Decía George Simmel que la ciudad nos hace vivir en la periferia de nosotros mismos. Que el frenético vaivén urbano nos obliga a racionalizar todo y se pierden así las relaciones profundas, que necesitan de cierto remanso, de cierta rutina y de....disculpe ¿lo estoy aburriendo? ¿qué usted vino a buscar aquí humor liviano para sobrellevar su rutina laboral? Bueno, ¿qué le dijo una impresora a otra? "¿Está hoja es tuya o es una impresión mía?". Bien ¿puedo seguir? Decía, para este buen hombre la metrópolis nos obliga a parapetarnos en las capas más exteriores de nuestra psiquis, de manera que podamos procesar el cambio constante al que nos vemos sometidos.
Hasta aquí una experiencia que podríamos ejemplificar largamente. El tema es que con el tiempo esto puede ir atrofiando nuestra capacidad de empatizar con las alegrías y desventura ajenas o -en algunos casos extremos- incluso con las propias.
Caso 1: Universidad Nacional del Tomate. 10:22 hs.
- Chicos, debo comunicarles que el curso va a ser interrumpido porque el profesor...murió.
- ¿Cómo?
- ¿Cuando?
- ¿Dónde?
- ¿Eso quiere decir que nos podemos ir?
Caso 2: Banco de plaza. 19:35 hs.
- La verdad es que en éste último tiempo he estado pensando mucho en nosotros. Siento que en este momento necesito una contensión que vos no me podés dar. No porque seas malo, sino que por tu forma de ser. No sé qué te parece...
- Sí, sí. Soy de determinada manera.
- Pero ¿entendés lo que te digo? Me parece que es un buen momento para que nos separemos, para que cada uno vea otra gente.
- Justo de acá me voy a juntar con los muchachos.
- No me está siguiendo. Me siento incomprendida, como si estuviera sola.
- Te entiendo, pero yo no les puedo caer a los muchachos con vos, me van a decir que soy un pollerudo.
- Dejá, lo que quiero decir es que no nos veamos más. Te dejo por indolente y por boludo.
- ¿Eso quiere decir que me puedo ir?
Señores, estos casos nos hacen pensar que no debemos dejar que la vida citadina nos arrebate nuestra humanidad o los retazos de ella que aún podemos salvar. Y la salida no es leer un libro de Ari Paluch. Bah, probablemente eso sea una salida para Ari Paluch, pero no para usted. Usted debe confrontarse con su yo interior y tratar de gestar algún tipo de sentimiento. Alguno. Cualquiera. Una sonrisa franca cuando otro está contento; algún disgusto sincero frente a una injusticia notoria; un mínimo de congoja frente a la situación de Justino Ormeño, a quién su mujer dejó por su mejor amigo, su perro Boby. Que se yo. Algo. No, un poquito de asco no cuenta. Probablemente eso sea su acidez estomacal.
Como no lo veo bien perfilado, le propongo algunos ejercicios para recuperar la profundidad psíquica:
a) Tomar mate en la vereda con un vecino: no me importa que usted viva en el microcentro porteño. Va a ver lo bien qué le hace. Eso sí, un poquito más atrás que ahí se lo va a llevar puesto el 128. Y no le haga caso a los transeuntes encolerizados. Todos sabemos que su madre no se dedicaba a esas cosas. Ellos insultan porque viven en la superficie, recuérdelo.
b) Echarse en el pasto a contemplar el cielo: es traer el campo a la ciudad. Si mira en línea recta, derechito hacia arriba podrá obviar la plétora de edificios y ver las mentadas nubes de las que tanto hablan. Recuéstese, le va a hacer bien. ¡Cuidado con el soret...! Nada, nada, que así está perfecto.
