viernes, 23 de mayo de 2008

Tiempos modernos


Lo bueno de vivir una transición tecnológica es que uno puede dimensionar mejor la novedad o la complejidad de la nueva tecnología. Si bien de la frase "en mi época..." en general no se sigue nada bueno, no deja de ser verdad que alguien que tuvo su primera televisión -blanco y negro- a los 14 años ve con mayor claridad lo que significa la televisión por cable que un pre-adolescente de 14 años que ve el cable como el piso necesario para hablar de una casa civilizada. No tener cable es para él como no tener agua potable. Alguno me podrá objetar que un pre-adolescente de 14 años no entiende nada de la vida, y eso incluso explicaría por qué Cris Morena tiene tanto éxito, pero el mismo principio se puede aplicar a otras generaciones, quizás porque en todas la capacidad de asombro está demasiado aletargada.

Yo tengo una cámara de fotos. Sí, sí...digital. 4.1 megapixeles...mirá, para lo que me salió está bastante bien...no, zoom digital...es verdad, el óptico es otra cos... En fin, la cuestión es que cuando pienso en el proceso mediante el cual apretando un botón yo puedo pasar a tener un papel impreso con esa misma imagen que estaba delante mío, tengo que reconocer que me acerco bastante a los indígenas que pensaban que las cámaras de fotos robaban el alma de las personas. Por eso (porque no quiero quedar como un neanderthal entre luminarias del siglo XXIII) me permito marcar ciertos puntos de la vida que nos toca transitar que, por ser tan cotidianos, no nos mueven a la reflexión lo suficiente.

Como nombré la cámara de fotos, lo mínimo que puedo hacer es aclarar que lo que dije anteriormente no es del todo cierto. No, no, es verdad que tengo una cámara digital; lo que no es enteramente cierto es que esa imagen que capto termine efectivamente impresa en un papel. Con las cámaras de rollo, sacar una foto era una ceremonia. Solo había 36 oportunidades, así que se despertaba un profundo proceso de selección sobre aquello que realmente valía la pena inmortalizar. Con una cámara de rollo nunca encontraríamos autofotos en un omnibus ¿Por qué pagaría plata por ver recortada mi cara y la de alguien más (que no se alcanza a ver quién es) con un respaldo de asiento como fondo? No, la foto implicaba la selección del escenario, de los participantes, el cierre previo de ojos para no arruinar la foto con un parpadeo inoportuno... La "espontaneidad" es para los jeques. Actualmente tenemos 320 fotos de un fin de semana en la casa de José Oblongo, pero todas ellas están en la computadora de casa. Como se suman a las 540 fotos de la recibida de primaria de la prima de mi cuñado, la verdad es que no hay plata para imprimirlas. Es un circulo vicioso. En un futuro cercano, los albumes familiares de fotos serán sustituidos por dibujos pre-escolares de situaciones que uno recuerda confusamente. El lector fiel ya sabe cuál es la ventaja de las predicciones futuristas.

Pero si realmente queremos reflexionar sobre el suelo que estamos pisando, tenemos que decir algunas palabras sobre internet. Si llegó hasta aquí es porque tiene un cierto dominio del manejo de internet (o un sorprendente dominio sobre alguien que lo tiene) Probablemente tenga usted un cuenta de mail. No, no venga con eso de que es obvio porque conozco gente que no la tiene. Su actitud es la misma que la de un pre-adolescente de 14 años con respecto al cable...y a internet también. Pero no me enfrascaré en disputas inútiles (disputas dije, cómo está hoy) porque persigo objetivos más altos. La cuestión irreflexa me parece que es la cantidad de contraseñas que nos exige la vida moderna. Poniendo sólo el caso del mail, yo saqué mi primera cuenta en yahoo en 1998. Sí, seguro que usted ya tenía. La cuestión es que al poco andar se popularizó el messenger. Entonces se me vinieron a la cabeza dos momentos trágicos de mi vida: el primero fue cuando en 1990 compré el album de figuritas de la película de Batman (la primera, la de Michael Keaton) y -como estaba el del mundial de Italia- no conseguí nadie para cambiar figuritas en un colegio de más de 3000 alumnos. El segundo se remontaba a 1996, cuando con la impresionante Machintosh familiar no podía usar el PC futbol, popular juego de futbol para PC que todos mis compañeros -excepto yo- disfrutaban a destajo. Quién argumente aquí que la Mac tiene mejores gráficos o mejor sistema operativo tiene la empatía de Charles Manson y no merece ser padre. La cuestión es que, con esos antecedentes, me negué a quedarme atrapado en yahoo, y saqué una casilla de hotmail. Voy a obviar aquí las casillas laborales, que sin embargo suman nuevos passwords (con la diferencia que en las casillas personales he mantenido el password desde el día 1 y estos los tengo que cambiar una vez por mes. Quizás si me ofreciesen un puesto como Presidente de Coca-Cola preguntaría primero si eso implica tener una nueva dirección de mail) Hace cuestión de días decidí que quería hacer un blog ¿me servía alguna de mis direcciones existentes? Desde ya que no. Así terminé con un gmail. Si tuviese una figurita de Batman por cada nueva casilla de mail, nunca hubiese tenido aquél problema en primer lugar. A esto hay que sumarle las claves para manejar mi cuenta bancaria por internet, para poder hacer comentarios en determinados diarios on-line, para páginas de búsquedas laborales, para Facebook, para la AFIP y siguen las firmas, con lo cual parece que lo mejor que uno puede hacer es irse a vivir a las cuevas. Paradójicamente, mientras más conectados, más resguardados. Una vez pensé si no me convenía hacer un excel con todas las claves que tengo. Pero la idea de hacer un archivo único que no tiene ninguna seguridad para que tenga los accesos a todas aquellas cuestiones que requieren alguna seguridad, me hizo sentir como quién se desnuda en la cárcel para que no le roben la ropa.

