancia del petulante desinteresado que del boludo alegre en su forma más primaria. ¡Cómo no va a ser difícil recibir elogios con esta presión!

2) Quizá anoticiada de esta carencia, la naturaleza me ha premiado con una mediocridad formidable, lo que generalmente me evita estar involucrado en las bochornosas arenas de la virtud reconocida.

Nos centraremos en la primera acepción, que es más universal y menos hiriente para mi ego. Ante todo hay que aclarar que es muchísimo más fácil responder a una puteada que a un elogio. Con un par de nociones básicas, uno puede manejarse con cierta destreza en el terreno de la descalificación. Frente a un improperio de cualquier tipo, uno puede echar mano a un par de frases que se adaptan sutilmente a cualquier afrenta. A saber:

a. "Tu hermana"

b. "Pensé que los pelotudos como vos eran un mito"

c. "Sos un descendiente directo en primer grado de una cortesana de dudosa moral" (al decir de Les Luthiers)

Puede profundizar sobre este tema aquí.

No obstante lo arriba dicho, eso no me dispensa para no estar mejor preparado frente a la eventual loa que se le pueda escapar al distraído viandante. He desarrollado algunas tácticas para hacer frente a estas incómodas situaciones que -extrañamente o como fruto de una política- se repiten cada vez menos. Comparto el fruto de mi trabajo para apuntalar a los que enfrentan este martirio cotidiano.

Hay básicamente 3 formas de responder elegantemente a un elogio:

1. Magnificándolo hasta el absurdo: confirma la recepción pero la acompaña con el sano reírse de uno mismo.

- "Sí, salió bien. Creo que debería haber un ala del Met dedicada a mí. Ja, ja..."

- "Algunos dicen que hay un antes y un después de mí. No creo que haya tal cosa como un antes"

- "Y eso porque lo hice a la apuradas. Que si me pongo un poquito hay que quemar las obras de Dalí, Picasso y Marta Minujín"

2. Minimizándolo: habla de una humildad a prueba de todo. Eso sí, encierra el serio riesgo de que se confunda con falsa humildad y quede como más soberbio todavía.

- "No, por favor. En un tiempo infinito un grupo de chimpancés quizás lo pudo haber hecho"

- "Es verdad, hay gente que le gusta. Pero su juicio estético probablemente sea el de un chimpancé"

- "¿Está seguro que usted no es un chimpancé?"

3. Disparar para cualquier lado: es la que recomiendo personalmente. No hablo de disparar literalmente, que si bien cumple con el aspecto distractivo de la cuestión, puede ocasionar problemas en las instalaciones de recintos cerrados o en la salud de alguna persona que pase por el lugar. Se trata de desviar la conversación desde lo que el otro está diciendo. Es un arte en sí mismo. Si no me cree trate. Deje un comentario laudatorio sobre el blog en general, este post en particular o sobre mi atractivo físico (creame, soy terriblemente atractivo) y verá como después de agradecerle disparo hacia cualquier lado hablando del auge de los blogs, de la ambigüedad de la palabra "post" o de la vez que acompañé a mi primo scout a un campamento (no le digo, a veces disparo realmente para cualquier lado) Con un par de oraciones bien puestas, el derrotero de la conversación seguirá por caminos menos comprometedores.

Y si ninguna de estas cosas funciona, siempre está la opción de putear.

Que lo disfruten con salú.

13 comentarios:

Ochurus dijo...

Cómo mediocridad formidable?!!Si sus escritos son sublimes!! Sus palabras parecen venir del pulso de un ángel inspirado por las musas....y larlarlar!

Viejex dijo...

Como sabes, Pablo! pone una escuela. Laudatorio! que grosso!

Se dan cuenta, lectores? están los blogs que incluyen palabras como "laudatorio" o "estulpicia" (juro que lo lei en algun post de este blog y en otro post de Bugman) y el resto, que existen apenas para dar un marco de referencia a los primeros.

A ver como agradeces. A ver?

Unknown dijo...

ahora
la prueba de fuego:
PABLO
su talento en el manejo de la ironía es un don que en la Kabbaláh sólo es
concedido a los grandes e inspirados que reciben el don de kheter a malkhut.
Ha sido usted dotado del sutil e intangible arte de la lírica.Por eso nuestro embeleso al oírlo, ya que, como Orfeo, encanta usted nuestras naturalezas animales, con un simple, -chas gracias.
Besos
(Viejex:
es estulticia, se vé que se le resbala la dentadura)

Bugman dijo...

