lunes, 2 de junio de 2008

La lingüística es un juego de niños


En mi tierna niñez asistí a un colegio de varones con más de 3000 alumnos (en el cual, como alguna vez conté, no se conseguían figuritas de Batman) Los recreos daban pie para la más amplia gama de actividades: desde los clásicos partidos de fútbol hasta algunas actividades estrella que iban variando cíclicamente: el balero recién empezado el año, las figuritas (no, las de Batman no) y todos los juegos que éstas permiten más cerca de la mitad y las bolitas primaverales para cerrar el ciclo. Pero había entre los juegos practicados uno que se destacaba por su brutalidad: el "so".

El juego: un individuo parado tocando "la base" (un árbol la mayoría de las veces); a una distancia prudente la masa de compañeros violentos espera expectante: los arriesgados delante, los gorditos detrás. Al salir del árbol, el elegido debía hacerlo gritando "soooooo..." de forma sostenida. Si el sonido se interrumpía producto de la fuerza vocal empleada o por la falta de aire, el portador del fonema sería pateado por el resto hasta regresar a la base. Pero si antes de la interrupción había logrado tocar a alguien, sería éste el poseedor de unas andaderas inflamadas.

Por supuesto, esto daba lugar a las más variadas estrategias, como la de ir volviendo a la base mientras se raciona el aire o la de posar los ojos en el anti-atleta como el león africano en la gacela...que tiene la rodilla jodida.
Lo interesante del juego es que parece haber sido inventado por un lingüista que odiaba a sus hijos, pero no tanto. Si se piensa bien, no parece arbitrario que el sonido elegido sea "so", ya que la sibilización permite que el aire no se escape tan rápido. Imagine jugar al "po" o al "no". La explosión labial o el sonido nasal le restarían preciosos segundos que pueden ser la diferencia entre poder sentarse en el banco (pupitre) cuando termine el recreo o tener que usar el sweater para tolerarlo. Oh sí, en invierno también se juega al "so".

Haga la prueba. En serio, pruebe con "to", "mo", "go", "co" u otro sonido. Sienta como se le escapa el aire. Vuelva al "so" y disfrute la suave transición de la consonante a la vocal. Se siente más valiente ¿no? ¿Como? ¿no lo hizo? No siga leyendo. Hágalo. Le doy un momento en el texto y todo.

(MOMENTO PARA PRUEBAS FONÉTICAS)

¿Ve? Aunque se ría de si mismo se da perfecta cuenta de que es así. No obstante, me he topado con una objeción no menor. Se me objeta que el sonido podría ser simplemente "oooooo..." Respondo que si así fuese no podría distinguirse de una multitud que ve como el delantero de su equipo erra un gol cantado. Imagine la cancha de River llena. Después de que el citado delantero anónimo erra el gol, se produce el sonido espontáneo: "ooooohhh..." La gente, sin identificar la hache (porque es muda) piensa que está jugando al "oo". Empiezan a patearse unos a otros. En la cancha de River no hay árboles. Reina la confusión sobre la ubicación de la base. Gente muere en medio de una escena dantesca. Seguramente mi objetor reprueba la violencia en las canchas de fútbol, pero sale con una cosa así. Increíble.

Así, donde usted ve una horda de niños semi-bárbaros, yo veo sabiduría lingüística. Quizás fuese por eso que me tocaban bastante seguido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dos comentarios breves:

1) En mi colegio no nos daba para tanto y jugábamos a la "vela" o "indios contra cowboys".

2) Nunca pensé que fueras de los gorditos de la segunda fila.

Saludos

Aq.- dijo...

Jejeje...

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