miércoles, 29 de diciembre de 2010

Abalanzándose sobre el año


Antes que diga nada, ya sé, ya sé. 'Avalanzarse' va con 'v'. Pero lo que quiero hacer aquí es hacer un balance del año. Por eso nos vamos a abalanzar sobre él. Ya sé, no me diga nada, uno no debería hacer chistes que lo dejen mal parado a menos que los explique, lo que por otro lado le quita todo el chiste. No me diga nada, ya sé que estoy abundando demasiado en una explicación. En resumen, como norma general, no diga nada.

Recordar el año con un poco de perspectiva no por repetitivo deja de ser un ejercicio necesario. Creo que era Bauman quién decía que nuestro tiempo se asemeja a patinar sobre hielo muy delgado: hay que moverse muy rápidamente porque si uno se detiene se rompe el suelo sobre el que está parado. Pero no hay manera de engrosar ese hielo a menos que uno se detenga. No, es una metáfora, ¡no se deteng...! ¿ALGUIEN PUEDE AYUDAR AL SEÑOR QUE SE CAYÓ AL AGUA? Decía, si no hacemos pequeños balances los hechos nos pasan por al lado sin dejar huella, sin que podamos digerirlos, sin que nos ayuden a ser más sabios.

Por eso intentaremos hacer un furtivo recorrido por aspectos positivos y negativos de este año:


Aspecto positivo: por sus implicancias históricas, fue un año donde afloraron nuestros hondos sentimientos de pertenencia a la Patria.

Aspecto negativo: todo se fue al garete cuando Alemania nos clavó 4 goles.
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Aspecto positivo: el mundo entero se emocionó al ver emerger 33 hombres desde el fondo de una mina.

Aspecto negativo: el mundo entero ve emerger una envidia terrible cuando ve a estos muchachos ir gratis a partidos de la Premier League o la Liga Española, a las playas griegas, a Disney, a...

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Aspecto positivo: la película argentina "El secreto de sus ojos" ganó un premio Oscar, mostrando que en el país hay gente que puede hacer cosas buenas con contenido.

Aspecto negativo: se editó la revista Hola! Argentina mostrando... bueno, a Juanita Viale en la tapa.

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Aspecto positivo: Marcelo Tinelli se dio cuenta de que su programa degradaba intelectualmente a los argentinos y prometió renovar los contenidos para el año que viene de tal manera que no haya 30 programas reproduciendo peleas infantiles.

Aspecto negativo: lo que dije en el aspecto positivo es una expresión de deseo mía.

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Aspecto positivo: gracias a la fidelidad de un público que fue capaz de soportar una campaña de propaganda que envidiaría Stalin, con el blog colectivo Men in Blog llegamos a la final del concurso de la página española Bitácoras.com

Aspecto negativo: el jurado que elegía los ganadores no era parte de ese público fiel.

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Aspecto positivo: volvieron los Kes bun.

Aspecto negativo: volvieron los perejiles de Gran Hermano.

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Aspecto positivo: Independiente ganó la Copa Sudamericana.

Aspecto negativo: Independiente ganó la Copa Sudamericana (para la gente que no es de Independiente, claro está)

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Aspecto positivo: gracias a una filtracióna través de Wikileaks, nos enteramos de los chimentos sobre los grandes líderes políticos mundiales.

Aspecto negativo: nos enteramos que los chimentos sobre los grandes líderes políticos mundiales son iguales a los chimentos sobre el verdulero y su cuñada.

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Aspecto positivo: los lectores pueden agregar parte de su balance anual.

Aspecto negativo: todavía no salí de vacaciones así que probablemente les conteste.


Que lo disfruten con champagne.

lunes, 20 de diciembre de 2010

No me pidan que cabecée (parte II)


Que nos ayudan a elaborar cosas; que la vida es uno; que son imposibles de distinguir de la vigilia; que son hermanos de la muerte; que están regidos por el principio del placer y no por el de realidad; que serán ellos mismos pero que aquí se hacen realidad; que se alcanzan si uno los desea con suficiente fuerza...

