lunes, 13 de junio de 2011

Fantasía




Sabía que al traspasar esa puerta, ya no serían más compañeros de oficina. Aunque no quisiera admitirlo, estaría exponiendo una parte de sí a la que un compañero de oficina claramente no accede. La miró por última vez antes de cruzar la puerta -ese hito visible de una frontera invisible- y le dijo: 'Vamos'.


Ella miraba para abajo, se la notaba tímida. Y él la entendía, por supuesto, él mismo abrigaba sus dudas. Pensaba en la cara de su mujer si se enteraba de lo que iba a hacer, pensaba en sus hijos. Pero necesitaba este momento, y no podía mostrarse titubeante.


'Un turno, por favor'. Al decir esas palabras, la inminencia se le vino encima; él trató de escapar racionalizando todo el asunto. 'En el fondo también es por ellos. Si estoy más contento voy a tratarlos mejor, a ser más paciente...'. Pero la excitación y la ansiedad que sentía lo delataban. No era por ellos, era por él. Además, estaba arrastrando a otra persona en su caída. Lo cierto es que, si uno va a ser egoísta, lo mejor es no pensar demasiado. Si uno quiere satisfacer deseos físicos, no hay que darle demasiado espacio a la razón.


Y así entraron a la habitación. Todo estaba en un estado de semi penumbra que expresaba bien sus deseos, que desnudaba sus planes, que reflejaba su estado interior. Enceguecido, presa de una pasión que nublaba cualquier escarceo de prudencia, se metió rápidamente entre las sábanas y -con una sonrisa en la cara- pregustó el placer por venir. Entonces la miró. Ella sabía que estaba allí para cumplir una función, pero se sorprendió por la impulsividad de los movimientos. Tomó coraje y le preguntó lo que quería preguntarle desde el momento de aquella sorpresiva proposición: 'Vos sabés que hay aparatos que podrían hacer esto ¿no?'. 'No es lo mismo' respondió él '...y, en mi estado actual, no puedo confiar en una máquina'. Dicho esto le clavó una mirada entre suplicante y admonitoria, como mostrando que no podía echarse atrás. Ella sostuvo esa mirada un rato hasta que, finalmente, asintió brevemente con la cabeza. Entonces él, no pudiendo contener su sonrisa, le dijo:



"¿Me despertás en una hora?"



Y, dándose media vuelta, se dispuso a dormir.



21 comentarios:

Martín dijo...

Si le cuento a mi señora que fui a un hotel con otra pero solo para que me despierte porque no confío en los despertadores, no solo no me creería, además me muele a goles (golpesa muy fuerte mi señora), me abandona y me hace pagarle una pensión de por vida.

En mi casa, las siestas se duermen en casa.

Su relato, Don Pablo, cobra nuevos matices en la segunda lectura. Y en la tercera. Mencantó.

Martín dijo...

Golpes, me muele a golpes.

Un gol sería que me entienda y lo permita.

Viejex dijo...

Nos toma por giles, ¿no? ¿Usted en verdad piensa que le vamos a creer esto? ¿por qué una hora si los turnos son por lo menos de dos horas? ¿qué va a hacer en la hora restante? ¿eh?

Tsk! a papá...

Anavril dijo...

Y aqui la vision femenina...

Arrrrugoooooo.

Ochurus dijo...

Bué, a mamá mona con bananas verdes?!

Usted sabe que yo leo esto no?




La próxima vez que llegue a casa le tiro las chicas encima y me voy de shopping, total...la siesta ya la durmió!!!!!


sunescándalo,sunabuso!!!!

Pablo dijo...

Shimmy, si yo le cuento que me fui a dormir una siesta a un hotel, me muele a golpes antes de llegar a la parte en que había una mujer involucrada como despertador.

Viejex, igual se imagina que si llegase a hacer algo así, convencerlo a usted sería -por lo menos- un problema secundario.

Anavril, el pantalón del traje arrugó. Por ansioso. Hay que doblarlo antes de meterse a la cama, eso lo sabe todo el mundo.

Ouchurus, me parece importante que prestemos atención al título como componente paratextual. "Fantasía" dice. O sea que no sucedió realmente. Fue imaginado -dormitando quizás- sobre mi duro escritorio. Y si mi inconciente prefirió hacerme acompañar por una voluptuosa rubia en lugar de un peludo leñador, pues es cosa suya. De mi inconciente, digo.

Y no, dormitar sobre el escritorio no cuenta como siesta. Ningún shopping.

Fernando Galindo dijo...

digamos que su inconciente mucho no se juega, o se será que su conciente no es inconciente y lo reprime por temor a los golpes.

si deja baba o ronca al dormitar sobre el escritorio o se saca los zapatos y se acuesta sobre el, ya cuenta como siesta.

saludos

Canoso dijo...

Mire, yo entiendo todo eso porque a mí me falta sueño pero estoy con el Señor Viejex: Para qué pedirle que lo despierte si el gallego de la conserjería lo va a hacer de todos modos?
Sin dudas, un egoísta que sólo piensa en él y no quiere que la chica duerma a pata ancha...
Abrazo!

Sir Lothar Mambetta dijo...

Usted es un incomprendido, profe. Yo estoy con usted. Yo sí lo comprendo de verdad. ¿Qué tiene de malo fantasear que uno duerme una inocente siesta, con una tanga de piel de atún y sobre una cama llena de crema pastelera y catálogos de sombrillas, mientras una casta rubia nos vigila disfrazada de astronauta pero sólo de las rodillas para abajo?
¿Porque se trataba de eso, no?

