Quién haya compartido cuarto con algún hermano o lecho con algún cónyuge podrá dar cuenta de los esbozos de intercambio verbal que se producen esporádicamente en la mitad de la noche. Todo comienza con la irrupción de un movimiento inusual, ya sea una vuelta a la cama después de una incursión por el baño o la cocina o por una patada fruto de un sueño (aunque en el caso del hermano que comparte el cuarto esto sea -cuanto menos- sospechoso)
Cuando alguna de estas actividades interrumpe el sueño, la respuesta de las distintas personas en situaciones distintas arrancados a la vigilia en distintos momentos del ciclo REM es irremediablemente la misma: "¿Qué pasa?"
Ante la pregunta pronunciada con el seño fruncido, se abren distintos tipos de respuesta:
a.) La correcta: "nada, nada". El protodurmiente, con la simple información de que la situación no lo obliga a cambiar su curso de acción, vuelve a los brazos de Morfeo (o de Jennifer Love Hewitt, depende de quién sea el que sueñe)
b.) La incorrecta: es la de quién, en un estado de somnolencia semejante al del despertado, contesta con lo que son, en el mejor de los casos, palabras inconexas: "...mmbmffghh...bicicleta de perro...mmmghchst...". Como la mayoría de las veces ambos se encuentran en piloto automático, la noche sigue su curso y por la mañana ninguno está seguro si tal hecho verdaderamente aconteció, dándole la razón a Descartes cuando postulaba que no es posible distinguir la vigilia del sueño.
c.) La extremadamente incorrecta: es la de la persona que, estando despierta, contesta como si fuese una bolilla de un examen final: "Lo que pasa es que me agarraron ganas de ir al baño, y como estaba levantado dije: 'aprovecho y tomo agua' aunque sabía que eso podía darme ganas de ir al baño más adelante. La cosa es que estaba volviendo y me acordé que había dejado la puerta del baño abierta y que con el chiflete de aire después se golpea y como la otra vez cuando fui me golpeé el dedo contra la mesa de luz traté de evitarla y entonces me tropecé y por eso caí encima tuyo..."
Aunque puede sorprenderlo, del otro lado sólo encontrará una reformulación en un tono más irritado: "¿¡Qué!?".
No es que haya sido poco claro, es que fue innecesariamente claro. Si tienen la lucidez suficiente, aténgase a la respuesta "a", ya tendrá mañana la oportunidad de contar toda su travesía.
Por eso es importante aclarar a los que podrían despertarlo, que la información que realmente está dispuesto a recibir tiene que valer más que un encuentro con Jennifer Love Hewitt. Y si eso no convence a su mujer, por lo menos evitará que le dirija la palabra.
2 comentarios:
Queremos más fotos de Jennifer (y una que no parezca sacada de la revista Hola! sino de Maxim)
Creo que ha perdido el punto mi buen amigo. Este post no se trata de Jennifer Love Hewitt sino de...de...¿de donde se pueden sacar las fotos que propone?
Igualmente, el hecho de que le haya puesto el signo de exclamación a la revista Hola! nos hace pensar que usted no puede tirar la primera piedra.
Publicar un comentario