Muchas cosas se dicen sobre los sueños. Pero lo que ni Freud, ni Descartes, ni los griegos, ni Berugo Carámbula ni los cantautores romanticones nos dicen es cómo lidiar con ellos cuando nos acechan en momentos no destinados para la actividad onírica. Cuando irrumpen, arrogantes, en medio de nuestra jornada; sin preguntar si el momento es apropiado; sin importarles que nos estén mirando o incluso dirigiendo la palabra. Y nosotros peleamos, a brazo partido, por conservar los párpados plegados sobre nuestros globos oculares, luchamos por no poner los ojos en blanco; por no sucumbir ante un ciclo REM que no hemos invocado; por no babearnos. Condenados a la derrota, vencidos antes de presentar batalla, vamos deformando nuestra mejilla contra la palma que intenta sostenerla.

Señores, este artículo es una reparación histórica. Hace ya mucho tiempo volqué en este blog mis elucubraciones al respecto. Y prometí una segunda entrega que tardó más en llegar que Volver al Futuro II. Bueno, no tanto, pero bastante. Y en este caso no tiene un nivel similar a la anterior. En ese sentido, esto sería más como Volver al Futuro III, Sí, la del Viejo Oeste (o del Viejo Este, como lo llaman los japoneses)

La cosa es que me gustaría bajar de la teoría a la práctica. Por eso, y simplemente para colorear lo ya sostenido, mostraré cómo (me) afecta el sueño en la rutina diaria cuando he dormido menos de 8 horas (que, desde hace 3 años y medio, eso implica los últimos 3 años y medio).

Caso 1: llegando al Nirvana en el laburo (o "¿te sentís bien, flaco?")

Mi rutina laboral se divide entre momentos de dictado de clases y otros de oficina. Estos últimos se desarrollan en una suerte de cubículo de paredes bajas conectado a otra serie de cubículos de paredes bajas. O sea, nos vemos todos.

Me encontraba yo en un momento de estudio y después...bueno, recuerdo que miraba fijamente un libro cuando el libro dejo de tener sentido. Las oraciones se sucedían sin que significasen nada, reproduciéndose en mi cabeza de la misma manera que lo hace el sonido de la heladera, que uno no percibe hasta que se corta. Poco después, las letras mismas dejaron de serlo para transformarse en extraños signos más propios de la piedra Rosetta que de una fotocopia de $6,50. Eso es lo último que recuerdo. Hasta que, después de vagar quién sabe por donde, mi alma volvió a mi cuerpo sacudiéndolo como quién se despierta luego de haber soñado que se caía. O quizás así haya sido. Lo cierto es que en todo momento yo estuve en la misma posición. Sentado y con la cabeza mirando hacia abajo.

Rato después hablaba con una profesora sobre otra cosa y me preguntó: "¿te sentís bien? No, porque te ví medio...cansado" (se ve que decir "dormido" le debe haber parecido muy fuerte). "No, estoy bien, sólo meditaba unas ideas".

Ideas que meditaba en esos momentos:

- ¿Como es posible que esté jugando a los tazos, si estoy en 1720?

- Si nado hasta Ushuaia, no paso por ningún supermercado.

- ¿Qué diablos hace aquí Graciela Borges, de nuevo?


Caso 2: los apuntes (o "¿qué quería poner cuando puse lo que puse o cuando no puse lo que debería haber puesto para que se entienda qué quería poner?")

Parte de la culpa de mi estado de constante ensoñamiento la tienen los dos años de cursada de una maestría. Terminada la cursada, repaso los apuntes en busca de pistas para trabajos que debo presentar. Las pistas son inequívocas: viví en un estado de constante ensoñamiento.