c) Preocuparse por el otro: todos responden que "bien" a la pregunta por cómo están. Si un amigo que pasaba le hubiese preguntado informalmente a Tupac Amarú cómo andaba mientras era tirado por los caballos, éste le hubiese respondido que bien. Indague un poco más. No obstante, evite hacerlo en términos que muestren la falta de tacto hasta el nivel del muñon comunicativo que usted ostenta ("justifique su respuesta") o trate de condicionar la respuesta ("¿seguro que bien? ¿no te jode que tus hijos no te respeten y que tu mujer se haya ido con tu perro Boby")
d) Genere cercanía con personajes del barrio: una almacenero, un frutero, un zapatero, el del kiosko de diarios, usted verá. Lo cierto es que necesita reducir la escala. Si en el supermercado usted conoce el nombre de la que lo atiende quiere decir que se la está tratando de levantar (o que sabe leer los cartelitos, pero para nuestros fines vamos a descartar esta posibilidad) pero aquí uno puede disfrutar de una relación estable que no pide demasiado tiempo ni desgaste. Ideal para un androide como usted.
Hecha la advertencia, hechas las recomendaciones y hecho el artículo, me doy por hecho.
Que lo disfruten con salú.
22 comentarios:
Mis verduleras me dejarno de saludar tan amablemente como lo hacían a diario, cuando dejé de comprarles con la frecuencia acostumbrada.
Por favor, agradeceré que nadie le haga caso al punto D con estas 2...
Por el resto, 100% de acuerdo.
Y guarda con los soretes (en el punto B y en el punto D)
Yo vivo en Bahía Blanca, que lejos está de parecerse a Buenos Aires. La cuestión es que igual la gente no sale de su burbuja. A mi me gusta como hace mi abuela Titina, que saluda a todos como si los conociera, y cuando le dicen: "buen día Señora, como está?" Ella piensa que realmente quieren saber cómo se encuentra y responde que bien y le pregunta "y usté?". Ella es una anciana hermosa, yo soy un joven adulto, y cuando respondo "muy bien y vos?" mis interlocutores me miran raro, creen que nos conocemos y no recuerdan mi cara...
A los que quieran, los esperamos por Bahía, que todavía la gente sale a tomar "un poco de fresco" a la vereda, y de paso comparten unos mates.
Lamentablemente tomar mate en la vereda no es algo que vaya a hacer, ya me entraron a robar una vez sólo por salir de casa.
Me recoste sobre la arena este último verano...cuenta?
Conozco el nombre de mi tintorero, del carnicero, de la cajera y del chico que me acompaña a casa del super con las bolsas.
Me puedo volver a mi bunker ? la realidad me estressa.
El pop up me complica.
Me revienta que me pregunten : ¿cómo va? Bien? Si no lo conozco.
3 de 4...me conformo.
Como extraño La Paloma, Uruguay. En 3 dias te conoces con todos los comerciantes. Largas tardes de asado y siesta, mate a la mañana frente al mar, atardecer en los botes...En fin, nostalgia de una vida mejor.
Odio a mis vecinos. Mi patio no tiene un solo gramo de verde. Mi mujer insiste en que está bien, que no joda más. Los comercios de la zona me identifican como el loco de los tres centavos (2,98 es 2,95, no 3).
¿Me puedo ir?
Un saludo.
La Paloma !!! de los 15 a los 21 todos los Febreros y tambien en invierno...el anochecer en la Balconada...
Perdón, me mal colgue...ya me voy...pero si acá decian que habia que empatizar..y toda la bola..ah...no?
LeO, ¿usted insinúa que en su trato tenían secretas intenciones comerciales? Me escandaliza.
Shimmy1977, yo viví un par de años en Bahía cuando tenía un par de años. Uno de mis pocos recuerdos tiene que ver con Mauro, el kiokero ciego. Debo haber sido una pèrsona de relaciones profundas en ese entonces. Después me estropeé.
Un beso a Titina.
Anavril, mientras la robaban ¿intentó entablar una charla amena? Perdió una oportunidad. Pero con los nombres que domina le alcanza para aprobar el punto d. Vaya, tiene un 6.
Anavril, "¿cómo va? ¿bien?" es la manera de preguntar cuando a uno no le interesa la respuesta. Tanto que se la ofrece al otro en la misma pregunta. Es como decir "¿cómo va? ¿no es cierto que bien y que no tenés nada para agregar sino que querés que cada uno siga con su vida? Bueno, me alegro".
