martes, 27 de enero de 2009

Los humoristas


Una misma palabra puede denominar realidades distintas. En algunos casos ("vela", "banco") la diferencia es evidente. En otros, en cambio, la línea que separa las realidades designadas es más difusa, tanto que se corre el riesgo de pasarla por alto. Esto deviene muchas veces en grandes injusticias. Concretamente, es lo que pasa cuando decimos de alguien simplemente que "es gracioso" o -para decirlo más constitutivamente- que es un humorista. O sea, usamos el mismo término para denominar tanto a alguien de agudo ingenio (un orfebre de la alegría, un malabarista de la palabra) que a partir de una conversación logra sacarnos una sonrisa como a un energúmeno cuyos chistes escatológicos involucran generalmente a Jaimito, a un loro y a un polaco. ¡Error, señores! ¡error! El borramiento de esta línea divisoria ha arruinado por igual reuniones sociales y fogones, al pedirle a una persona un humor que no puede (ni debe) dar.

Si quiere profundizar en el humor escatológico puede ir a www. jaimitoelloroyelpolaco.com. Pero si lo que quiere es entender cómo se gesta el humor sutil...bueno, no sé si hay páginas para eso, así que le recomiendo que mejor se quede por acá y pruebe a ver qué sale. Lo único que le pido es que se quede tranquilo y no rompa nada.

Mucho se ha discutido entre los virtuosos de la sonrisa si un chiste ocacionado por una situación puede repetirse, aún cuando esto implique rehacer de manera artificial la situación. Creo que, dado que lo que se busca es el deleite del oyente, no hay mayores inconvenientes en hacerlo más de una vez. Si es bueno, se perdona que no sea espontáneo. Sólo habría que chequear que el público sea distinto. Eso sí, debe cuidarse que la situación no sea demasiado forzada. Al respecto, me parece que algo vivido hace un par de años puede ser iluminador. Recuerdo que estábamos reunidos varios estudiantes de filosofía hablando sobre algunos filósofos del renacimiento. Entre ellos mencionamos a Giordano Bruno, quién murió quemado en la hoguera. A partir de este dialogo -que llamaremos "situación nº1"- trataremos de ejemplificar lo expuesto.

SITUACIÓN Nº1: El chiste oportuno.

Casa de Martín. 17:41 hs.

Pablo: - ...¿y sabés cuáles fueron las últimas palabras de Giordano Bruno?
Filósofo 1: - No ¿cuales?
Pablo: - "No me quemen. Soy Giordano".
Filósofos: - JA, JA, JA, JA, JA....
Filósofo 2: ¡Por Dios! ¡que ocurrente!

SITUACIÓN Nº2: El chiste gracioso.

Clase de filosofía. 10:23 hs.

Pablo: - ...y, entre otros filósofos de esta época, deberíamos nombrar a Giordano Bruno, quién murió quemado en la hoguera. ¿saben cuales fueron sus últimas palabras?
Alumno 1, 2, 7 y 23: - No.
Pablo: - "No me quemen, soy Giordano".
Alumnos: - JA, JA, JA, JA...
Alumno 11: - Profe, cuando sea grande quiero ser cómo usted.

SITUACIÓN Nº3: El chiste innecesario.

En algún bar de Palermo. 21:45 hs.

Amigo puertoriqueño: - ...y por eso espero estar por aquí al menos dos semanas.
Pablo (de la nada): - Qué cosa esta de la violencia en el futbol ¿no?
Amigo puertoriqueño: -No podría decirte, brother. La verdad es que el deporte que a mí me gusta es el beisból.
Pablo: - Ajá...claro, claro. Lo digo porque me acuerdo que hace algunos años unos hinchas agarraron a patadas a un famoso peluquero...
Amigo puertoriqueño: - A mi siempre me ha llamado la atención eso de ser peluquero. Chico, ser peluquero cuando podrías ser...
Pablo: - La cuestión es que cuando lo pateaban empezó a gritar "¡No me peguen, soy Giordano!". Porque se llamaba Roberto Giordano.
Amigo puertoriqueño: - Mira tú....mira tú... Me gustaría conocer la Plaza de Mayo.
Pablo: - Es como si fuese toda una filosofía. Eso sí, no como la filosofía de Giordano Bruno, un filósofo del renacimiento que murió en la hoguera. Dicen que sus últimas palabras fueron "¡No me quemen, soy Giordano!".
Amigo puertoriqueño: - ...
Pablo: - ¿Dije que el peluquero se llamaba Giordano?

Habiendo dejado en claro este punto, en futuras entregas abordaremos los temas de la sensibilidad para captar contextos propicios para el humor (el testimonio de Jorge y su experiencia en el funeral de su suegra serán de gran ayuda), de la lección de las palabras adecuadas y otra menudecias del estilo.

Que lo disfruten con salú.

PD: era evidente que el link fue para mostrar un punto y su existencia verdadera era muy improbable. No obstante, sí existen chistes que involucran a Jaimito, a un loro y a un polaco.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé por que... no sé por que... siempre me ubico dentro entre aquellos que que quieren impresionar con su chiste innecesario. Hay algún curso que pueda tomar? Digo, usted que sabe de esto...

Unknown dijo...

Nunca me salió bien eso del humor, nos reímos con las "chicas" de cosas que la gente normal, no reconoce como graciosas, y llegado el caso que tenga que contar un chiste, seguro que altero el orden.
Tal vez un bloqueo de aquellas neuronas que instigan a la oportunidad del chiste no se han desarrollado en mi cerebro, o tal vez el bombardeo mensual de hormonas las destruyó.
Creo que algunos chistes son reflexiones sobre momentos vitales, y te ayudan a sobrellevarlos, si son conflictivos.
El chiste de Giordano Bruno, es brillante, aunque no soy filósofa,ni estudiante de la materia.
Pero me contaron el del loro excitado y también estaba bueno
Besos

Pablo dijo...

Anónimo: primero pensé que "qui natura non dat...". Pero, si está dispuesto a pagar por un curso, afirmo que lo mejor que puede hacer es tomar uno. Más precisamente uno que doy yo.

Cerriwden: quizás haya inventado todo esto del "humor casual" porque lo de contar chistes no se me da. En general no los recuerdo y he llegado a confundir en un chiste "preservativos" en lugar de "laxantes", lo que no sólo le quitaba la gracia sino que además todo sentido en general.

Bugman dijo...

¡Laxantes! ¡¡Ahhhjajajaaaaa!! ¡Laxantes! ¡Jajajaaaa! ¡Es bueniiisimo!! ¡Laxantes! Ahh...jajaja....jijiji...ahhhh...laxantes...jeje.

Mariano dijo...

Visto y considerando... me llevo entonces a Jaimito, al loro y al polaco.

Evidentemente, Boniek no comprende quién es Giordano.

Pablo dijo...

Bugman, veo que el irse de vacaciones lo ha puesto de excelente humor. Lo más triste fue ver a mi público ayudándome a reconstruir el chiste.

Mariano, ¡No, por favor no! ¡no se llevé a los 3! Dejeme el loro aunque sea. Si se los lleva me quedarían sólo los chistes en actos, que hacen que la gente se violente.

No hay caso, se ve que no quedó ni el loro...

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