Si las líneas sismográficas que reemplazan a mi letra en determinados momentos no fuese suficiente indicio, los infinitos baches argumentales de mis apuntes son justificados eventualmente por autonotas del tipo "aquí me quedé dormido", "y aquí", "y aquí también", "definitivamente no fue una buena noche" o "¿por qué no me despertaron cuando terminó la clase?".


Lo que es importante que retenga es que he sobrevivido a esta protonarcolepsia y que eso nunca se ha interpuesto en la finalización de una actividad. Más bien todo lo contrario: me ha obligado a finalizarlas.


Ahora les dejo algo para que puedan disfrutar con sa...



jueves, 9 de diciembre de 2010

Física, metafísica y educación física


Para un observador neutral se trató simplemente de un hecho físico. O varios. Estaba en reposo cuando -súbitamente- empezó a moverse a gran velocidad. Todavía confundida, al girar sobre sí logró descubrir la causa agente que le permitía ahora moverse a más de 80 kilómetros por hora. Mientras la inercia hacía su trabajo, calculó que su trayectoria debía estar en un ángulo de 25°. "Pensar que con 20° o con 30° el destino sería totalmente otro". Y sonrió pensando que el equívoco de la palabra "destino" no hacía mella en su afirmación. Pero no alcanzó a pensar mucho más porque se topó con un obstáculo, obstáculo suave al principio pero a la postre inquebrantable. Entonces -como guiada por la conciencia de quién ha alcanzado su fin- se dejó caer, entregándose a la aceleración de 9,8 metros sobre segundos cuadrados hacia el centro de la tierra; hacia el movimiento que la devolvería al reposo absoluto.



Hasta aquí, un hecho físico. O varios.




Pero existe aquí también un hecho que bien podríamos clasificar como metafísico.









¡SOMOS CAMPEONES OTRA VEZ, CARAJO!




Que lo disfruten...como yo.

martes, 7 de diciembre de 2010

Ludópata


En general, en los relatos en primera persona que uno hace, nunca queda mal parado. Con las ventajas que da la narración omnisapiente, uno puede justificar su accionar merced de la referencia a una necesidad profundísima, un recuerdo nefasto o un odio suficientemente visceral; siempre hay un interés ulterior que explica, cuando no la invitación a compartir la detallada mecánica del razonamiento que me llevó a hacer X, pensar Y o a sacarle a W todos sus Z.

Pero no será este el caso. Ya en ocasiones anteriores he tratado el tema de la mirada sobre uno mismo, y también he ventilado algunas acciones de las que no estoy particularmente orgulloso. Incluso he llegado a publicar fotos mías sumamente comprometedoras que nunca debieron ver la luz. Pero siempre hubo un freno de mano, un intento de justificación, una búsqueda de comprensión. Hoy no busco nada de eso. Hoy presentaré un aspecto que sólo da lugar al juicio negativo. Bueno, ahí va...

Hola, soy Pablo, y en lo que respecta a los juegos, soy extremadamente competitivo.


(Insertar aquí el "Hooolaaaaa Paablooo")


Es así. Siempre me han gustado los juegos. Y me parece una parte constitutiva de ellos que se esté jugando por algo. Plata, fósforos, porotos o el mero reconocimiento del triunfo. Algo.

Plaza. Circa 1983.

Niño inocente: -¿querés que juguemos a los camiones?

Pablo: - Dale, juguemos a ver quién llega primero hasta aquél árb...¡YA! (sale corriendo hacia el árbol)


Actitudes similares recorren mi historia. Este amor por la competencia me parece común al sexo masculino. ¿No me cree? Agarre 4 amigos de toda la vida, cuya inquebrantable amistad sea un ejemplo para el resto de los mortales. Ahora siéntelos en una mesa y póngalos a jugar al TEG. A la hora y media tendrá acusaciones mutuas de homosexualidad por hacer pactos para atacar a uno, pseudo-declaraciones de amor a las hermanas del resto y bailes de la victoria para acrecentar la humillación del que no pudo conquistar Vancouver, que tenía sólo 3 fichas, a pesar de atacar con 15 fichas azules. No digo que no haya mujeres infectadas con este virus, sólo digo que estadísticamente no son tantas. O por lo menos no son todas.