Matías, a mí también me embargan esos pensamientos bucólicos. Sobre todo cuando me tomo el subte en hora pico. Lo que me preguntó es si esos pensamientos bucólicos podrían sobrevivir en la realidad bucólica o si a los 20 días me querría matar.
Yoni, usted está perdido. Pero, si le sirve de consuelo, no tanto como su mujer.
(El redondeo es a favor del cliente ¿qué es lo que cuesta entender de eso? No me haga hablar que con el chino del frente tenemos una batalla ajedrecística por los centavos)
Anavril, no se reprima, ese es el espíritu. ¿Un mate?
No estoy en nada de acuerdo con Ud., mr. Cox. Por otra parte, es evidente que no ha leído jamás mis libros. Pero, claro, eso explica porqué es Ud. un infeliz. Con cariño se lo digo. No se lo tome a mal... pero es la pura verdad. Además, ¿qué, los que no toman mate están condenados? No señor, así no va la cosa.
Creo que para sobrevivir en la escena bucolica uno debe contar con una cierta dosis de depresión cronica. Yo me jacto de poseerla.
El mundo es una mierda.
Nadie quiere compartir el mate conmigo debajo de mi amada mora.
Ari Paluch, creo que me ha malinterpretado. Conversemoslo en la vereda de mi casa en el microcentro. No sea tímido, ponga la silla un poco más adelante.
Matías, lo ¿felicito? Mi problema crónico sería la necesidad de algo dulce que me invade repentina y constantemente. No sé cómo será el cielo, pero claramente tiene un kiosko cerca.
Viejex, para orientarlo le pido que me confirme si estamos hablando de un árbol o de una mujer.
Yo empatizo, pero no me pida que comparta el mate con vecinos, no lo comparto ni con mi propia madre, por lo de pasar una bombilla salivada de boca en boca, aghhhh.Por eso no tomo mate, y no tengo herpes.(80% de la poblaciónlos tiene, fijese)
ensalivada será? mejor, mejor
me voy a empatizar al Once
Uncle Leo, si lo de la bombilla le da asco entonces le pido que todavía no se levante del pasto. No por unos 3 días más o menos.
feliz cumple sr
clap clap clap
aguante almirante braun
Muy bueno el post (me cagué de risa con lo del fenecido profesor). Pero no creo que en esto tenga que ver la ciudad en sí. "El paraíso está a un pensamiento de distancia, si tú quieres".
Saludos!
La empatía es una porquería, si me disculpa la involuntaria rima. Mire si uno va a sufrir lo que sufre el otro, digo yo en mi papel de etimologista en ojotas y medias.
Uno de encuentra con la vieja de acá la vuelta y le empieza a molestar el reuma, habla con un taxista y le duele la cintura, saluda a un futbolista y le salen moretones en las pantorrillas.
Lo bueno es que a cambio todos ellos pierden el pelo.
¡Feliz cumpleaños, creo!
Ludmila, como le dije por línea privada (o que hasta recién era privada) su participación en este día en el que contrae enlace frente a la sociedad civil me emociona hasta...bueno, mucho.
Mr. Groncho, si no tiene que ver con la ciudad entonces las responsabilidades pasan a ser individuales. Le pido que no me haga eso.
Bugman, la empatía no tiene que ver sólo con lo negativo. Desde su postura, bien podríamos pensar que si se encuentra con la muchacha del 5ºC que se siente linda le crezcan senos.
Y con buenos senos los moretones de las canillas no los va a notar.
Bugman, gracias. "Feliz cumpleaños, creo" es el saludo más original que me han hecho el día de la fecha.
¡Feliz cumpleaños, mi estimado!
Le aviso que los 30 son una edad maravillosa y además muy propicia para los replanteos. Así que medite seriamente, si decide cambiarse de vereda, yo me ofrezco para ir y hacerlo socio de Racing.
Mariano, he aceptado como natural que en algunos aspectos pueda comenzar un declive. Pero no creo que yo deba declivar intencionalmente.
Me pregunto que habrá meditado usted a sus 30 para seguir de Racing.
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