En el mundo globalizado que nos toca transitar está muy bien vista la "multiculturalidad"; esto es, la capacidad de relacionarse con gente distinta, que tiene otra cultura de fondo. Que quiera decir ser "multicultural" es ya algo más vago. Sólo sabemos que está bien. Así, se puede considerar multicultural tanto al que domina varias lenguas y dialectos y busca comprender las costumbres internas de un país como al que de paso en un hostel le pregunta a otro como se dice "moco" en alemán o consulta si en India existe la Coca-Cola. La forma de relacionarse con personas de otros países es todo un tema. Un tema que no me interesa ahora. ¿Por qué? Porque en este "tratar con alguien culturalmente distinto" no hay que ir lejos, una misma cultura es, paradójicamente, multicultural. Como su paciencia y capacidad de atención son limitadas, iré al grano: voy a dar las pautas para tratar de relacionarse con padres. No con sus padres, no con padres de gente de 40 años, sino con padres de niños. Quizás le parezca una pelotudez supina, pero, o no se ha dado cuenta de los errores que comete o no ha sabido aprovechar las ventajas que presentan.
Artículo 1: sobre la suceptibilidad de los padres.
Cuando se enfrente con un padre standard, debe saber que sólo estará interesado en escuchar el vaso medio lleno, es decir, está dispuesto a escuchar solamente las virtudes de su hijo. Pongamos por caso que el chiquito acaba de hacer pedazos su colección de vinilos autografiados. Lo que usted escuchará de su padre es: "¿viste que fuerza tiene?". Es importante entender este principio cuando va a visitar a un recién nacido. Alguien dijo alguna vez que todos los bebés son lindos. Mentía. En general, al nacer los bebés parecen una copia a escala de Jabba the Hutt. Eso no lo excusa de dar su impresión sobre el neonato. Si este sonríe, puede decir "¡que simpático!" Si no aplica, salga por la tangente diciendo algo como: "se parece a la madre". No importa si realmente es así, ya que de cada 10 visitantes, 4 dicen que se parece a la madre, 3 al padre, 2 hacen el chiste de que se parece al lechero y 1 que se parece a Jabba the Hutt (a menos que sea el hijo de Jabba the Hutt, no recomiendo esta opción)
No obstante, esta suceptibilidad tiene sus ventajas. Como están atentos a la estima del chico, los padres dejan abierta una posibilidad de ser atacados sin que les importe o se den cuenta. Así que si alguno le cae mal o tiene algún reproche, este es el momento de sacárselo de encima. Veamos un ejemplo que clarifique lo expuesto:
Situación 1:
Juan: - Pedro, eres un imbécil.
Pedro: - ¡imbécil tu abuela! (situación de violencia)
Situación 2:
Juan: - mirá que cara de inteligente tiene el chiquitín! no se parece al imbécil de su padre.
Pedro: ja, ja. Es así.
Situación 3:
Juan: - mirá que cara de inteligente tiene el chiquitín! yo me encamé con tu madre.
Pedro: ¡¿qué?! (situación de violencia)
Pedro: ¡¿qué?! (situación de violencia)
Como podrán ver, mientras se respeten los límites que marca el sentido común, la situación puede llegar a ser auspiciosa.
Artículo 2: sobre la inteligencia de los padres.
Todo el mundo está tan atento a la evolución de los chicos que no se fijan en la severa involución que sufren los padres. Los padres están expuestos, en nombre del desarrollo infantil, a las más nocivas influencias: desde versiones de sala de espera de todos los músicos reconocidos a horas de Barney en la televisión, pasando por espectáculos para pre-adolescentes organizados por Cris Morena. ¿Que puede esperarse de la sensibilidad y la inteligencia de alguien que sufrió tal lavado cerebral? Profesionales con postgrados que no pueden quitarse de la cabeza una melodía cantada por un dinosaurio con voz de oligofrénico con sinusitis; adultos responsables que al ver "La vida de Juno" preguntan cuál es el malo o tratan de arreglar el color mientras ven "La lista de Schindler". Esto puede llegar a afectar el nivel de las conversaciones que tenga con ellos pero, por otro lado, si una discusión se pone difícil, siempre podrá salir del paso con una frase del tipo: "la amistad es buena", "jugar es divertido" o "me gusta el color verde". El asentimiento instantáneo que se producirá en su interlocutor lo hará pensar en los perros de Pavlov como los reyes de la espontaneidad.
Si usted es padre, puede darse cuenta del nivel de contaminación que ha sufrido contestando las siguientes preguntas:
1) después de finalizar la última reunión con su jefe:
a) propuso ultimar detalles en una futura reunión
b) le dijo que pondría todo en el proyecto para que funcione
c) le pidió un "a-ba-zooo"
2) la última vez que jugo al fútbol, al recibir una patada:
a) se levantó y siguió jugando
b) le dijo al infractor que su madre se dedicaba a la prostitución
c) se extraño de que nadie le consultase por qué estaba triste y cantase una canción sobre la importancia de no lesionarse
Una vez realizado este test, tendrá los resultados en aproximadamente 45 días hábiles.
Más adelante trataré de retomar el tema. No aseguro nada porque hace dos días que vengo escuchando que "por favor y gracias son palabras de poder" por parte de una caja registradora de Barney, así que quizás el próximo post sea sobre como me divierte jugar con mis amigos. Lo bueno es que -si son como lo amigos de Barney- tendré asegurada la multiculturalidad.
2 comentarios:
Gracias, gracias... de lo mejor. Jajaja... me sigo riendo como idiota....
Clarisima la exposición, pero falto que nos expliques por que nadie vino a consolarme con una canción despues de esa tremenda patada... ni siquiera vinieron al sanatorio. Los amigo comparten las alegrias y las tristezas y ....
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