La historia y la literatura nos regalan los más variados ejemplos de lo que se suele denominar "encuentro de dos mundos". Si bien paradigmáticamente se usa esta expresión para denominar la llegada de los españoles a América, también se podría usar para relatar el encuentro de las Alemanias capitalista y comunista cuando cayó el muro; Romeo y Julieta son dos mundos en un sentido como el profesor Higgins y la Eliza Doolitle de Pigmalión lo son en otro. Pero ninguno de todos estos encuentros cala tan hondo en el sentido de la frase "encuentro de dos mundos" como el encuentro fortuito de una persona común y corriente con alguien famoso. Las sensaciones, expectativas y pasiones que se desatan en ambos extremos difieren de tal manera que se podría esperar la implosión del mundo. Gracias a Dios, al universo parecen nefregarle estos encuentros.
Vamos a tratar de sacar a la luz las asimetrías que encierra esta situación para guiar el actuar de famosos y acosadores de famosos por igual.
Las expectativas:
Cuando un ciudadano ve a un famoso, siente que tiene 15 segundos para mostrarle su admiración. Admiración que considera especial, lejos de la molestia lisa y llana que provoca el vulgo. Pongamos por caso que se trate de un actor. El acosador tratará de mostrarle que lo sigue desde sus primeras series, esperando que el famoso le diga algo como: "No puedo creer que hayas sido tan fiel ¿no querés venir a mi mansión y que seamos amigos?". ¿Es eso lo esperable, señores? Yo sé que ustedes entienden de estas cosas y saben que el famoso, apenas detecta una sonrisa de reconocimiento, sólo piensa: "que no me hable, que no me hable..."
El conocimiento:
En este punto, la situación no puede ser más desigual. Piénselo: de un lado tenemos a alguien que sabe no sólo el nombre del otro, sino también su apodo, su conformación familiar, su historia sentimental reciente y remota y hasta algunos datos que no conoce de sus propios amigos, pero sí del famoso en cuestión (color preferido, lugar donde pasaría las vacaciones, etc...) Del otro lado tenemos a alguien que no sólo no conoce el nombre del hombre que le hable incesantemente, sino que podría saludarlo dos veces seguidas sin darse cuenta. ¿Que se puede esperar de esta colisión de intereses? ¿como reaccionaría uno si alguien le espeta toda la propia vida en la cara? ¿qué se contesta? "Es así, es así...", "sí, mi madre era medio cabrona...", "no, todavía preferimos esperar un año más para tener hijos...", "sí, creo que gano mejor que el resto del elenco..."
Aquí quiero aportar mi valiente testimonio:
Calle Soler, Palermo. 13:15 hs.
(Estoy esperando para cruzar la calle frente a la puerta de mi casa, cuando veo que se baja de un auto José Chucho Acasuso. Yo sabía que venía llegando después de perder en primera rueda de Roland Garrós. Recordaba como meses antes le había dado un gran triunfo al equipo argentino de Copa Davis. Sabía que estaba de novio con una modelo que ahora veo a escasos metros. El Chucho acomoda su valija en la vereda, cuando va a sacar la manija levanta la mirada y se encuentra con que lo estoy mirando fijamente)
Chucho Acasuso: -¿que tal?
Pablo (visiblemente emocionado): -¡GRANDE CHUCHO!
Este patético episodio puede dar una idea de lo vergonzosa que puede ser la inconsciencia respecto de las asimetrías aquí planteadas. No, no tiene que ver con hablar con Acasuso en vez de con la modelo. Concentrese, hombre. Es bueno saberlo porque hay 3 formas de zanjar este desbarajuste:
a) El famoso, con gesto adusto, sigue con su vida. Resultado: "No sabés, en la vida real es re-antipático".
b) El famoso sonríe ante el halago y sigue con su vida. Resultado: "No sabés, en la vida real es re-falso".
c) el famoso no sólo sonríe, sino que se queda hablando mientras festeja las ocurrencias de su admirador. Resultado: "No sabés, anoche soñé que me hacía amigo de George Clooney".
Porque ¿qué espera realmente la gente de un famoso cuando se lo encuentra? ¿Inside information del terreno en el que se desempeña?: "Te conozco hace 20 segundos, pero quiero que sepas que Ricardo Darín tiene un pésimo humor". Es por esta extraña suposición que en las conversaciones entre gente ignota, la referencia a una relación tangencial con un famoso puede hacer ganar unos puntos, como si uno hubiese accedido a un iluminado.
Oficina. Alrededor de la máquina de café. 15:41 hs.
Persona ignota 1: Que buen mundial hicieron los Pumas ¿no?
Benegas: Sí. Yo conozco a los primos de 2 de ellos.
Uno podría preguntarse si no se está incurriendo en la falacia ad verecundiam o simplemente preguntar ¿qué carajo tiene que ver?, pero no estoy seguro de que valga la pena. Por eso, para darle peso a este escrito frente a gente común como ustedes (no, vos no Chucho, vos sos un groso), voy a terminar dando mi currículum de personas conocidas con las que tuve o tengo relación. si quiere comentar, haga lo mismo, de manera que sepa cuanta importancia le tengo que dar a su opinión.
Celebrities con las que tengo relación directa:
- el hijo de un importante cantautor folclórico.
- la sobrina de un famoso locutor de radio.
- el subcampeón chileno de paddle de 1994.
- un finalista de un reality show musical.
- la novia de un hijo de un ex-ministro.
- el sobrino de un ex-presidente.
- un notero de programa de entretenimientos.
- a un conocido de Facundo Arana.
- al primo de un Puma.
- al primo de un Puma (no, no, de otro)
Sé que dejé la vara muy alta pero no se desanime, puede decir que me conoce a mí y está ahí nomás de conocer a toda esta gente.
Sin más, sólo me queda decir...¡GRANDE CHUCHO!