No quiero que esto le traiga alguna inseguridad, después de todo -y aunque a veces lo parezca- usted no es ningún pre-adolescente de 14 años. Porque si lo que en realidad quisiera fuese provocarle alguna inseguridad, le preguntaría ¿sabe usted donde está su mail en este momento? Antes de que se burle de mí, piénselo un instante. Usted usa su mail personal para acumular toda clase de basu...cosas. Su mail es, en algún punto, una suerte de memoria. Quizás un día abra el diario y lea la noticia "Explosión en Bakersville, Georgia". Con la indiferencia que le provocan las noticias que tienen otro código postal, pasaría directamente a la parte de los chistes. Lo que usted no sabe es que en ese lugar estaba el servidor que contenía la información de su mail. Más tarde, al tipear su contraseña le aparece un cartel que dice: "La casilla de mail especificada no existe". Vuelve a tipear. "La casilla de mail especificada no existe". Lo hace una tercera vez siguendo una por una las letras para chequear que no haya error. El cartel se violenta. "No joda más. Le dije que no existe". ¿Que pasaría? "¿En qué habíamos quedado con tal tema?", "¿qué me había dicho Juan que no había que decirle al embajador japonés?", "Tenía un chiste buenísimo... pero no me lo acuerdo", "Que bien me vendría ver un paisaje alpino en power point junto con frases inspiradoras". Así, sin memoria de los últimos años y sin fotos que lo ayuden (porque se había negado a imprimirlas), usted se sumiría en la más honda de las miserias. No crea que hago esto para justificar la intervención anterior sobre el mal cósmico. No, no soy un globalizacionfóbico ni me verá tirando cosas en la próxima cumbre del G8, pero la verdad es que usted me obliga a extremar las cosas para ponerse a reflexionar. Seguro que piensa que una cosa así tiene back up ¿Está tan seguro? ¿por qué habría de preocuparse por su seguridad informática un hiper nerd de Bakerville, Georgia, por quién justamente los mails tienen passwords en primer lugar?

Por último, me referiré a las redes sociales propias de la llamada Web 2.0. No fue hace mucho cuando tomé contacto con las llamadas redes sociales. Yo quería unas fotos y mi hermana me dijo: "te las subo a Facebook". En ese momento, lo que entendí podría traducirse como: "si jamón cuadrado no lloviendo practicar árbol". Efectivamente, no entendí nada. Ahí me desayuné con la existencia de estas especie de páginas webs personales. Al ver la de mi hermano lo comprendí: era una verdadera pesadilla. La sobreexposición total. Amigos suyos de distintos lugares pugnaban por ver quién conocía mejor sus defectos. Es como encontrarse con dos amigos distintos al mismo tiempo o como esos cumpleaños en los que uno -por estar con todos- no está con nadie, pero extendido en el tiempo. Sé ve que tanto pavor no me dió porque terminé armando un blog. Incluso alguno podría argumentar que ahora agregué en mi perfil que se viese mi nombre completo. No se trata, infame lector, de un acto de confianza porque considere que hemos generado algún tipo de relación, sino que la explicación es enteramente otra. Mi nombre es casualmente el mismo que el del bajista del grupo español La Oreja de Van Gogh, lo que hace que poner mi nombre completo me de una mayor oportunidad de llegar a lectores españoles o a algún que otro distraído amante de la pintura.
Si la cuestiones aquí planteadas le han ocacionado algún recelo con respecto a internet o la tecnología, ha entendido todo mal. Ha llegado a este blog gracias a internet, y eso debería ser argumento suficiente para que agradezca el día en que un experimento militar norteamericano devino en un medio de acceso a información cuestionable, fotos (no impresas) de celebridades y powerpoints con paisajes alpinos y frases inspiradoras. Eso sí, trate de no dejar de sorprenderse; eso -como sabemos- se lo dejamos a los pre-adolescentes de 14 años.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

sumo una más: cuando dejás un trabajo y queda tu cuenta de correo con tu nombre y toooodos los mails que no querés que nadie vea porque reflejan el tiempo perdido leyendo idioteces reenviadas en cadena!!! que hacen con esas cuentas?las cierran? naaaaa...para mi los de sistemas se hacen un festín el resto del mes!!!Excelente como siempre Pablo...

Anónimo dijo...

Pablo, muy interesantes y divertidos los post!!!

Los leí del último al primero, así que ese día en la Feria del Libro voy a callar para que no me echen con más ganas que al otro muchacho...

Que bueno que hayas armado el blog porque supongo que, entre receta y receta, vas a seguir haciendo comentarios de Lewis, Chesterton y demás Sres que no se si entiendo, pero me gusta leer.

Anónimo dijo...

no entendiste nada, se estaban peleando por mi...ahora que tenés blog te creés más capo eh...cuando generes discusión hablamos

muy bueno por cierto che

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