Desde el momento en que abrí la puerta del departamento, todo era más que sospechoso: la televisión prendida, la heladera vacía, el olor a milanesa quemada, tiras de papel higiénico adornando el living, pequeños focos de fuego distribuidos por aquí y por allá...
De repente, mi hija más grande pasó corriendo semidesnuda mientras gritaba "Vive la resistence" (lo que me provocó un innegable orgullo, ya que una chiquita de 4 años hablando en francés es algo que no se ve en todas partes. En Francia, ponele, y en algún que otro lugar). En eso, veo a mi hija menor venir caminando con los pómulos pintados. Me agacho, la tomo de los brazos y le pregunto: "¿Qué está pasando? ¿donde está mamá?". "¿Mamá? -me dice sonriendo- ...computora".
"¿En la computadora? ¿hace cuanto? ¿qué está haciendo? No me digan que empezó la nueva temporada de Glee". En eso siento una mano en mi hombro. "No, Papá. Mamá... -tomó aire para soltarlo resignadamente- ...mamá tiene un blog".
Flashback. Estamos de novios. Me muestra algunas cosas que había escrito. Le digo que me gustan mucho. Pasa el tiempo. Nos escribimos un par de cartas. Le repito que me gusta como escribe. Ahora estamos en la sección comentarios de un post de Carugo. Un par de personas le dicen que les gusta como escribe.
Tiempo presente. Un nuevo foco incendiario demasiado cercano me quita de mi sopor. ¿Será verdad? Ella efectivamente está en la computadora. Me acerco con temor.
- ¿Querida? ¿estás bien?
- Sí, ¿por?
- Es que la heladera...
- ¿Qué le pasó? Espero que nada porque justo vos trajiste todas las compras del mes. Porque te acordaste de hacer las compras ¿no? Mirá que la heladera estaba vacía...
- ¿Eh? Esteee....sí, sí. Eso, se rompió. Pero el problema es que no sólo eso, sino que además las chicas están descontroladas, la casa es un desorden y...
- ¿Y?
- ...y tengo hambre -agregué haciendo puchero.
- Quiero que sepas que tus problemas... -sonrió enigmáticamente- ...bueno, ahora están en mi cabeza.