lunes, 7 de julio de 2008

Apoplejía filosófica o apología del plagio


Plutarco ganó un gran reconocimiento a través de sus Vidas, que son biografías sobre griegos y romanos famosos. Al parecer, le llamaba la atención los acontecimientos sorprendentemente similares que le acontecieron a hombres célebres, y veía frente a estas coincidencias dos causas posibles, las cuales enumera al comienzo de su Vida de Sertorio: "Si la multitud de elementos es ilimitada, la fortuna tiene en la abundancia de su material un amplio proveedor de coincidencias; si, por el contrario, sólo interviene un número limitado de elementos, las mismas cosas pueden suceder muchas veces, dado que son producidas por los mismos factores".


Cuando le mostré el último escrito publicado a mi mujer, me recordó que Alejandro Dolina había escrito algo al respecto en uno de sus libros. El problema no es solo el de una coincidencia temática con un escritor, sino que yo había leído sus libros y -si bien no lo hice al escribir el relato- ahora sí recordaba haber leído algo al respecto. Pero al poco andar me dí cuenta de que la influencia de Dolina en mi relato era inconstatable. En primer lugar, porque me estoy mudando y mis libros están en cajas, lo que me impedía poder releer el cuento al que hago referencia. Segundo, porque incluso habiéndolo leído ¿como saber qué viene de mi propio fondo y qué del recuerdo de un cuento leído hace un tiempo? Es más, ¿puedo diferenciar mi propio fondo de aquello que he recibido a lo largo de mi vida? Scott Adams dedica gran parte...bueno, una parte de su libro "El futuro de Dilbert" a defenderse de las posibles acusaciones de plagio (no, no es el nombre de un romano famoso sobre el que Plutarco haya escrito) argumentando varias cosas. Lamentablemente no puedo reproducir tales argumentos porque ese libro también está embalado. Sí recuerdo que contaba de una vez que se le había ocurrido un chiste con el juego de palabras "Placebo Domingo" y que, al comentarlo, le dijeron que esa semana había salido en un diario de una pequeña ciudad el mismo juego de palabras. Decía que si existe una influencia en lo que él escribe, está es, cuanto menos, inconciente.
Si piensan que la anécdota de Scott Adams es inventada y funcional a la argumentación que expone, puedo sumar mi propia anécdota no-inventada aunque igualmente funcional a la argumentación que expongo: de vez en cuando se me ocurre alguna idea. Ahora, mis ideas no suelen circunscribirse a mi profesión o ámbito de acción, sino que van desde una idea para una bandera de la hinchada de Rosario Central hasta lemas para una ONG. En ese abanico suelen filtrarse ideas para publicidades de productos que no sé siquiera si publicitan. Hace un tiempo se me ocurrió una buenísima: una mujer sube al colectivo en pleno verano. La mujer, en remera musculosa, ve que todos los asientos están ocupados. Mira con angustia su axila, hace un amague de tomar el pasamanos pero se arrepiente. Se toma del respaldo de un asiento. El colectivo dobla violentamente, la mujer sale despedida para un costado. El colectivo dobla nuevamente, la mujer cae hacia el otro costado. En la pantalla aparece el slogan: "Porque una buena depilación es buena para la salud". Clap, clap, clap. Algunos me han dicho que sería merecedor del festival de Cannes; otros, que sería merecedor de canes, es decir, de una jauría de perros salvajes que se desquiten conmigo. La cosa es que esta misma mañana me subo al subte y veo la nueva publicidad de...no, no quiero hacer publicidad; la nueva publicidad de quienes aquí llamaremos -arbitrariamente- "los hijos de puta que están lucrando con mi idea" (HDPQELCMI) que decía algo así como: "No podés agarrarte del pasamanos con los brazos pegados al cuerpo". Es un desodorante que cuida la piel, así que estaba acompañada del dibujo de una mujer de expresión triste y axilas irritadas. Ahora, aquí el asunto toma otro color, porque no es como Leibniz y Newton descubriendo el cálculo infinitesimal sin saber uno del otro, sino como quien piensa los mismos números para la lotería, pero uno tiene el billete ganador y el otro no.


Esta simultaneidad en la creación de algo de la nada es lo que se encuentra detrás del cuento de Borges "Pierre Menard, autor del Quijote" en el cual un poeta francés escribe -no copia- varias partes del Quijote. Hay una exacta coincidencia entre el Quijote de Menard y el de Cervantes. Todavía más sugerente es el cuento de Pablo Benegas "Jorge Luis Borges, autor de Ficciones". Pero todo esto no hace más que confrontarme con mi mala fe al acusar a algunos de mis alumnos de copiarse en examenes y trabajos. ¿Por que no podría pasar que dos o más alumnos coincidiesen en las mismas palabras para una respuesta o incluso en los mismos errores? ¿por qué no podríamos recibir un trabajo y exclamar -orgullosos- "el inmaduro de la última fila, autor del trabajo de monografías.com"? Plutarco estaría de acuerdo. Aunque dicen que en sus clases se copiaban todos.

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