Algo sospeché. aunque para ser totalmente sincero al principio pensé que se había equivocado. Una simple confusión. Incluso le dí las gracias. Ahora me cierra más su cara de sorpresa.
"Tenés la facha de Jean Paul Sartre y la inteligencia de Matthew McConaughey" me dijo. Y yo le sonreí como un budista. Pero ella - que siempre hizo de la claridad una virtud- insistió con señales menos ambiguas. La carta documento me llevó a preguntarme si algo andaría mal. Pero lo que terminó por convencerme fue el inequívoco hecho de que se fuera con Darío "cara de Totem" Ferronato. Darío no sólo era la persona menos interesante que he conocido, sino que además es violentamente feo. Un atentado contra la estética de 1, 55 mts. Justo con él, que en la federación de box le decían "el Feo". Eso es toda una declaración.
El lector me reprochará mi superficialidad pero ¿quién puede ser sutil con una persona a la que Horacio Guaraní apodó "el cabezón" mientras -señalándolo- se burlaba de él? "Algo le habrá visto" dirán, concediéndole el beneficio de la duda. Ustedes no conocen a Cara de Totem como yo. 3 años trabajamos en aquella garita de vigilancia. Yo fui el que escuché día tras día las aventuras de su abuela renga en el supermercado del barrio. Yo el que sonreí frente a los relatos de sus triunfos en diversos juegos de rol frente a adversarios de 14 años. Yo el que soporté la evolución de su historia de amor con una mujer que no parecía estar enterada de ella y que -luego me enteraría- vivía de vender su cuerpo. No, no, no por partes. En bloque. Más que venderlo podríamos decir que lo alquilaba. Pero Darío, sumido en un mundo que no es el nuestro, nunca lo supo. Y ahora ese infeliz tiene novia. Mi novia.
"Esta mina no te va a hacer tocar fondo" me advertí. Y fui fiel a mí mismo, porque a partir de ese momento empecé a derrapar cuesta abajo.
"Como bocina de avión", "como cenicero de moto", "como diccionario en un fotolog". Mi jefe dedicó varios minutos a buscar analogías sobre mi desempeño y aporte laboral. Cuando sintió satisfechas sus ansias literarias, me mostró cuál era la puerta de salida. Después le mostró a la gente de seguridad cuál era yo y ellos solitos unieron las piezas.
Si hay algo que me han enseñado las películas, es que en esos malos momentos uno tiene que ir a la barra de un bar. No importaba que fuesen las cuatro de la tarde. Siempre, cuando uno está cabizbajo mirando el vaso de whisky, entra alguien importante para la historia, algo pasa. Y algo pasó.
"¡Quiñones!" escuché. "¡Ernesto Quiñones! ¡no lo puedo creer!". Era un antiguo compañero de la secundaria. Se sentó a mi lado y me contó que ahora era un próspero empresario del negocio de la computación. Yo sabía que algo iba a pasar. Justo encontrármelo después de que me rajaron del laburo no podía ser casual.
"Esperame un segundo" me dijo, con un entusiasmo que le salía por los poros. La verdad es que estaba sorprendido. Cómo uno puede marcar a las personas. Según recordaba, yo lo había tratado bastante mal cuando eramos compañeros. Y se ve que él también lo recordaba, porque cuando entró de nuevo estaba acompañado de dos hombres con anteojos negros que hubiesen intimidado a un gorila adulto.
Lo que siguió fue una escena de esas que en las películas se tapan enfocando las sombras, sólo las caras de los agresores o el lugar de la golpiza desde afuera.
Cuando desperté en la cama del hospital, mientras me tocaba las múltiples heridas en la cara, pensé nuevamente: cómo uno puede marcar a las personas. Un médico me dio el parte de la situación.
"¿Cómo estoy?" pregunte angustiado. El Doctor, con un tono sereno, me respondió: "al principio nos preocupamos por una posible mala praxis, pero después nos tranquilizamos". "¿Porque no fue nada?". "No, porque usted no está cubierto por la obra social, así que técnicamente no es responsabilidad nuestra. Estábamos esperando que despierte para trasladarlo a la enfermería de una escuela primaria que está acá a tres cuadras. Cuando llegue pregunte por Mary. Ella le pondrá un banquito por ahí. En lo posible trate de no levantar los brazos y respirar al mismo tiempo. Ah, y no cruce las piernas".
Ya recuperado, quise reconstruir mi vida. Era septiembre de 2008 y yo no podía seguir así. Me puse a hacer cuentas en medio de la calle para ver cuanto era lo que necesitaba para cambiar la situación. Un hombre de traje con pinta de importante me vio, tomó el papelito en el que estaba escribiendo y le dijo a otro hombre de traje que estaba a sus espaldas: "Esto es lo que necesitamos. Sangre nueva". No sé si lo decía asombrado por mis cálculos o por la herida en mi hombro que no terminaba de cicatrizar.
Ahí nomás me propuso un puesto alto en una gran compañía: Lehman Brothers.
Después de la quiebra yo fui acusado de no sé que cosa y es por eso que escribo estas palabras desde la cárcel. La verdad es que aquí no se está tan mal. Para ser sinceros aquí me siento bastante protegido... de mi mismo. El otro día me vino a visitar Cara de Totem y nos jugamos unas manos de un juego de rol. ¿Qué más se puede pedir?
9 comentarios:
Que mas se puede pedir? Y por lo menos haberle ganado una mano a Cara de Totem, supongo...
Yo que usted pediría que Cara de Totem no fuera una de esos individuos que ejerciendo su libertad en un ámbito etcétera, etcétera.
A no ser que usted fuera, o se hubiera convertido debido a las circunstancias, en una persona que contradiciendo las tendencias conservadoras y retrógradas de una sociedad, etcétera, etcétera, etcétera.
Que por supuesto, no tendría nada de malo.
Es imbatible. Como los jugadores de poker, tiene cara de piedra. Bueno, un totem en realidad no es de piedra. Es de madera. No, no cara de totem ¿no le digo que es imbatible? ¿de qué hablábamos?
Bugman, un hombre como Cara de Totem debería tener prohibido en contacto físico con cualquier ser vivo. No, no es necesario que me mande ningún video.
Una vida no carente de aventuras, y por lo visto, llena de amigos fieles. No creo que se pueda pedir mucho más.
La cárcel, para un individuo como usté, debe ser un sitio apasionante.
Un saludo.
Realmente talentoso, es cierto.
Que su novia haya elegido al Totem antes que a usted, indica que su fealdad, Ernesto, debe ser sideral, o su hedor, o ambos.Y eso explica el devenir de todo el resto de calamidades que ha sufrido, y seguirá padeciendo, porque a los feos les va mal.
A los bellos nos va de maravillas...
o no Ouchurus?
sep!! de MA-RA-VI-LLAS!!Y usted bien lo sabe.
Es como la "bubble" de Alec Baldwin en 30rock!!
El Fracaso no es mas que la puerta de entrada al aprendizaje.
En este caso al que viene precedido de un:
"Ya te voy a enseñar a vos..."
Yoni, le sorprendería las desventuras que me enteré que podía sufrir en la cárcel.
LeO, un optimista de la adversidad, podríamos decir.
Uncle Leo, sus dichos me hacen pensar que tendría alguna culpa en los acontecimientos, que no serían causados por un ensañamiento del azar sino por series causales que me involucran. Su belleza no es moral.
Ouchurus, gran capítulo. De hecho casi me hace olvidar que usted está apoyando la teoría kalogenética de su amiga Uncle Leo.
Anónimo, después de tanto aprendizaje, creo que a esta altura ya merezco el título de Doctor.
Publicar un comentario