Es más, este mismo instinto lúdico es el que hace que una persona sea fanático de algún equipo en cualquier deporte. Es tomar parte a los solos fines de hacer propio un logro ajeno y enrostrárselo a alguien que debe ahora hacer propia una derrota ajena. Y creo que es más esto que el fervor patriótico lo que me lleva a alentar a la selección argentina de canicas.

Pero lo que hace especial mi caso es la baja tolerancia a la frustración que acompaña al instinto y que se plasma, entre otras cosas, en la severidad frente a las pretensiones de violar las reglas establecidas. Paradigmático fue el caso de aquél Trivial Persuit del 2006 en el que una prima mía le soplaba la respuesta a otra ¡estando en diferentes equipos! ¡¿De qué creen que se trata esto?! !¿creen que venimos a divertirnos, acaso?! ¿Ah, sí? ¿y los puntos no importan? Caramba. Hay de todo en la viña del Señor.

Lo cierto es que no soporto los anarquistas lúdicos. Aquellos que sienten que "es más divertido" si cambiamos completamente las reglas a mitad del río, o si las flexibilizamos para atender una situación que nos da pena o nos conviene más. Como Hugo en aquél fin de semana de póquer del 2002.

Con otros 4 amigos, a lo largo de todo un fin de semana jugamos póquer por porotos. Para el domingo, yo ya era el rey de los porotos. Era Poroto Cubero. Mi ventaja era ya irremontable para el resto de los perded...de mis amigos. Hasta que Hugo enunció aquellas fatídicas palabras que todavía no le perdono: "Última vuelta. Jugamos todo". ¿Eh? ¿donde está la lógica? ¿donde la racionalidad?


Yo les diré donde está la lógica; dónde la racionalidad. En aquél árb...¡YA!



jueves, 2 de diciembre de 2010

Breves e inconexas IV


Las filiaciones evidentemente son importantes. No podemos escapar a ser hijos de quienes somos y eso nos determinaría en la vida. Así, si se hace algo de mala fe, la culpa no parece ser de uno sino que tendría que ver con actividades prostibularias de nuestra madre. En Córdoba, si uno gasta más de lo que tiene, la explicación no es que uno no sabe controlar sus gastos, sino que en realidad es más plausible que haya un impulso genético que viene de ser descendiente de un importante empresario local: "¿Qué sos? ¿hijo de Minetti?". Incluso turbas enteras de fanáticos de un equipo de fútbol, si comprueban inductivamente que suelen vencer a un contrario, lo atribuyen al respeto hacia los padres que se prodiga en algunas culturas: "¡Hijos nuestros! ¡hijos nuestros!". Pues bien, yo he logrado descifrar esa paternidad que me determina: soy un hijo del rigor.

Noviembre fue un mes movido. Lejos de una disminución de la carga laboral que estuviese más acorde con el clima veraniego, correcciones, preparación de trabajos y finales se agolparon como moscas a la miel. ¿Qué digo moscas? cómo osos a la miel. O sea, lo mismo pero mucho más grande y pesado. Y el primero que sufrió por ese trajín fue este blog. Bah, el primero fui yo, pero ahí nomás pegadito está el blog. Ahora, resulta que en Men in Blog tengo deadlines. Y esto redundó en que en la última semana escribiese no uno sino dos artículos. ¿Cómo se explica? Tres palabras: hijo (1) del (2) rigor (3).

Pero lo cierto es que no me gusta descuidar este espacio. Y sinceramente ya no me banco más la cara de Arturo Puig apenas abro la página, por lo que decidí escribir...bueno, esto.