Mire, no me pregunte por qué, pero usted me cae bien.
Así que no le dedicaré ningún elogio.
Gilastrún.

Yoni Bigud dijo...

Tenía el elogio escrito en una servilleta, pero ahora no sé dónde la puse.
Usté mientras tanto disimule. Maximice, minimice o, simplemente, dispare para otro sitio.

Un saludo.

Pablo dijo...

Ouchurus, dada la relación que nos une, esperaba que usted se refiriese a mi atractivo físico y no que hiciese un comentario superficial sobre mi pluma.

Viejex, a dejado la vara demasiado alta. Quizás lo único que me quede sea insultarlo, pero con alguna palabra que se use poco. Onanista. No, deme un tiempo y lo haré mejor.

Cerriwden, el don que se me ha concedido más parecido al que hace referencia es un shawarma en pan árabe. Por otro lado, lo de Orfeo no sé si no es una manera solapada de decirme que me vaya al infierno.
Estoy obnubilado por su profuso manejo de la mitología de cualquier tipo (arregleselas usted ahora)

Bugman, no se preocupe, mientras se mantenga así prefiero no preguntar. Salame.

Yoni, su auto ¿tiene gas o gasoil? Me han hablado muy bien de los tanques "Galileo".

Casandra dijo...

A mí me gusta que me digan cosas lindas. Contesto: "gracias".Así de parca soy yo. Y para colmo lo digo en serio.
Debe ser la edad. En una época cuando me alababan yo rápido retrucaba contando algo mío horrible: "Vos porque no sabés que yo soy de las que...."
Pero ahora no huyo, ni nada.
Lo que me tiene loca y se conecta con el tema es aquello de que :"No hay como la muerte para mejorar la gente".Durante estos días me las pasé pensando por qué mierda los políticos no se dicen las cosas lindas en vida.Es incríble... total, Pablo, contestes o no,el amor te hace bien.Querido, querido pablo. Casandra

Viejex dijo...

Estimada Cerriwden: la corrección del error cometido la soporto estoicamente, pero la referencia a la falta de adherencia de mi dentadura es un insulto que no quiero dejar pasar.

Si va a mencionar el nombre propio del Anciano de los Dias y al mismo tiempo ponerse quisquillosa con la forma en que se escriben las palabras, escriba Kheter con mayúsculas, que es un nombre propio, lo mismo que el de la mas ignoradas de las séfiras.

Por lo demas, el comentario fue impecable, la felicito.

Anónimo dijo...

Creo que hay un antes y un despues de este blog.
Antes arido, monotono, gris, bah!... embolante.
Y despues disparemos para cualquier lado porque no se banca los elogios.
Me encanto, que quiere que le diga.

Pablo dijo...

Casandra, su prosa no da lugar a escapismos baratos. La cuestión de los elogios post-mortem merecería un desarrollo aparte. Sólo hacer notar que el elogiado no se incomoda, y eso es una ventaja.

Eso sí, me gustaría aclarar que usted me convida con su cariño porque no sabe que yo cuando era niño le arrojé un piedrazo a una profesora.

Viejex, comparto su indignación. Si no nos ponemos firmes con los nombres propios y las dentaduras prestadas qué nos queda.

Anónimo, las cualidades de su "antes" coinciden notablemente con las del "durante" que me han hecho llegar varios lectores insatisfechos.

Unknown dijo...

Viejex
Me sometí a una penitencia de 40 horas mortales.
Mi Soberbia debía ser duramente controlada.

Solicito su perdón fervientemente.
(Se me escapó, no pude evitar la chanza boba, la carne es débil, quedó flotando en el aire, y todas las excusas para un comentario sobre su dentadura,y sobre la palabra)
Besos.

Unknown dijo...

Pablo
Chas gracias.
(Porque estoy agotada para hacer la de disparar para cualquier lado)
Justamente le decía a los elfos del aire , silfos, como ha sido agraciado usted con los dones que ellos reparten con el viento.
Besos

Anónimo dijo...

yo sabia lo de la piedra a la profesora, por eso no lo elogio...

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