Un abrazo, profe.

Pablo dijo...

Hacha, ante todo, bienvenido. Le pido disculpas por no haber contestado sus comentarios anteriores, no fue por divismo sino porque blogger nunca me avisó que existiesen y recién los descubrí ayer.

Con respecto a lo que dice, totalmente cierto: mi conciente no es ningún inconciente. Nada que agregar. Ahora, si bien el criterio para distinguir la siesta me parece bastante sólido, le pido que la baba quede afuera. Si no no juego.

Carugo, los hombres sensibles de Flores vs. los refutadores de leyendas de Villa del Parque en versión virtual. Despertado por un gallego, ¡habrase visto!

Sir Lothar, una respuesta cartesiana. Se trata evidentemente de un meta-sueño. En el que lo acompañaba hasta que mezcló atún y crema pastelera. Freud decía que es un típico sueño de Edipo mal resuelto del hijo de una Sirena.

Mecha dijo...

No hay forma de que yo le crea a mi supuesto marido / novio / concubino / guatever, si me dice: "te prometo que sólo fui a dormir!!!"

No hay forma...

Si estás cansado, dejá de salir a tomar tragos con tus amigos, y jugar al fútbol, y hacer spinning (sí, hay hombres que hacen spinning... doy fé!), y acostate más temprano, tarado!!!

Siestas a mí!... sí, claro... justo!

Y ahora me calenté!

Yoni Bigud dijo...

Y sí, una siestita no se le niega a nadie.

Curiosamente, asumo que debe ser mucho más difícil convencer a una señorita para que cumpla esta fantasía suya, que para que se preste a otras más complejas y de difícil ejecución.

Muy bueno lo suyo.

Un saludo.

Dany dijo...

Buenísimo Pablo. Linda fantasía.....que creo es la idea. No creo que se consiga un despertador humano en la misma oficina entre los compañeros. Cuando se sepa, por ejemplo, en las borracheras anuales de fin de año sería terrible.
Abrazo.

Bugman dijo...

Señor Pablo, usted ha abierto las puertas a un fabuloso negocio. Los "siestelos". Ya me pongo a trabajar en eso.

Pablo dijo...

Mecha, no se ponga así. Para la salud psíquica es necesario de vez en cuando jugar al fútbol, tomarse unos tragos con amigos y hacer sp... ¿spinning? ¡¿spinning?! ¡¡¡SPINNING!!! ¡¿QUIÉN ES EL METROSEXUAL QUE HACE SPINNING?! QUÉ LO DESTIERREN DEL SEXO MASCULINO, QUE LO CORTEN EN PEDACITOS Y SE LOS TIREN A LOS PERROS, PERO A AQUELLOS PERROS JODIDOS, NO A LOS CACHORRITOS, QUE...

¿Eh? Sí, es que me falta dormir siesta.

Señor Bigud, "Una siestita no se le niega a nadie" es el slogan de mi nuevo proyecto de ley.

Y no va a creer la cantidad de gente que confunde una propuesta de siesta con la de prácticas más complejas y de difícil ejecución (a las que tampoco acceden, dicho sea de paso)

Dany, uno de mis compañeros accedió a acompañarme, pero me pidió que fuese después de que cobremos el aguinaldo y si le permitía planchar la parte del traje donde guardo la billetera.

Señor Bugman, el nombre es formidable. Excepto por la parte donde le explico a mi mujer que fui a un "sí-es-telo", no hay donde perderse.

Sir Lothar Mambetta dijo...

Lo cartes... iano no quita lo valiente.
Freud era un genio, no hay que olvidar nunca que el tipo desarrolló la técnica para curar el Edipo de un susto. Sólo falla si la madre está muy buena.

Si tiene un mensaje para Garay, en 48 horas se lo puedo transmitir.

Un abrazo, profe.

El Señor F. dijo...

Si, dale, te creemos y todo.

"no, no entendés, vieja, esa plantita me la compré porque me gusta como objeto estético, le da luz al hogar.. es que tengo el dedo verde, viste? ¿Cannaqué?"

El Señor F. dijo...

Me sumo al negocio de los siestelos.

Piensan hacer franquicias?

Pablo dijo...

Sir Lothar, lo suyo es mucho más elegante que el "cartesiano...agarramelo con la mano" que me espetaron la última vez.

(Nota mental: no decirle 'cartesianos' a los barrabravas de Lanús)

Y, cuando lo vea, dígale a Garay que hace 48 horas que estoy pensando en qué decirle y no se me ocurre (más allá de que si sigue viajando así, nunca vamos a poder hacer lo del Concierto de Bangladesh)

Señor F, si tuviésemos franquicias, joven drogón argentino, no creo que se las concedamos a usted para que terminen siendo un hostel.

Sir Lothar Mambetta dijo...

Cita Garay (ya ebrio) en mi humilde celda:

"Lo mejor que dejó Freud es la plaza que lleva su nombre en Viena en la cual me clavé varias cervezas escuchando folclore vienés."

Por ahora sólo dice eso y le cuento que se rió mucho con lo de Bangladesh.

Un abrazo de ambos.

Pablo dijo...

Sir Lothar, me pregunto si se rió con lo de Bangladesh ante o después de estar ebrio. Como para dimensionar el logro de mi comentario.

Por otro lado, las mejores producciones de Garay suelen estar acompañadas del estado descripto. Su tesis sobre el filósofo analítico Alvin Plantinga es una buena muestra.

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