1) No me gusta hablar sobre lo que se ha hablado demasiado, por la saturación que genera, pero la referencia me parece casi inevitable. Todo este asunto de Wikileaks y sus consecuencias, en realidad me parece en realidad terriblemente fácil de entender a través de un ejemplo.

Cena familiar en lo de Mangiaterra. 20:44 hs.

Sobrino nerd: - no saben, encontré abierto el mail del tío Raúl y me imprimí los mails que le mandó a la tía Patty. En uno dice que la tía Edna es una gorda insoportable, en otro que los hijos de Carlos y Pepa son unos "pendejos insoportables", que hablar con el tío Heriberto es más aburrido que chupar un clavo y que la tía Gaby es... mamá ¿qué significa ser más puta que las gallinas?

Lo único que tienen que hacer para entenderlo es cambiar "tío Raúl" por "tío Sam". O sea, se trata de algo que todos saben pero es incómodo que se sepa que se sabe.

Y el sobrino nerd se va a comer un soplamocos del tío Raúl que ni les cuento.

2) Si estuviésemos hablando de cine y nos preguntásemos ¿cuál es la película que más te ha gustado? Quizás alguno hablaría de Citizen Kane, por la revolución que significó; otro de Casablanca, por la inmortal historia de amor; un tercero acotaría que no se puede dejar afuera Lo que el viento se llevó; alguno diría que le cuesta definirse entre una de las de Woody Allen y otro elogiará la obra de Fellini. Pero cuando me miren a mí, les diré que se trata de una trilogía que considero inseparable. "¿Bleu, Blanc y Rouge de Krzysztof Kieslowski?" se apuraría en preguntar uno de mis interlocutores. "No" le respondería yo lacónicamente, porque me molesta que me interrumpan. "La pistola desnuda".


Gracias por tanto, Leslie Nielsen.

3) Ya es tarde. El año pasado también lo pensó, y se le volvió a ir. "¿Y si compro los regalos de Navidad fuera de temporada para que después no me salgan más caros y no tenga que lidiar con otros 44.000.000 de compradores?". Pero no. El año tiene sus necesidades y va a terminar en 'la noche de los shoppings' peleándose con una señora por una prenda de ropa o con una chica de 13 años por un ejemplar de Harry Potter.

Es paradójico que el momento del año en el que uno se desea paz venga precedido justamente por los momentos más artificialmente estresantes de él. El deseo de paz parece ser una ceremonia de clausura del raid por los regalos. Volvamos a las fuentes, no sólo por el sentido trascendente que originalmente tiene esta fiesta, sino por las innegables ventajas prácticas que presenta.

A mis seres cercanos, espero que les guste el dibujo que les hice para este año. Es una Benegas original.

4) Existe la idea de que si a uno le gusta una canción, nada mejor que ponerla como ringtone. Error. En primer lugar, porque si a uno le gusta lo que quiere es escucharla, y no interrumpirla para atender a alguien. Segundo, porque probablemente sea la manera de pasar a odiarla. Y, tercero, porque las introducciones suelen hacer que ni siquiera llegue a empezar. Por ejemplo, a mi me gusta el tema "Hells Bells" de AC/DC. Ahora, les aseguro que no terminan de sonar las campanas del principio que el que llama ya cortó.

¿Quiere mejorar la efectividad de sus comunicaciones? Ponga de ringtone el "Mbop" de los Hanson.


Bien, es lo que hay por ahora, pero por lo menos hemos vuelto. Y lo hice porque me debo a mi público.

Ah, no. He vuelto porque le debo a mi público. Tome, aquí está lo de este semestre. ¡¿Qué?! ¿tanto por los comentarios? No fueron gran cosa, cerremos en un 10% menos. Y aquí no se paga aguinaldo.


Lo que faltaba, que me dejen sin plata para los regalos. Bueno, para el papel para hacer los dibujos.


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